Puerto Padre, el Desembarco de Colón. Portus Patris

 

Indice 

Puerto Padre, el Desembarco de Colón (Fragmentos con muchas citas de los libros de la serie Portus Patris)

Puerto Padre, el Desembarco de Colón, es la continuación de la tesis Portus Patris, la investigación se ha desarrollado durante varias décadas y en la actualidad cifra alrededor de 1000 cuartillas. En este artículo queremos reproducir las ideas básicas recogidas en las publicaciones sobre el tema.

Sobre el desembarco de Colón por Puerto Padre, salieron a la luz dos libros de la serie Portus Patris. 

 

Para que se comprenda mejor este artículo queremos exponer brevemente la derrota de Colón durante los primeros días en Cuba.

Colón arribó a un río y puerto que llamó San Salvador, sobre el que destaca su amplitud y profundidad. Para algunos autores este primer sitio de recalada es Bariay mientras en los libros Portus Patris se aboga por la bahía de Puerto Padre.

Al día siguiente el Almirante abandona San Salvador y anotó sobre dos puntas, una al NO y otra al Este del sitio de desembarco. La flota se dirige al poniente y al navegar una legua los nautas avistan un río de boca más estrecha que fue denominado Río de la Luna (Jururú para los defensores de Bariay y Malgueta para la tesis de Portus Patris).

Esa tarde arriban a otro río “muy más grande” nombrado Río de Mares. Los investigadores que abogan por Bariay piensan que Gibara es Mares, mientras en Portus Patris se afirma que dicho accidente geográfico es la bahía de Manatí.

Colón realizó una exploración al NO de Río de Mares, como se observará en el texto que sigue, los defensores de Bariay tienen diversas opiniones sobre este recorrido, en Portus Patris se afirma que las naves llegaron hasta Nuevitas y Punta Maternillos.

Finalmente, cuando el marino genovés abandona Río de Mares definitivamente, navega al oriente hasta un cabo que Colón llamó Cabo de Cuba, Punta Lucrecia. En su trayecto hasta Lucrecia lo más notorio fue otro río nombrado Río del Sol, nuevamente los defensores de Bariay difieren en sus opiniones mientras en Portus Patris se alega que dicho Río del Sol es la bahía de Gibara.

A continuación exponemos muchos de los puntos cardinales que se manejaron en estas dos publicaciones.

Portus Patris, el desembarco de Colón. 1994

Comenzaremos con los alegatos del libro el editado en 1994: Portus Patris, el desembarco de Colón. Los entrecomillados se toman de este libro aunque se realizan algunas acotaciones con el objetivo de abreviar el presente texto.

Sobre Bariay y Gibara

“Elemento esencial de incongruencia en la hipótesis de Bariay es la denominación de río y puerto con la que se refiere Colón al sitio donde desembarca. ¿Por qué el Almirante piensa haber arribado a un gran río?”

“Para entender la postura de Colón debemos asumir, como única forma de dilucidar esta interrogante, que el lugar donde fondeó debe poseer la apariencia de un gran río; apariencia que no muestra la pequeña Bahía de Bariay.”

 “La seriación de la información del Diario, cuando la enfocamos a los aspectos del lenguaje empleado por Colón, revela que todas las bahías visitadas y exploradas con detenimiento por el Almirante fueron nominadas “puerto”, así ocurrió en Baracoa, la Mole de San Nicolás, la Bahía de los Mosquitos, entre otras, bautizadas como Puerto Santo, Puerto de San Nicolao y el Puerto de la Concepción, respectivamente, y nunca se les llamó río…”

Por ejemplo: Baracoa fue llamada siempre Puerto (11 veces), nunca Río.

La Mole de San Nicolás y la Bahía de los Mosquitos fueron nombradas en 13 ocasiones Puerto y en ninguna ocasión Río.

Sin embargo San Salvador fue llamado Puerto en una ocasión y 4 veces Río. Y Río de Mares fue calificado Río en 12 ocasiones y 5 veces Puerto.

“Podemos añadir que la denominación compuesto “río y puerto” aparece aplicada 2 veces tanto a San Salvador como a Río de Mares.”

“Lo importante en este análisis es dilucidar por qué el Almirante emplea el vocablo río para referirse a San Salvador y Río de Mares, explicación que no puede brindar los defensores de Bariay y Gibara. Es evidente que la palabra puerto pudo Colón aplicarla a cualquier bahía del tramo de estudio, y por lo tanto no es determinante para establecer el lugar del desembarco, pero un río es un accidente geográfico con características muy propias y únicamente la configuración de algunas bahías de la costa Nororiental del país (las llamadas de cuello de botella o gollete) pudieron llevar al Almirante a calificarlas de este modo.”

Bariay es una pequeña bahía, de apenas 2 kilómetros de la boca al fondo y de cerca de un kilómetro de anchura, por lo que cuando se arriba a ella puede abarcarse totalmente con la vista y descartarse la idea de que sea un gran río, cuando además, dentro de ella desemboca un verdadero cauce de agua dulce.

“En segundo lugar, es un hecho extremadamente dudoso que alguien describa el entorno de esta bahía como “muy llano”, en la forma que lo hizo el Almirante en río de San Salvador. En Bariay se observan notables elevaciones en todas direcciones que son señaladas por los derroteros marinos para la costa de Gibara hacia el Este.”

“Es altamente revelador que la mayoría de los defensores de Bariay pasan por alto este aspecto, probablemente por no encontrarle una confirmación satisfactoria, y destacan que el paisaje es eminentemente montañoso, en franca contradicción con la letra del Diario”.

“Únicamente J. Van Der Gucht y S. M. Parajón, dos de los defensores de Bariay, trataron de justificar este inconveniente cuando alegaron que en las inmediaciones del puerto la tierra es llana; mas para un marino como Colón, que señalaba los aspectos determinantes de los parajes a que arribó, este elemento no poseía significación relevante y lo esencial hubiera sido las elevaciones que rodean la bahía, sin olvidar que en la ribera Oeste de ella destaca, muy pegado al mar, Cayo Bariay, elevación de 28 metros de altitud que no hubiera pasado por alto el Almirante, pues desde su altura se denominan los alrededores y resultaba un sitio estratégico para edificar una fortaleza, como regularmente suscribía Colón en los lugares que visitaba”.

“Siguiendo la derrota colombina por Las Bahamas y Cuba, podemos percatarnos de que los únicos sitios calificados por el Almirante como muy llanos, fueron las islas de Las Bahamas, que no presentan montañas, con un relieve bien diferente al de Bariay”.

“Aspecto débil en la consideración sobre Bariay es que esta bahía resulta muy baja y presenta bancos en su interior, señalados ya en las cartas náuticas levantadas por el almirantazgo inglés el siglo pasado. Esta pequeña bahía nunca ha sido considerada como un buen puerto por los peligros mencionados, lo que se contrapone a la descripción del Diario cuando se afirma que el río de San Salvador no poseía bajos ni inconvenientes para la navegación y era muy hondo y limpio hasta tierra”.

Las cartas náuticas señalan alrededor de 14 metros en la entrada de Bariay mientras Colón anotó 12 brazas, que son aproximadamente 20 metros.

“La apariencia de la Bahía de Gibara no es la de un gran río, tal y como expresó el Almirante para Río de Mares, sitio donde pernoctó Colón casi medio mes y resultó explorado detalladamente”.

“Uno de los aspectos con mayor poder discriminatorio en la indagación lo constituye la gran laguna de mar que señaló Colón en la entrada de Río de Mares. Puede verificarse mediante una carta náutica de la Bahía de Gibara la total ausencia de algún accidente geográfico que pueda satisfacer lo anotado en el Diario”.

“Gibara jamás habría sido calificado por el Almirante como el mejor puerto del mundo, como lo hizo en Río de Mares, pues no ofrece abrigo contra las brisas y los Nortes y la marejada penetra bien adentro de ella, así lo reconocieron J. Van der Gucht y S. M. Parajón. El Dr. Antonio Núñez Jiménez afirma que cuando hay mal tiempo las embarcaciones abandonan el puerto y se mantienen mar afuera o buscan refugio en la Bahía de Vita”.

“En el seno de la Bahía de Gibara las profundidades difieren notablemente con la recogida en el Diario para el interior de Río de Mares. Por ejemplo, el Dr. Antonio Núñez Jiménez señala que en el interior de esta bahía los sondeos llegan hasta los 2 ó 3 metros y Colón registró fondos de 5 brazas, 8 metros”.

“Es conocido que como señas fundamentales para Río de Mares el Almirante apuntó dos elevaciones redondeadas, las cuales no serían adecuadas para referirse a Gibara, pues lo más lógico, en este sitio, consistiría en describir las múltiples montañas que rodean la bahía y en caso de destacar alguna, sin dudas, sería escogida la famosa Silla de Gibara, este último elemento totalmente ausente del relato colombino”.

