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Historia (Fragmentos)

Sobre la ubicación de San Salvador

Muchos sitios, desde Mata a Bocas de las Carabelas, tuvieron defensores que les adjudicaban ser el sitio del desembarco en nuestra isla. Hacía 1755 se opinaba que el Almirante había tocado tierra en la Bahía de Nuevitas, aunque luego otros sitios como Nipe, Gibara, Puerto Padre, Bariay, y algunos más han sido candidatos a ser reconocidos como el San Salvador colombino cubano.

En el mapa de Juan de la Cosa aparecen las primeras islas visitadas por Colón, incluyendo a Guanahaní, y otras como Samaná y Habacoa, pero en nuestra ínsula no se menciona ningún puerto o bahía en la zona nororiental de la isla, y entre los accidentes geográficos más destacados aparecen algunos salientes como el Cabo de Cuba, Punta de Maisí, Cabo de Cruz, Punta de Cuba, etc.

En el Giornale Las Casas atribuye a Baracoa ser el primer puerto en Cuba, aunque también alega que dicha bahía podría ser Río de Mares.

El erudito y colombista Martín Fernández de Navarrete, cuando publica el Diario de Navegación, supone que Nipe era San Salvador y Nuevitas Mares. Juan Bautista Muñoz también apoyaba a Nipe. Luego A. B. Becker y Pedro Guiteras se adhieren a dicha bahía.

Washington Irving en su libro Vida y viajes de Cristóbal Colón, asume que Río y Puerto de San Salvador es Boca de las Carabelas, en las inmediaciones del Río Máximo, idea que parece apoyar Alejandro de Humboldt, sin embargo también pudiera interpretarse que este último investigador admite la posibilidad de un desembarco por Nipe.

Algunos científicos como José Ignacio de Armas se adhieren al Puerto de Naranjo.

G. V. Fox, José Silverio Jorrín y Rodolfo Cronau estiman que fue Puerto Padre el sitio de la arribada.

José García de Arboleya pensaba en Samá.

Ernesto de las Cuevas apostó por el Puerto de Baracoa y Alfredo Zayas apoyaba a Mata, bahía localizada relativamente cerca y al oriente de la entrada baracoense.

La bahía de Gibara fue la favorita de muchos historiadores y científicos como  F. A. Varnhagen, el canario Antonio M. Manrique, el cubano Herminio C. Leyva, así como Patricio Montojo.

Ramiro Guerra también señalaba coincidencias de la Bahía de Manatí con el Río de Mares colombino.

Gibara, Bariay o Puerto Padre

Luís Morales Pedroso dicta una conferencia en La Habana el 3 de abril de 1922 que reafirma a Gibara como la predilecta de los estudiosos del tema.

En 1936 se convoca un concurso para dilucidar la exacta identidad del Río y Puerto de San Salvador. Entre los participantes Francisco García y Grave de Peralta defendió a Puerto Padre.

Sin embargo el trabajo de mayor relieve fue el acuñado por José Van Der Gucht y Saturnino M. Parajon, defensores de Bariay.

Por lo enrevesado del asunto, se asignaron a tres miembros del jurado para la confección de sendos informes y lograr un consenso y una declaración final. El Dr. A. Ruiz Cadalso, el Sr. Joaquín Bosch y Avila y el Dr. Tomás de Jústiz tuvieron el honor y la responsabilidad de dicha tarea.

Sin embargo, aunque se reconoció a la tesis de Bariay como la mejor, y se recomendó su publicación, quedó claro que no existían pruebas concluyentes para determinar el sitio del arribo en Cuba y que se necesitaban nuevas indagaciones para definir tan importante problema.

De acuerdo a algunas fuentes el 4 de enero de 1937 el doctor Francisco Ramón del Pueyo, en una conferencia en Puerto Padre, expone elementos favorables a esta bahía. Pueyo, en un periódico local, dio a conocer sus ideas y finalmente publica el libro La ruta del Almirante, pero aunque dicha obra presenta muchos aciertos y logros, también adolece de limitaciones y, comparada con la similar en defensa de Bariay, es de menor valía científica.

Samuel Eliot Morison también reconoce a Bariay cuando publica su monumental biografia del Almirante, aunque en realidad, el autor norteamericano no realizó ninguna investigación con la profundidad requerida para llegar a conclusiones sólidas sobre este punto, llegando incluso a reconocer que la descripción de Bariay le parecía forzada.

En 1941 El Grupo Humboldt con el doctor Pedro Cañas Abril y Luís Casero Guillén realizan exploraciones para determinar el lugar de la posible recalada de Cristóbal Colón en Cuba y coinciden con Bariay.

De acuerdo a Raymundo Betancourt (obra sin editar), durante el I Congreso Nacional de Geografía de 1942 se apoyaba nuevamente a la bahía holguinera basado en restos aborígenes encontrados en las inmediaciones de Playa Blanca, en la costa oriental de este puerto, de acuerdo a los hallazgos del Grupo Humboldt. Sin embargo, paradójicamente, las investigaciones arqueológicas de Guarch a principios de los años 90 echaban por tierra la suposición o prueba que en 1942 había servido de basamento para la defensa de Bariay. Al año siguiente, en el II Congreso Nacional de Historia se volvía a ratificar a Bariay como el San Salvador colombino.

En 1985 la tesis del Dr. Antonio Núñez Jiménez aparecida en el libro El Almirante en la tierra más hermosa. Los viajes de Cristóbal Colón a Cuba donde mantenía la idea de Bariay.

Judge y Marden (1986), dos investigadores adjuntos a National Geographic Society apoyan el desembarco de Colón por Puerto Padre, siguiendo las ideas de G. V. Fox, aunque en realidad no indagaron a fondo sobre la derrota en Cuba.

Ese mismo año, el Grupo Portus Patris, donde se incluye el autor de estas líneas, iniciaba sus estudios sobre el tema y publicaría en 1992 y 1994 dos libros sobre el tema, que fueron síntesis de las investigaciones desarrolladas en ese período.

En el año 1992 se celebra en Holguín un evento donde vuelve a ratificarse a Bariay. Allí el Grupo Portus Patris presentó una ponencia expuesta en aproximadamente 10 minutos y luego de que el Dr. Núñez Jiménez se extendiera por más de una hora en ideas contra la tesis puertopadrense los defensores de Puerto Padre no pudimos exponer nuestros puntos de vistas porque, increíblemente, se suspendió la sesión.

Sin embargo, a pesar del evento de 1992, los argumentos expuestos en Portus Patris, y también algunos de los que sustenta Pueyo, son en grado sumo convincentes e inmediatamente encontraron eco en otros autores como Mary Ruiz de Zárate, Mario López Aguilar, en Estados Unidos, Luis Galano, y más recientemente Raymundo Betancourt Alvero.

El autor de estas líneas ha seguido profundizando en el tema y en la actualidad presenta una obra que cifra alrededor de 1000 cuartillas.

Igualmente otros científicos han apuntado elementos a favor de Bariay, como José Manuel Guárch (1993), quien abunda sobre el sitio aborigen encontrado en dicha bahía y Miguel Esquivel Pérez y Cosme Casals Corella, autores que sin aportar mucho a la derrota colombina, profundizan en detalles de la flora y fauna que pudo encontrar el Almirante en su recorrido por Cuba.

Por último, hay que añadir que además de las tesis alternativas que abogan por Puerto Padre, existen referencias de defensores de Gibara y otras bahías, demostrando que el tema no se ha cerrado y que el debate continuará hasta lograr un acercamiento más convincente al tema del desembarco en Cuba.

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