“Es notorio que al leer los trabajos de los defensores de Bariay y Gibara, cada autor opina de forma diferente al identificar a las dos elevaciones redondeadas descritas en el Diario, esta confusión entre los diferentes investigadores demuestra la inconsistencia de la Bahía de Gibara al aplicar la cita colombina”.

“Desde Gibara no se puede navegar con rumbo Noroeste, como lo hicieron los navíos al partir de Río de Mares, pues la costa occidental de esta bahía se extiende por varios kilómetros con rumbo Nortenoroeste, lo que impide a cualquier embarcación realizar la travesía planteada en el Diario. Un piloto que abandone este puerto debe poner rumbo Norte hasta franquear Punta Rasa”.

“Resulta harto improbable que los visitantes del Viejo Mundo necesitaran ascender dos leguas por uno de los ríos de Gibara para aprovisionarse de agua dulce, cuando todos los días llovía, según declara la crónica. En nuestro periplo de navegación pudimos comprobar que el agua de la Bahía de Gibara es turbia debido al efecto de sus ríos, aun con la menor pluviosidad actual. Estamos francamente convencidos que en Gibara Colón se habría abastecido de agua dulce cerca de la desembocadura de los ríos con sólo esperar el vaciante de marea, momento en el que se vierten poderosos flujos del preciado líquido en el seno de esta bahía”.

“Al abandonar definitivamente Río de Mares, el 12 de noviembre de 1492, Colón relata haber encontrado otro río, el mayor hasta ese momento y que nominó el Río del Sol”.

“Si se observan las bahías al Este de Bariay: Vita, Naranjo y Samá, puede verificarse a golpe de vista que son en alto grado de menor anchura que Gibara y Bariay, esto viola el presupuesto según el cual el Río del Sol era el de mayor tamaño, aspecto francamente negativo para la hipótesis Bariay – Gibara”.

“Los defensores de Bariay se encuentran con serias dificultades cuando intentan explicar las distancias a los puntos por ellos identificados en sus estudios y por lo tanto, como solución, proponen que el navegante empleó en tierra otros significados diferentes para la legua y la milla a los usualmente utilizados por la marinería de la época, leguas y millas terrestres que Colón nunca mencionó y de las cuales no se poseen referencias históricas. Es nuestra firme convicción que un marino como Colón nunca usaría diferentes unidades de medida sin hacer aclaraciones pertinentes y mucho menos en un documento como el Diario de Navegación para rendir cuentas a sus majestades”.

Sin embargo, aun con las leguas terrestres que emplean los defensores de Bariay muchas de las distancias no pueden explicarse satisfactoriamente, por ejemplo: entre   Bariay y Jururú, hay apenas un kilómetro, longitud mucho menor que la legua señalada en el Diario.

Sobre Puerto Padre y Manatí

“Las bahías de Puerto Padre y Manatí presentan canales de entrada relativamente largos y estrechos, a semejanza de los ríos europeos, lo cual justifica la confusión de Colón al tomarlas como tales su sorpresa cuando refiere que al agua de aquellos ríos era salada en la boca”.

“La tierra muy llana es el elemento de mayor jerarquía cuando se organizan las proposiciones básicas del modelo teórico que se propone pues, además de ser el primer señalamiento de Colón en cuanto al relieve en San Salvador, posee un alto grado discriminatorio al permitir desestimar todas las bahías que se localizan al Este de Puerto Padre: Gibara, Jururú, Bariay, Vita, Naranjo y Samá; lugares donde no alberga cabida la anotación colombina: son paisajes eminentemente montañosos; y sí se corresponde con el entorno de la Bahía de Puerto Padre, tierra notablemente llana”.

“Sobre las elevaciones que señaló Colón el primer día en Cuba podemos afirmar, coincidiendo con el Derrotero de las costas de Cuba, que desde alta mar son perfectamente visibles las alturas del grupo de Maniabón, de las regiones de Gibara y San Andrés, en la provincia Holguín, las cuales se muestran aisladas o en pequeños grupos, como describió el Almirante”.

Colón también alegó que además de las montañas la otra tierra era alta a la manera de Sicilia.

“Al Sur de la llanura costera que circunda a la Bahía de Puerto Padre y en la provincia Las Tunas, destaca una amplia zona de terreno elevado, con alturas y ondulaciones, que se corresponde con la tierra alta a la manera de Sicilia”.

“Una de las elevaciones de la región de Gibara que se observa desde Puerto Padre presenta una prominencia redondeada semejante a “una hermosa mezquita”, como divisó Colón en San Salvador”.

“Las profundidades encontradas por los navegantes hispanos en San Salvador y Río de Mares poseen plena confirmación en Puerto Padre y Manatí, según puede apreciarse en los sondeos que muestran las cartas náuticas de estas bahías”.

“A Manatí, nuestro Río de Mares, es a la única bahía que el Derrotero de las costas de Cuba le señala, a manera de cotas de referencia, dos elevaciones redondeadas: el Cerro de Dumañuecos y la Loma del Tabaco”.

“El canal de la Bahía de Manatí se amplía en su boca y forma un gran lago marino, muy hondo y con una magnifica playa en su ribera oriental, coincidiendo con el Río de Mares descrito por el Almirante”.

“Dentro de la Bahía de Manatí y a la distancia de dos leguas de las empleadas por el Almirante (12 kilómetros) encontramos la desembocadura del río Naranjo, lugar donde los marinos pudieron saciar sus necesidades de agua dulce. Es revelador que en las cercanías de este sitio se localiza el Estero de Colón”.

“El rumbo Noroeste es el adecuado al navegar a partir de la Bahía de Manatí hacia el occidente de país, derrota tomada por las naves capitaneadas por Colón hace 500 años de Río de Mares”.

“La Bahía de Gibara presenta una entrada de mayor amplitud si la comparamos con las otras bahías del tramo de costa en estudio, y desde lejos su boca puede ser confundida con la desembocadura de un gran río, por lo tanto es perfectamente admisible que sea el sitio bautizado como el río del Sol por el Almirante. Esta idea la confirman otros datos, por ejemplo: Colón resaltó que la costa era mayormente habitada en las cercanías del Río del Sol, y, efectivamente, los mayores asentamientos aborígenes de esta zona se localizan en los alrededores de la Bahía de Gibara”.

“Los hallazgos arqueológicos en las bahías de Puerto Padre y Manatí, coinciden con las descripciones del Diario en los dos primeros sitios visitados por los navegantes españoles”.

“Referido a las distancias a partir de Puerto Padre, con motivos de primer orden se revela el hecho, en principio muy favorable a nuestra tesis, de que estas mediciones pueden ser explicadas de forma satisfactorias con las leguas mediterráneas, sin tener que acudir a las leguas terrestres”.

Consideraciones finales

“Estas líneas constituyen un resumen de una investigación extendida por espacio superior a las 300 cuartillas, obra en la cual se muestran muchos otros argumentos que conducen, mediante la suma de razonamientos válidos, a la convicción de que Puerto Padre resultó el primer punto tocado por Colón en Cuba”.

“Este libro, inédito, es el resultado de siete años de búsquedas, de una detallada revisión bibliográfica, periplos de navegación por la costa Nororiental del país, exploraciones arqueológicas y descubrimientos de nuevos sitios aborígenes, empleo de los medios de cómputo, métodos estadísticos y diversos formatos de indagación. (Una síntesis del mismo lo constituye Portus Patris. La llegada de Colón a Cuba, publicado en 1992 por la editorial Sanlope)”.

“Hoy, el Portus Patris de los primeros mapas de la colonia, el misterio de su nombre, se ofrece a la curiosidad y a la indagación, y la ciudad asentada junto a aquel océano que abrióse en visión primigenia de nuestra Isla al Almirante, aguarda virgínea, por nuevos encuentros”.

Portus Patris, la llegada de Colón a Cuba. 1992

De la obra publicada en 1992 se añaden todos los párrafos entrecomillados, pero también se agregaron algunas notas con el objetivo fundamental de eliminar las referencias bibliográficas que aparecen en el libro.

Características náuticas de San Salvador

“La primera noticia que se aporta desde el primer párrafo del relato del día 28, es el haber entrado en “un río muy hermoso y sin peligros de bajos ni otros inconvenientes”. La mayoría de los investigadores del tema colombino, independientemente de haberse pronunciado a favor de un puerto u otro, han coincidido, sin embargo, en reconocer que las naves de Colón encontraron fondeadero en la desembocadura de algún río o un accidente costero comparable al curso de un río”

A Río de San Salvador se le señalan tres características: Tener la boca bien ancha, profundidades de cerca de 20 metros y no haber en él peligros y bajos para la navegación.

“En todo el tramo colombino, considerado como la porción costera comprendida entre Puerto Padre y Samá, no existe ningún río que pueda asumir alguna de las tres responsabilidades fundamentales antes mencionadas. Además, todos los ríos y arroyos de esta región desembocan en bahías. A partir de esta circunstancia es preciso entonces colegir que Colón confunde determinado tipo de accidente costero con el curso de un río”.

“Si limitamos las candidaturas a los puntos de Bariay y Puerto Padre, encontramos que Puerto Padre tiene todos los elementos a su favor por las razones siguientes:”

Tiene un canal de entrada de cerca de 3 kilómetros de largo con un ancho aproximado a los 300 metros, semejante a un gran río. Sus profundidades alcanzan los 20 metros (12 brazas, como señaló Colón).

“Bariay, en cambio, no posee canal alguno que semeje con su trayecto el curso de un río y tiene una estructura totalmente diferente. La distancia de la boca al fondo es de cerca de dos kilómetro, entonces, en nuestra opinión, Colón nunca hubiera confundido una bahía como esta con un río”.

“Tal como se colige de los códigos semánticos empleados por Colón, de haber arribado a Bariay, el Almirante la hubiera clasificado como puerto y no como río, pues así procede cuando llega a sitios de características estructurales muy parecidas a las de Bariay, como son Baracoa, a la que nombró Puerto Santo, la Mole de San Nicolás en Haití, que nombró Puerto de San Nicolás, la Bahía de los Mosquitos, su Puerto de la Concepción, etc. Ninguna de estas bahías posee canal de entrada con características similares a las bahías de Puerto Padre y Manatí y ninguna fue llamada “río”, fueron nombradas “puerto”.

“Otra de las exigencias que son condicionales ineludibles para la ubicación de San Salvador es la cuestión de las profundidades. Colón apunta que al sondear en la boca encuentra 12 brazas, que son cerca de 20 metros”.

Sin embargo en Bariay se acotan fondos de cerca de 13,8 metros.

“Nos llama la atención que en cartas náuticas actuales, y aún del siglo pasado, se reportan profundidades que no llegan a este valor, esto es reconocido por otros investigadores, entre los que se encuentran defensores de Bariay que, en un intento por salvar esta disyuntiva, consideran que el fenómeno de sedimentación podría explicar una diferencia sensible entre las profundidades colombinas y las reales en esta bahía. Pero esta valoración obliga a considerar que en los últimos 500 años se ha producido una acumulación de varios metros de sedimentos, lo cual es poco probable…”

Elementos arqueológicos

Colón mencionó dos casas que creyó de pescadores donde hallo redes, cordeles y anzuelos, entre otros aparejos de pescar.

A partir de 1986 se realizaron en la región de la bahía puertopadrense varios descubrimientos arqueológicos.

Entre ellos Socucho 1 presenta características coincidentes con el relato colombino: presenta un área de unos 40 metros y allí se han encontrado objetos de concha y piedra como gubias, martillos, puntas de caracoles, percutores de guijarros, etc. pero no aparecen  restos de vasijas de cerámica lo que permiten clasificarlo como un sitio de pescadores-recolectores de tercera magnitud.

“Por todo lo anteriormente expuesto, este es el sitio de las costas de Puerto Padre con más elementos coincidentes con los datos de Colón. En la época de su existencia la visualización podía realizarse desde el mismo momento de aproximación a la entrada de la bahía y pudo llamar la atención del Almirante, hasta el punto de aproximarse en el bote y descender a tierra, operación fácilmente realizable pues el sitio se enclava en el borde de una pequeñita ensenada, de aguas bajas y tranquilas, donde se inicia el largo y caudaloso cañón de la bahía”.

El relieve de San Salvador

Colón señala en San Salvador, en primer lugar, que la tierra era muy llana, y luego añade que también existían montañas aisladas y altas, así como un terreno alto semejante a Sicilia. Y al día siguiente, ya en Río de Mares agrega que esas elevaciones eran hermosas y altas, como la Peña de los Enamorados y que una de ellas se parecía a una mezquita por presentar encima un montecillo.

“El primer dato determinativo para el relieve de San Salvador es la condición de ser la tierra muy llana (en el curso de este capítulo se hará énfasis y detallará sobre el significado de esta frase). Podemos aceptar como resultado evidente que la descripción del accidente de la mezquita, por el lugar que ocupa en el sistema de datos, debe ser tomado como dato secundario, subordinado al primer motivo narrativo, que es la categoría de “tierra muy llana”, dada superlativamente a la tierra de San Salvador. Si estudiamos el entorno geográfico en las inmediaciones de la bahía de Bariay, resulta significativo que alguien califique de “tierra muy llana” a una región que, sobre todas las cosas, se destaca por presentar un panorama eminentemente montañoso. Es nuestra opinión que una frase así, en superlativo, y expresada en primer término: mucho antes de referirse a las elevaciones, queda fuera de lugar en la descripción del relieve que se vislumbra al arribar por primera vez a un puerto con las características de Bariay”.

“Pero, ¿es posible que un navegante como Colón, que en todo momento está trazando y describiendo una derrota tenga un uso práctico para futuros navegantes, califique como “muy llana” una región que se encuentra rodeada de innumerables montañas relativamente cercanas, e incluso si presenta al Oeste de la bahía una elevación conocida como Cayo Bariay, de 28 metros de altura?”

“Investigadores del Departamento de Arqueología de Holguín han descubierto un nuevo sitio aborigen en la punta del Gato, en el borde suroccidental de la bahía, cerca de Cayo Bariay, y lo asocian con el lugar de las dos casas de pescadores a que hace mención el Almirante. Sin embargo, al hacer esta aseveración no están considerando que Colón habría hecho referencia de una elevación como Cayo Bariay, pues es una prominencia muy apropiada, por su ubicación, para la construcción de una fortaleza”.

“Podemos recordar que los otros lugares en donde el Almirante señaló que la tierra era llana se localizan, fundamentalmente, durante su recorrido por las Bahamas, pues en Cuba únicamente describió así la reconocida isleta de Cayo Moa. Las primeras islas descubiertas en las Bahamas: Watling, Rum y Long, que no presentan montañas, sino elevaciones de pocos metros de altura, fueron calificadas como llanas, acorde con el panorama que manifiestan; pero cuando arriba a la Isla Crokeed, no la describe de esta manera, sino que plantea que era más alta que las anteriores pues poseía algún “altillo” que la embellecía. Cuando escribe sobre otros puertos, donde la característica fundamental del paisaje resultan las elevaciones, a pesar de poseer alguna que otra región costera relativamente llana en las inmediaciones de las bahías, nunca planteó que la tierra era “llana”, siempre el paisaje fue descrito en función de sus montañas”

“¿Se ajusta la descripción a lo que se puede apreciar cuando nos acercamos y penetramos desde el mar en la bahía de Puerto Padre?”

 “La primera cita: “tierra muy llana”, es la característica fundamental del paisaje en la región de Puerto Padre”.

“En un radio de más de 10 Km no se observa ninguna elevación de relativa importancia, pues solo al Sur de la bahía, por ser de poca altitud y hallarse situada a tanta distancia, puede apenas divisarse la Loma de Puerto Padre a manera de un terreno elevado. Esta zona se enclava en la denominada Llanura del  de Camagüey-Maniabón”.

La anotación que sigue: “la isla es llena de montañas muy hermosas, no muy grandes en longura salvo altas”; también posee una explicación lógica.

Desde las afueras de la bahía de Puerto Padre pueden observarse perfectamente las elevaciones de la región de Gibara, así como otras de tierra adentro en las cercanías de la ciudad de Holguín y de San Andrés. Estos cerros se muestran aislados. Si quedaran dudas al respecto el Derrotero de las Costas de Cuba en su edición de 1976 destaca estas “montañas”.

“Teniendo en cuenta lo expuesto anteriormente, analicemos con detenimiento la cita referida al Diario: “la isla es llena de montañas muy hermosas”.

“Ante todo hay que destacar que el Almirante se refería a “la isla” y no específicamente al entorno inmediato a San Salvador. Esta cita posee un contenido similar al que expresan unas líneas anteriores donde se escribió: “…llena de muy buenos puertos y rios hondos”. Se estaba hablando de la Isla, llena de montañas y de ríos y, en realidad, el Almirante, hasta ese momento, había podido apreciar un solo río: el que nombró San Salvador, y varias elevaciones que cubren un amplio entorno del horizonte en Puerto Padre”.

“¿Cómo saber entonces que “la isla es llena de montañas muy hermosas”, o “llena de muy buenos puertos y rios hondos”? Se puede comprender esta situación teniendo en cuenta que debe existir cierta conjunción entre lo que Colón había podido constatar desde el mar y la información proporcionada por los aborígenes traídos de Las Bahamas. Solo la interpretación de las comunicaciones realizadas con los aborígenes pudo haber completado la idea de que en la “isla” existían varios ríos hondos y otros grupos montañosos, similares a las elevaciones del grupo de Maniabón, probablemente observadas al acercarse a las costas cubanas en la tarde del 27 de octubre. También hay que tener en cuenta que, en la mañana del desembarco, cuando se aproximaba desde mar afuera, pudo distinguir las elevaciones que destacan al Sur de la llanura costera de la bahía de Puerto Padre…”

“El Almirante describió estas elevaciones como “no muy grandes en longura”, pues desde el mar se muestran aisladas o en pequeños grupos. También continuó diciendo que eran altas, lo que explica teniendo en cuenta que, como se encuentran alejadas, se les puede suponer elevadas. Además, debemos tener presente que Colón pensaba haber arribado a Cypango (Japón) o al continente asiático, descritos por las leyendas y libros como lugares de altas montañas”.

“Otro factor interesante es que durante todo el recorrido anterior por Las Bahamas, donde se visitaron varias islas, el paisaje había carecido de montañas, lo que contrasta con la primera ojeada en Cuba, donde encuentra por primera vez algunas elevaciones de relativa importancia. Tampoco debemos olvidar que, durante todo su primer viaje, el Almirante “exageró” la altura de las elevaciones que encontraba; así lo vemos cuando al divisar las elevaciones del grupo de la Sierra Cristal, manifiesta que eran las montañas más altas por él vistas; en Sagua de Tánamo, califica los cayos interiores de esta bahía como altos: “con puntas como diamantes que parecen que se elevan hasta el cielo”, el más alto de esta bahía, Cayo Alto, alcanza solo 44 metros. Durante su recorrido por La Española exagera la altura de algunas elevaciones al plantear que eran más altas que la montaña de Tenerife y,  en realidad, esta última elevación de las Canarias supera en mucho a las primeras”.

Análisis de la mezquita de Colón

Sobre la montaña parecida a una mezquita se pueden realizar algunos considerandos.

“Cuando se repasan los trabajos realizados con anterioridad, encontramos que este ha sido uno de los puntos más discutidos, pues cada autor ha querido ver en la bahía que defiende como río de San Salvador alguna elevación que responda a esta descripción”.

“Pensamos que a este dato se le ha atribuido demasiada importancia cuando solo es uno de los tantos requerimientos que debe satisfacer el sitio que sea aclamado como el primer puerto de Colón en Cuba. Así vemos que la gran mayoría de los estudiosos se han preocupado en primer lugar por encontrar “la mezquita de Colón” y han relegado a un segundo plano muchas otras cuestiones de tanta o mayor importancia. Incluso en múltiples ocasiones han dejado varios y reveladores aspectos sin analizar”.

“Esto también ha ocurrido con los defensores de Bariay que, sin llevar a cabo un análisis exhaustivo de toda la información útil del Diario, proclaman como probada la hipótesis que defienden porque desde esta bahía puede observarse una elevación que se ajusta muy bien a lo descrito por el Almirante y, sin embargo, como ni las distancias, rumbos, profundidades, etc., consignadas en el Diario, se corresponde con la realidad en las inmediaciones de la Bahía de Bariay, se han visto en la necesidad de proponer la existencia de una lengua “terrestre”, una amplia declinación magnética al Noroeste y otros elementes poco convincentes, dejando en el vacío aspectos de mucha importancia”.

“Una exploración detallada de las bahías situadas en esta región y un cuidadoso análisis del Diario de Navegación nos llevan a considerar que la existencia de alguna elevación que pueda satisfacer la descripción del Almirante no es exclusiva del puerto de Bariay, sino que es característica de casi todas las bahías de la costa  oriental. El propio Núñez Jiménez señala que la Teta de Bariay se observa perfectamente desde las bahías de Jururú, Vita y Naranjo. A esto podemos agregar, como se explicó anteriormente, que la Teta de Bariay no es la única elevación, de todas las que se divisan desde esta bahía, que presente un promontorio en su cúspide y pueda ser identificada con dicha “mezquita”, pues otras elevaciones vistas desde allí pueden asumir estos requerimientos. Entonces ¿cómo asumir que la Teta de Bariay es el punto primordial para distinguir el sitio primigenio de desembarco? ¿Por qué no tomar a alguna de estas otras bahías, por ejemplo Jururú o Vita, como el río de San Salvador, si desde ellas también puede verse esta elevación?...”

“Analizando otros lugares vemos que para la bahía de Gibara también encontraríamos algunas elevaciones que, miradas desde ciertos ángulos, puede satisfacer este requerimiento. La propia Silla de Gibara presenta sobre sus bordes oriental y occidental dos prominencias que le dan la forma peculiar a la que debe su nombre; muy bien su promontorio oriental, que resulta de mayor magnitud, podría resultar la “cúpula de la mezquita de Colón”. Otros autores han planteado que el Cerro Colorado también responde a esta descripción”.

“Al estudiar la bahía de Manatí, se comprueba que desde el mar es visible la Loma Dumañuecos, la cual posee una silueta especial por presentar en su parte más elevada un saliente que se puede observar a varios kilómetros y si bien desde la entrada de la bahía aparenta una forma cónica, cuando se navega hacia el occidente y se cambia el ángulo visual, se presenta de una manera que puede explicar las líneas anotadas en el Diario”.

Además, desde Puerto Padre, cuando se navega entre Cayo Guincho y Punta Covarrubias puede observarse una elevación con una prominencia encima semejante a una mezquita.

Salida de San Salvador hasta Río de Mares

Cuando Colón abandona San Salvador observa dos puntas, una al NO y otra al Este, estos salientes pueden observarse tanto a la salida de Puerto Padre, como de Bariay, aunque desde la bahía tunera es posible explicar mejor las distancias y los rumbos.

Además, el Diario refiere que aproximadamente a una legua de San Salvador se encontraba otra entrada de menor amplitud que Colón denominó Río de la Luna.

“El río de la Luna es también un foco controversial importante pues el Diario apunta que se localiza a una legua al Oeste de San San Salvador. Los defensores de Bariay, lógicamente, deben tomar a Jururú como su río de la Luna, pero tenemos el inconveniente que afecta más seriamente a esta elección y es la distancia que la separa de Bariay: de apenas un kilómetro. Teniendo en cuenta este y algún otro dato parecido, todos los defensores de Bariay, desde Parajón y Van der Gucht, han intentado resolver este problema con un ingenioso artilugio; según estas opiniones, Colón debió haber empleado en sus anotaciones de distancias dos significados deferentes para la magnitud de la legua; cuando navegaba en alta mar usaba la legua náutica tradicional de cuatro millas itálicas, pero (según ellos) cuando navegaba cerca de las costas empleaba, lo que han dado a llamar una legua terrestre, que sería mucho más corta, la mitad del valor de la legua marina…Tal legua terrestre nunca existió…ningún otro marino empleó una unidad semejante, por lo tanto tendríamos que aceptar que Colón había inventado tal tipo de legua para ser empleada  en la derrota de su primer viaje a América; evento en extremo dudoso este, que se hacen mucho más crítico cuando señalamos que en algunos pasajes del Diario, independiente de la ubicación del primer y segundo puertos, Colón mide distancia terrestre con leguas de cuatro millas. Otra circunstancia agravante es que, incluso aceptando la legua terrestre, tal y como la concibe Antonio Núñez Jiménez de una magnitud de 2,22 kilómetros, al aplicarla a la distancia entre Jururú y Bariay (1 km) la diferencia es prácticamente el doble; un error muy apreciable, y mucho más censurable si consideramos que, por ser una distancia pequeña, la medición del Almirante no debió distar tanto de la realidad”.

“Al navegar desde  Puerto Padre una distancia muy cercana a una legua “Marina” en la dirección indicada por Colón, puede observarse perfectamente la entrada de la bahía de Malagueta, que aparenta ser más estrecha que la boca de la de Puerto Padre, así se logra una correspondencia más armoniosa con lo señalado por el Almirante para su río de la Luna”.

“Un detalle que completa los sucesos del día 29, además de los anteriores de las puntas observadas al salir de San Salvador y la localización del río de la Luna, es el factor tiempo, entendido como una magnitud que nos permite validar los sucesos en la derrota hasta el arribo a Mares. Morison, que al igual que otros, plantea sus consideraciones a partir de la premisa de la ubicación de Bariay como San Salvador, supone que las naves debieron salir del primer puerto al mediodía, puesto que la distancia que Bariay y Gibara es muy corta, apenas 12 km, y este trayecto sería recorrido por los navíos, aún con viento débil, en un intervalo de tiempo mucho menor  que el que separa esa mañana de hora de vísperas. Pero en realidad no existen motivos para suponer que se partiera tan tarde pues: primero, la costumbre de Colón era abandonar los puertos en los cuales había pernoctado, durante las primeras horas de la mañana; ello se cumple para el trayecto de las Bahamas y en muchos otros casos del recorrido por Cuba. Segundo, podemos tener en cuenta que en San Salvador ya no había nada por “descubrir”, solo dos casuchas abandonadas por sus moradores al acercarse los expedicionarios, y él mismo señaló que tenía apuro por llegar a alguna “gran ciudad” que creyó que podría encontrar al occidente, guiado por las señas de los aborígenes. Además, en el caso de que los marinos hubieran permanecido en San Salvador hasta pasada la mañana debió recogerse en el Diario el motivo y la actividad que requirió tal demora el día 29”.

“La distancia de Puerto Padre a Manatí es de unos 30 km. Es una distancia razonable para ser navegada en el tiempo comprendido entre las primeras horas de la mañana y horas de vísperas, a media tarde, suponiendo un viento normal. En el Diario no hay ninguna observación sobre el viento ese día, lo que obliga a pensar que era lo suficientemente bueno como para emprender la travesía. En caso de alteraciones en el estado del viento, ya sea en calma, o de relativamente alta intensidad, Colón siempre lo consigna, como se puede notar en numerosos pasajes del trayecto”.

Río de Mares

“Río de Mares fue el segundo lugar visitado por Colón en la isla y sobre el quedaron plasmados una gran cantidad de consideraciones y observaciones que permiten su exacta identificación pues no existe otra bahía en Cuba que pueda satisfacer las anotaciones del Diario con tal alto grado de coincidencia como ocurre con Manatí (afirmación que podrá verificarse como la lectura de este acápite). Evidentemente, el hecho de que esta bahía resulte el río de Mares de Colón es un elemento que se revierte con una gran fuerza en apoyo a la idea de que Puerto Padre es San Salvador”.

Características náuticas

“La primera circunstancia jerárquica por antonomasia para río de Mares, al igual que para San Salvador es la categoría de río conferida a este segundo punto de desembarco de la flota”.

“Es evidente que, además de parecerle un gran río, Mares debe  cumplir la condición  de ser “muy mas grande” que San Salvador y que el río de Luna. Ofrece, también, clara noticia de las profundidades que encuentran las sondas tanto en la boca del río como en el interior de su curso. Dice que en la boca encuentra 8 brazas, que son cerca de 13,20 metros, y dentro 5 brazas, que serían 8,25 metros”.

“Si tratamos de hacer corresponder estos datos con la realidad de Gibara, inmediatamente encontraremos  insalvables contradicciones. En primer término, por su forma y su tamaño, esta bahía no puede confundirse con un gran río; Gibara es una rada en forma de escudilla, muy parecida a la bahía de Baracoa, pero de mayor tamaño, y recordemos que Baracoa fue bautizado con el nombre de Puerto Santo. Si comparamos a esta bahía con Bariay notaremos que es de mayores proporciones, pero no lo suficiente para que, en nuestra opinión, alguien la califique de “muy más grande”. Las profundidades señaladas por Colón para río de Mares tampoco pueden encontrarse en ella, por ejemplo, según el propio Núñez Jiménez, en el interior de la bahía de Gibara hay profundidades de apenas 2 y 3 metros. Como sabemos, Colón señaló 8 metros para su segundo fondeadero en nuestro país”.

“Manatí, en cambio, es  una bahía de bolsa con entrada de cuello de botella, conforma un canal de cerca de 6 kilómetros de largo, con una anchura promedio del orden de los 800 metros, o sea, con todas las apariencias de un gran río y que, por sus dimensiones, es casi tres veces más ancho que el canal de la bahía de Puerto Padre. También en la actualidad conserva profundidades comparables con las encontradas por Colón en río de Mares, las cartas náuticas señalan para su boca y en la región anterior del canal sondeos de hasta 16 metros y por lo tanto los 13 metros en la boca y los 8 dentro del río de Mares pueden encontrarse cómodamente en este sitio”.

Colón también destaca que el agua de los ríos era salada en la boca.

“Colón muestra asombro, pues si no fuera así no hubiera destacado la particularidad de que ríos tan grandes no vertieran agua dulce (con los pequeños ríos de Bariay y Gibara no habría motivos para mostrar esta sorpresa). Ninguna otra bahía que no tengo los requisitos geográficos tomados como los cursos los de los grandes ríos europeos podría llevar a semejante estado de asombro, y eso solo es posible en las formaciones de las bahías del tipo de las de Puerto Padre, Malagueta y Manatí que, además, satisfacen el modelo expuesto por Colón en cuanto a dimensiones y profundidades de una manera asombrosa”.

“Otro factor controversial que aporta  la localización de río de Mares está relacionado con su propio nombre…”

Parajón y Van der Gucht sugieren que Colón llamó a Gibara río de Mares porque esta bahía es abierta a Norte y NE, y allí, durante todo el año penetra la marejada, donde los barcos sienten siempre el embate de las olas.

Sin embargo Colón acotó que la mar en Río de Mares debía ser mansa, como el río de Sevilla, y apta para para criar perlas.

“Es evidente que esta descripción no se adapta a las realidades de Gibara, pero en Manatí coincide plenamente pues las aguas del canal son tranquilas: solo afectadas por los cambios de marea y sus corrientes. Allí nunca se levanta el oleaje y solo las brisas del Noroeste, frecuente durante gran parte del año, ondulan o rizan suavemente las superficies de esta agua, en la que abundó siempre una rica fauna de moluscos gasterópodos y pelecípodos de la más amplia variedad taxonómica; circunstancia que no se da con una plenitud comparable en la bahía de Gibara, de ordinario inquieta y agitada por grandes olas”.

“En estrecha relación con los aspectos anteriormente analizados tenemos que Colón conceptúa a Mares como de una especial excelencia como puerto…¿Cómo considerar a Gibara como el mejor puerto del mundo?; esta bahía abierta a los nortes y las brisas, donde la marejada azota a los navíos de continuo no puede asumirse como un excelente puerto”.

“Hay, en la relación de Mares, un dato singularísimo que obliga a ser tenido en cuenta con el mayor rigor, para proceder a la identificación del segundo punto…” Colón señala que en la boca el río hacia un gran lago, un puerto singular, hondo y limpio, y con una playa para poner navíos a monte.

“Es fácil comprobar que ni en la boca de la bahía de Gibara, ni en la de los ríos que convergen a ella, se puede constatar algún accidente costero semejante a un gran lago marino: un “singularísimo puerto” en la boca del río de Mares; de manera de que este es uno de los principales inconvenientes para poder admitir que esta bahía fue el río de Mares colombino”.

“Manatí, por su parte, cumple a plenitud con esta exigencia pues como puede observarse en las cartas y hojas topográficas de esta bahía, inmediatamente al comienzo del canal su boca se amplía aproximadamente 1 200 metros y conforma una especie de lago marino “muy hondo”, con profundidades que tocan en algunos puntos hasta 16 metros y, como afirmó el Almirante, con una excelente playa de arenas blancas, que se ofrece todo su esplendor en su orilla oriental: la hermosa playa de Chapaleta”.

“Este es uno de los datos de mayor importancia para poder establecer la verdadera identidad de río de Mares, pues son solo dos las bahías que pueden mostrar en sus entradas grandes lagunas de mar: la citada bahía de Manatí y la de Nuevitas”.

Otro dato importante es que el Almirante declara que se adentraron dos leguas por el río para encontrar agua dulce.

Aun aceptando leguas terrestres, dos de ellas representarían varios kilómetros navegados río arriba para encontrar agua dulce.

“Incluso en la actualidad y salvando los cambios que producen las represas, el Cacoyugüín y el Gibara son dos ríos de alguna consideración, que en época  de lluvia desbordan el agua dulce en el seno de la bahía…”, y de acuerdo a lo referido en el Journal, donde se anotó que todos los días llovía, “…nos va a ser muy difícil de mostrar que haya sido cualquiera de estos ríos de Gibara donde Colón necesitó internarse por más de cuatro kilómetros para proveerse de agua dulce, cuando probablemente estos ríos vertieran poderosos flujos dentro de la bahía durante la bajamar y las calmas matutinas y nocturnas”.

“Para estar a tono con nuestra hipótesis, si partimos de la boca de la bahía de Manatí y nos adentramos por el  estero de Manatí Viejo por espacio de aproximadamente 12 kilómetros, (cerca de dos leguas de los tiempos de Colón), arribaremos a las proximidades de la desembocadura del río Naranjo, donde uno puede abastecerse de agua potable. Es un hecho muy singular y revelador que este ramal de la bahía de Manatí, allí donde fluye el mencionado río, el lugar conserva desde tiempos inmemoriales el topónimo de: “Estero de Colón”, ¡El único sitio en todo el tramo de estudio que muestra el nombre del genial Almirante!”

Elementos arqueológicos  

“Las consideraciones de los datos arqueológicos que Colón ofrece en su relación, referidos a río de Mares, se potencian en la misma magnitud tal como valoramos similares datos con respecto a San Salvador; teniendo en cuenta que su estancia en este sitio fue la más prolongada entre todos los puntos en los cuales desembarcó, durante su itinerario por las costas de Cuba: llegó a este “río” el 29 de octubre y lo abandonó el 12 de noviembre, con el solo lapso de los días 30 y 31 de octubre que empleo en navegar al oeste; es notorio que la narración de esos días resulta sumamente prolija en datos de muy diversa índole, siendo sensibles de ser optados en calidad de análisis y valoraciones en diferentes sentidos; los que aportan noticias y referencias respectivas a los emplazamientos aborígenes y los contactos colombinos con ellos permiten establecer algunos criterios clasificatorios para un pesquisaje arqueológico circunstanciado y fidedigno”.

Colon refiere que había buenas poblaciones de casas y que dichas casas eran más hermosas y grandes, donde hallaron estatuas y calabazas en manera de caratona, describe redes y anzuelos, y anota sobre canoas con algodón y un aborigen con un pedazo de plata labrado, etc. Y, además, señala que las tierras estaban cultivadas.

“En Manatí la exploración arqueológica nos garantiza una coincidencia con la serie establecida. Nosotros asumimos el presupuesto, guiándonos por el Diario, de que la mayores existencia arqueológicas debían estar localizadas en la margen occidental del canal de entrada a la bahía, basándonos en la reinterpretación de una frase de Colón que, a nuestro juicio, ha sido comprendida de modo ambiguo por los investigadores, y es en la que se hace notar que envía a una casa “que es de la parte del rio del poniente”. Para Parajón y Van der Gucht  esta es la evidencia de existir dos río en el área de río de Mares: uno al Sur y otro al poniente y a tal credo se suman Morison y Núñez Jiménez, tomando al río Gibara y al Cacoyogüín para justificar su argumentación pero olvidan un detalle: Colón, a pesar de haber recorrido en gran medida este río de Mares, no anotó en ningún momento referencia ninguna que establezca le existencia de dos ríos auténticos, al contrario, en todo se limitó al singular del sustantivo, y esto se revierte a conditio porque en otros puntos de la derrota se establece que cuando Colón contactaba con realidades geográficas que aportan singularidades como esa, inmediatamente las hacía notar, por cuanto constituye indiscutibles pautas para el diseño cartográfico que todo explorador depura como esenciales en un sistema geomorfológico. Por estas razones hemos preferido remitirnos a la opción de un manejo sintáctico de expresión machas veces elípticas, tan usual en el estilo de redacción del Almirante, como puede verificarse en una indagación en este sentido, no solo del Diario, sino también de otros documentos escritos por él. Así pues nos planteamos a priori y sobre el mapa, con los datos de Colón, un modelo arqueológico  que estimaba la presencia mayoritaria de residuarios en el margen Oeste de Manatí, en las proximidades de su entrada, y muy satisfactoriamente para el curso de este trabajo, las exploraciones aportaron niveles confiables de coincidencia. En Manatí fueron localizados artefactos característicos de los sitios de habitación de grupos agricultores”.

El relieve de Río de Mares

“Cuando Colón diferenció a San Salvador de río de Mares lo hizo en términos de las elevaciones que había visto en cada lugar: A San Salvador le señaló un grupo de montañas y a río de Mares solo dos elevaciones “así redondas”. Estudiemos con detenimiento las posibilidades que representan Gibara y Manatí para coincidir con la descripción dada por el Almirante”.

“Valoremos las dificultades que surgen al tratar de hacer corresponder al puerto de Gibara con el río de Mares colombino: esta bahía se encuentra rodeada de numerosas montañas, muchas de las cuales presentan cimas redondeadas. Entre todas ellas se destaca sobremanera la Silla de Gibara, no solo por ser la de mayor altura entre las observadas desde la bahía y estar relativamente cerca de ésta, sino fundamentalmente  por su peculiar forma, que constituye el símbolo por excelencia de este puerto, admirada por múltiples marinos, es uno de los puntos fundamentales de referencia para la navegación en toda esa zona, como señal el Derrotero de las costas de Cuba".

J. Van Der Gucht y S. M. Parajón se mostraron indecisos y dijeron de las elevaciones podian ser el Yabazón y el Cerro Colorado, o el último y otra loma redondeada al Este de de referido cerro, pero finalmente sugieren que tal vez resultó la Silla de Gibara, casi al SE, según ellos, y que al Almirante le pudo parecer dos montaña unidas.

“Samuel E. Morison escribió que fueron la Silla de Gibara y otra cualquiera; mientras que el Dr. Núñez Jiménez se decide por la famosa “silla” de este puerto”.

“¿Por qué cada autor opina de manera distinta cuando trata de identificar estas dos elevaciones redondeadas en Gibara?”

“Precisamente por el hecho de encontrarse frente a tantas elevaciones y porque  muchas de ellas podrían  corresponder a la descripción del Almirante”.

“Todo esto nos indica lo riesgoso de suponer que una descripción de solo “dos montañas  así redonda”, pueda tener alguna relación con el puerto de Gibara. Es tanta la disparidad de criterios, que los mismos señores S. M. Parajón y J. Van der Gucht, explicaban que hacia el SE existen más de dos elevaciones redondeadas”.

“Sin embargo, lo más interesante es ver como todos estos investigadores incluyen de una forma u otra a la Silla de Gibara entre sus suposiciones. Según hemos podido comprobar, al realizar observaciones de esta montaña desde distintos ángulos, resulta poco probable demostrar que Colón confundiera la Silla de Gibara con dos elevaciones por la siguiente razón: desde la bahía de Gibara se aprecia claramente que es una montaña y no dos, tampoco consideramos aceptada la opinión de Morison, porque la Silla de Gibara presenta una apariencia bien distinta a la de una elevación redondeada mientras se le observa desde el Norte, como lo hubiera hecho el  Almirante de estar fondeado en dicho puerto”.

“Pensamos que un navegante tan buen observador como Colón y amante de las descripciones del paisaje, de haber estado en Gibara, no hubiera tomado como puntos de referencia solo dos montañas redondas, pues no es lo más acertado para la caracterización geográfica de esta bahía. Esto lo consideramos más improbable si tenemos en cuenta  que de acuerdo con esta hipótesis, Colón ya había  estado en Bariay, con características similares a la zona de Gibara y donde también existen montañas redondeadas en el rumbo indicado. Además como indica toda lógica, hubiese señalado, ante todo, la famosa Silla de Gibara”.

“Cuando Colón estuvo navegando en la parte más oriental del país señaló el Yunque de Baracoa y en “La Española” la montaña de Monte Cristo, o sea, destacaba aquellas elevaciones que llamaban la atención por sus características geográficas y eran identificables y buenos puntos de referencia desde el mar”.

“Queremos recalcar que la cita del Diario es bien clara y solo menciona dos montañas, si desde río de Mares se observaran más, entonces se hablaría de varias montañas y no de dos. Únicamente cuando vemos pocas: una, dos, quizás hasta tres o cuatro elevaciones, nos referimos a la cantidad exacta, cuando existen más denotamos varias, numerosas, etc”.

“En las otras bahías donde estuvieron fondeadas las carabelas por cierto tiempo y se observaron montañas, podemos recoger varias alusiones a las elevaciones: montañas, vegas, campiñas, etc., propias de una zona montañosa que no dejó de recalcar el Almirante, hecho totalmente ausente en río de Mares, a pesar de permanecer allí medio mes, lo que indica que desde este sitio solo se veían dos montañas redondeadas, útiles para señalizar la bahía pero que no eran las características fundamentales del relieve en la región”.

“Si analizamos que Colón estuvo casi dos semanas en río de Mares, la falta de alusión al paisaje netamente montañoso y la ausencia de una descripción de una elevación tan pintoresca e imponente como la Silla de Gibara, son argumentos que, por sí solos, deben permitirnos el derecho a cuestionar si realmente el Almirante visitó alguna vez el actual puerto de Gibara”.

Es revelador que en Manatí, como sucedió en Puerto Padre, las descripciones que dejó el Almirante son las que encontramos en los Derroteros de las Costas de Cuba. Dichos documentos advierte que las señas en este puerto son el Cerro Dumañuecos y la Loma del Tabaco.

“Es de especial valor que, en todo el tramo de estudio, el derrotero no le señala, como referencia  a los pilotos, dos elevaciones redondeadas a ninguna otra bahía”.

“De modo que en Manatí, la alusión a dos montañas redondeadas, no solo coincide plenamente, sino que es la única descripción posible”.

El hermoso cabo llano que sale mar afuera

Colón también dejó, como seña para Río de Mares un cabo llano que salía mar afuera al ONO.

“En las cartas náuticas de la región de Gibara puede observarse como destacan una serie de puntas al Norte Noroeste, en un rumbo alejado del referido Colón, entre estas puntas Parajón y Van der Gucht sitúan a punta Barril como este “cabo llano”, que de hecho es la punta menos notable de las que presenta la costa que se extiende por varios kilómetros en dirección Norte partiendo del borde occidental de la bahía, entre estas puntas, indiscutiblemente son más notable Punta Goleta y Punta Rasa ¿Por qué entonces, si Gibara fuera río de Mares, no se hace mención de las otras puntas que son más prominentes? El propio Núñez Jiménez opina que este “cabo llano” es Punta Goleta que, evidentemente, sobresale más que Punta Barril…”

“En nuestro caso, al Noroeste de la entrada de la bahía de Manatí destaca punta Brava que, como señaló Colón, se adentra en el mar y es bien llana. El rumbo, aunque no es exactamente el señalado en la crónica, se presenta mucho más cerca del ONO que las puntas de NNO de Gibara, lo que resulta otro aspecto a favor de nuestra hipótesis y en contra de las ideas que defienden a Bariay y Gibara”.

Salida al Noroeste de Río de Mares

“Durante los días 30 y 31 de octubre las naves abandonaron el río de Mares para navegar al poniente en busca de las grandes ciudades que obsesionaban la mente de Colón, y que creyó que las encontraría donde los aborígenes les señalaba que estaba Cubanacán, al occidente”

El Diario aclara que partieron de Río de Mares al NO.

“Esta anotación es de suma importancia: Van der Gucht y Parajón, cuando criticaban a Morales y Pedroso, que situaba a Gibara como San Salvador, planteaban que esta bahía no podía ser el punto primado porque desde ella no se puede navegar al poniente, como destacó Colón al salir de San Salvador, y continuaban argumentando que Gibara posee una serie de puntas al noroeste que impide a los navíos partir al Oeste. Pero si tomamos a Gibara como Mares, encontramos que desde ese punto tampoco se pude navegar al Noroeste como aclara el Diario para la derrota de ese día. Ni Morisón, ni Núñez Jiménez, alegaron nada al respecto de este dato, evidentemente porque no es posible dar explicación atinada a la cita tomando a Gibara por Mares. De todas las bahías candidatas a ser tomadas por río de Mares, Gibara es la única de la cual no se puede navegar con rumbo Noroeste”.

“En cambio, desde Manatí, nuestro río de Mares, la navegación al Noroeste no solo es posible, sino que es la derrota indicada para hacer el trayecto a Nuevitas”.

Del miércoles 31 de octubre Colón refiere que anduvo barloventeando durante la noche y trató de entrar en un río infructuosamente porque la entrada era baja, además, halló un cabo que salía muy afuera cercado de bajos y una concha o bahía apta para navíos pequeños, también dijo que no pudo encavalgar dicho cabo porque el viento era del Norte, añadió que la costa era NNO y SE.

“El punto más occidental a donde llegaron las naves en la costa nororiental de nuestro país y el tal río, la concha o bahía y el cabo que salía “muy fuera”, son graves inconvenientes para los defensores de Bariay. Es interesante como a pesar de partir del mismo sitio: la bahía de Gibara, los trabajos de Van der Gucht y Parajón, Núñez Jiménez  y Morison se contradicen unos a otros, y en ninguno de los tres sus argumentos son verdaderamente convincentes. Analicemos someramente algunos aspectos de estos trabajos”.

“Morison pensaba que el cabo que salía muy afuera debía ser o Punta Covarrubias o Punta Brava y no dio explicación acerca del río donde no entró Colón, ni de la concha o bahía. Lo interesante es que aceptando esta tesis, entonces Colón pasó ante la entrada de la bahía de Puerto Padre, y tal vez la de Manatí, sin percatarse de ellas”.

“Van der Gucht y Pararón sostenían que el cabo que salía muy afuera es cabo Guincho, el río es la ensenada de Hicacos, al redorso de Punta Mangle, y la concha o bahía la ensenada de la Herradura”.

“Núñez Jiménez piensa que el río es la bahía de Nuevas Grandes, el cabo que salía muy afuera lo identifica con punta Mangalito, al Oeste de la boca de ésta, y la “concha o bahía” una pequeña ensenada que se forma entre punta Mangalito y la entrada de dicha bahía”.

“Analicemos solo la opinión de este  último autor, pues el estudio de las ideas de Van der Gucht y Parajón requiere de mayor amplitud de la que disponemos”.

“En primer lugar, es poco probable que Colón pasara frente a la entrada de las bahías de Puerto Padre, Malagueta y Manatí y no las observará cuando son tan notables y, si encontrara, de noche, la entrada de la bahía de Nuevas Grandes, mucho más estrecha y tortuosa, que es muy difícil de percibir cuando se navega frente a ella, incluso de día, y solo se reconoce, según el Derrotero de las costas de Cuba, por las playas que se encuentran cerca de su entrada”.

“Tampoco creemos que Colón, en caso de haberla divisado, tratara de entrar en esta bahía pues es muy estrecha para permitir maniobras con soltura y este es un riesgo que difícilmente hubiera corrido el Almirante con las condiciones metrológicas  presentadas esa noche”.

“En cuanto al cabo que sale “muy fuera”, y la descripción de Colón es bien diferente a las características de Punta  Mangalito, que es una punta irrelevante, muy pequeña, de modo que navegando desde alta mar no es notable. El calificativo de “muy fuera” es impropio en este caso, y mucho más si tenemos en cuenta que Colón debió pasar anteriormente antes las puntas Mangle, Uvero, Guincho, Covarrubias y Brava, entre otras, que son, en alto grado, más saliente y que, si aceptamos la idea de Núñez, el habría olvidado mencionarlas para fijar su atención en la menos significativa: Punta Mangalito, y más aún, describirla de esa forma”.

“Esta punta en cuestión debe ser muy notable cuando es la única vez durante su travesía por nuestras costas, que Colón expone que el cabo salía “muy afuera”.

“Si partimos de Manatí, esa noche las naves debían haber arribado cerca de la entrada de la bahía de Nuevitas, la boca del canal de esta bahía es de aproximadamente 800 metros de ancho y muy fácil de ver…Colón trató de penetrar con las naves, pero esta costa presenta peligros y bajos, (señalados por los derroteros), y por lo tanto Colón de noche no se atrevió a arriesgar a las naves en un “río” desconocido, a pesar de que los aborígenes, sin dudas conocedores de estas costas le indicaban que sí podían entrar”.

“El hecho de que Colón en algún momento pensara buscar refugio en este “río” indica que debe ser una entrada amplia como lo es el canal de acceso de la bahía de Nuevitas. El cabo que salía muy afuera nosotros lo identificamos en Punta Maternillos,  que efectivamente es muy saliente, pues se trata de una lengua de tierra, larga y estrecha, de cerca de 3 km de largo, que sobresale de la costa con dirección Norte, ella se presenta como la más notable de todas las puntas del tramo en estudio y que, además, para mayor coincidencia y certeza y reconocimiento, está bordeada de arrecifes como señaló Colón”.

“La (concha o bahía) debe ser la ensenada de la Playa Bonita, al Oeste de la entrada de la bahía de Nuevitas, limitada en su porción Occidental por la referida Punta Maternillos y que, efectivamente, semeja una concha”.

“Como señala Morison, la mayoría de los autores opinan que este fue el lugar postrero donde arribaron las naves colombinas en su salida más occidental en nuestro país durante su primer viaje. Humboldt, Morales, etc. guiados por la exactitud de la descripción de Colón, son algunos de los que coincidieron en sus ideas. Como también afirmó el investigador americano, nosotros pensamos que es prácticamente imposible que las naves desde Gibara llegaran hasta Punta Maternillos y Nuevitas”.

“Y para apuntalar estos razonamientos, encontramos que el rumbo indicado por Colón, como tendencia general de la costa en la zona que se encontraba explorando, es la justa para el tramo Nuevitas-Manatí, no siendo así al Este de Manatí, hasta Gibara, donde las riberas cársicas mantienen un rumbo ONO, más alejado del referido por el Almirante”.

“Es una gran singularidad que todo el tramo en estudio precisamente este segmento: Manatí-Nuevitas, coincide con la mayor exactitud al tramo equivalente de la derrota. Tanto por el rumbo de navegación, como por las características de los puntos descritos, obtenemos un resultado preciso y que deja menos dudas e inconvenientes a la identificación”.

Salida al Este de Río de Mares  

Cuando Colón abandona definitivamente el lunes 12 de noviembre narra que el rumbo seguido fue el Leste cuarta del Sueste, que al navegar 8 leguas halló un río, y que andadas otras cuatro observó otro río (el Río del Sol) mayor que ninguno de los que había hallado. Al finalizar la jornada el Almirante estimó que había navegado 18 leguas hasta un Cabo que llamó Cabo de Cuba, accidente que ha sido identificado, casi por unanimidad como Punta Lucrecia.

“Si se observa un mapa que represente el tramo costero desde la bahía de Gibara a Punta Lucrecia, se podrá constatar que es imposible mantener un rumbo fijo para navega desde allí hasta dicha punta, además, tampoco aquí el rumbo E ¼ SE es el indicado para realizar dicha travesía. Morison, que navegó por la zona, se percató de este inconveniente y expresó que el rumbo que tomaron las “carabelas” fue el E ½ N con lo que altera la información del Diario. Sin embargo, en esta anotación no debe existir error, pues el rumbo queda expresado dos veces, al comenzar el día, y ya al finalizar la jornada, cuando Colón realiza la conclusión de la derrota”.

“En nuestro caso, si partimos desde Manatí, el rumbo E ¼ SE es el idóneo para llegar hasta Punta Lucrecia”.

“En cuanto el río del Sol, sobre el cual Colón ha advertido ser mayor que “ninguno de los otros que había hallado”, Morison, y Van der Gucht y Parajón, opinaban que es la bahía de Samá, la cual es por lo menos cuatro veces más estrecha en su boca que las de Bariay y Gibara y, por lo tanto, pensamos que Colón jamás habría realizado semejante afirmación. Tampoco, aunque se excluya la comparación con las bahías de Bariay y Gibara, como intentan establecer Van der Gucht y Parajón, Samá es comparable con Naranjo. Vemos entonces  que las dimensión señalada para río del Sol se vierten contra las opiniones de estos investigadores”.

Núñez Jiménez piensa que río del Sol es la bahía de Vita por ser el más cercano al río de la Luna (Jururú) después de San Salvador (Bariay), pero dicha bahía también es más estrecha que las similares de Bariay, Gibara y Naranjo.

“Como se habrá podido colegir de las opiniones de estos autores, o de una observación de las bahías al Este de Bariay, las hipótesis de estos investigadores se ven seriamente conmovidas por la ausencia de un algún accidente geográfico capaz de asumir los requerimientos del río del Sol colombino”.

“Nosotros pensamos que el río del Sol es la actual bahía de Gibara, situada aproximadamente a la distancia que señaló Colón y, efectivamente, de boca más ancha que las entradas de las bahías de Manatí, Puerto Padre y Malagueta. También como advirtió Colón para las costas de los alrededores del río del Sol, en las cercanías de Gibara se han encontrado restos de grandes poblaciones aborígenes. De manera que esto nos parece una forma mucho más plausible de interpretación que la empleada por los defensores de Gibara como río de Mares”.

Aspectos más importantes

A modo de resumen se listan los elementos más importantes tratados en el libro, aunque no entrecomillamos esta relación aclaramos que se toman textualmente del texto original:

1.      La Bahía de Bariay no puede ser confundida con un gran río, como supuso Colón para San Salvador.

2.      Es muy dudoso que alguien califique a la región de los alrededores de la bahía de Bariay con el calificativo de muy llana, cuando observa montañas, relativamente cercas, en todas direcciones.

3.      El canal de la bahía de Puerto Padre tiene la apariencia de un gran río.

4.      En las inmediaciones de la bahía de Puerto Padre la tierra es muy llana.

5.      Desde la entrada de la bahía de Puerto Padre se observan elevaciones y una de ellas destaca por poseer una prominencia redondeada, que puede ser descrita como “una hermosa mezquita”.

Con respecto a Río de Mares:

6.      Tampoco la apariencia de la bahía de Gibara es la de un gran río, tal y como expresó el Almirante para río de Mares.

7.      En el seno de la bahía de Gibara las profundidades difieren mucho de la recogida en el Diario para el interior de río de Mares.

8.      Pensamos que Gibara jamás habría sido calificada por Colón como el mejor puerto del mundo, pues no ofrece abrigo a las brisas y los nortes, como reconocen los propios defensores de este puerto.

9.      Gibara no es propia para criar perlas, señalamiento realizado por Colón en río de Mares.

10.   Dos elevaciones redondeadas no serían adecuadas para señalizar la bahía de Gibara. Lo más lógico consistiría en describir las múltiples elevaciones que rodean la bahía y en caso de destacar alguna sin dudas se escogería la famosa Silla de Gibara, este último elemento totalmente ausente en el relato colombino.

11.   En la boca de la bahía de Gibara no existe el gran lago que Colón señaló en río de Mares.

12.   Desde Gibara no se aprecia una punta al ONO. Sus puntas están al NNO.

13.   Es harto improbable que Colón necesitara ascender dos leguas por uno de los ríos de Gibara para buscar agua dulce cuando todos los días llovía, según se declara en el Diario.

14.   El canal de la bahía de Manatí es similar a un gran río y mucho más amplio que el de la bahía de Puerto Padre.

15.   Las profundidades dejadas para río de Mares se ajustan perfectamente a las actuales en la bahía de Manatí.

16.   Manatí es a la única bahía que el Derrotero de las costas de Cuba le señala, como puntos de referencia, dos elevaciones redondeadas: Cerro Dumañuecos y Loma del Tabaco.

17.   La boca del canal de la bahía de Manatí se amplía y forma un gran lago, muy hondo y con una extraordinaria playa, como señaló Colón en río de Mares.

18.   Aproximadamente en la dirección que especifica el Diario destaca cerca de Manatí una punta que sale mar afuera, la cual es muy llana: Punta Brava.

19.   Dentro de la bahía de Manatí, encontramos cerca de la desembocadura del río Naranjo, un estero denominado, singularmente, “estero de Colón”, donde los marineros pudieron abastecerse de agua dulce. La distancia de la boca de esta bahía a dicho estero es dos leguas de las empleadas por Colón.

Con respecto a las travesías al Norte y Este de río de Mares:

20.   Desde Gibara no se puede navegar con rumbo NO.

21.   Desde Gibara no se puede mantener el rumbo fijo E ¼ SE y arribar a Punta Lucrecia.

22.   Los dos rumbos antes señalados son los adecuados para partir de Manatí hacia ambos flancos.

23.   Al Este de Bariay no existe ninguna bahía que pueda ser considerada, ni siquiera remotamente, como mayor que Gibara o Bariay, como señaló Colón para río del Sol.

24.   La bahía de Gibara presenta una entrada de mayor anchura que las otras bahías del tramo en estudio y, por lo tanto, puede ser considerada como el río del Sol si asumimos que Manatí es Río de Mares.

“Estos son algunos aspectos de relativa importancia. Existen otros como es el análisis  de las distancias, también favorables a nuestra hipótesis, pues estas a partir de Puerto Padre se adaptan a las anotadas en el Diario con las mismas leguas y millas que Colón empleó en el mar, mientras que los defensores de Bariay se ven obligados a “asumir” unas leguas “terrestres” que Colón nunca mencionó y que no aparecen registradas en la literatura especializada. Además de que aún con leguas “terrestres”, los errores estadísticos  son mayores para la hipótesis de Bariay que para la nuestra”.

“Queremos exponer que no es posible realizar consideraciones de mayor profundidad con respecto a las mediciones que dejó al Almirante sobre rumbos, profundidades y distancias, pues requeríamos mucho más espacio editorial del que disponemos”.

“Confeccionar estas líneas ha sido tener que realizar una síntesis un tanto apretada de la gran cantidad de información disponible…”,

“Estamos profundamente convencidos de que las ideas que hemos expuesto, producto de la elaboración rigurosa de los resultados de las investigaciones, tienen un fundamental carácter probatorio, en el sentido de refutar, con las evidencias necesarias, que Bariay pueda ser el San Salvador colombino. De este mismo modo adquiere certidumbre, como hecho, que ese puerto primado del gran Almirante es Puerto Padre, el mismo Portus Patris cuyo nombre nos llega flameando como un estandarte, desde las cartas tempranas de la colonia…”

Bibliografía

Como se aclaró toda la información procede de los libros:

Rueda Quintana, Arnaldo A. y colaboradores, Portus Patris, la llegada de Colón a Cuba, Editorial Sanlope, Las Tunas, 1992.

Rueda Quintana, Arnaldo A., Portus Patris, el desembarco de Colón. Editorial Sanlope, 1994. ISBN 959-7013-51-7.

Nota: en el proceso de digitalización de los dos libros se cometieron errores ortográficos, omisiones de palabras, etc. algunos de estos problemas se corrigieron al elaborar este compendio y pedimos disculpas por los que pueda encontrar el lector.

 

 

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