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Etapas en las Investigaciones Colombinas (Fragmentos)

Se puede considerar que las investigaciones colombinas sobre el primer viaje de descubrimiento han transitado por tres etapas:

1.    Antes de la aparición del Diario de Navegación.

2.    Con el Diario de Navegación.

3.    En la era de Internet.

Antes del Diario

En sus inicios el Diario de Navegación no estaba disponible, pues al parecer se mantuvo oculto como secreto de estado debido a la rivalidad marítima entre España y Portugal y luego se extravió durante largo tiempo.

Es evidente y curioso que algunos contemporáneos de Colón debieron conocer la localización de la isla de Guanahaní, el San Salvador colombino de su primer desembarco en las Américas, y también la primera bahía abordada en Cuba. Quizás este conocimiento perduró durante cierto tiempo, pero debido a la imperfección de las primeras cartas y mapas de la región, así como la falta de interés por parte de España sobre las isLas Bahamas y Cuba, la identidad de la verdadera Guanahaní se disolvió, como ocurrió con el San Salvador cubano. El sentido pragmático y la búsqueda de riquezas, de oro y otras mercaderías, opacaron el hecho histórico.

Por cierto tiempo ni siquiera se tenía la certeza de la emergencia de un nuevo continente, como tampoco se vislumbraban las consecuencias económicas y políticas que este hecho acarrearía en la Europa, avasalladora y conquistadora, y en los pueblos aborígenes y nativos de las tierras americanas.

Cuando renació el interés por establecer el exacto derrotero del Almirante por las IsLas Bahamas, Cuba, Haití y Dominicana, en su primer viaje, desgraciadamente, como se expuso con anterioridad, el Diario de Navegación había desaparecido y los navegantes y personas que llegaron a conocer la verdadera identidad de Guanahaní y el prístino desembarco en Cuba no se encontraban vivos.

Las primeras hipótesis sobre los desembarcos colombinos en Las Bahamas y en Cuba se sustentaban en una documentación insuficiente.

A la falta de datos fidedignos y primarios sobre la derrota, podemos agregar, como agravantes, que no se contaban con mapas y cartas náuticas de calidad para poder contrastar la información, tampoco se realizaban viajes de navegación ni exploraciones arqueológicas fundamentales para ciertas verificaciones.

En lo que podemos calificar como la infancia de estas indagaciones, probablemente surgieron innumerables ideas e hipótesis sobre el derrotero colombino, muchas de las cuales se perdieron. Lo cierto es que sólo en Cuba, prácticamente todas las bahías de la costa Nororiental del país, desde Mata, pasando por Baracoa, Nipe, Naranjo, Bariay, Gibara, Puerto Padre, Manatí, así como el río Máximo, por mencionar las investigaciones más conocidas, han tenido defensores abogando para que sean declaradas como Río de San Salvador, el primer punto de desembarco de Colón en la isla.

¿Quién fue el primero que sustentó alguna de estas ideas? Nunca lo sabremos con certeza. Pero irremediablemente, antes de la aparición del Diario de Navegación, y después de que se perdiera la verdadera identidad de Guanahaní, no se contaba con la información necesaria y suficiente para establecer el derrotero fidedigno de Colón por nuestras costas.

Con el Diario de Navegación

Una segunda etapa marca la publicación del Diario de Navegación de Cristóbal Colón. A partir de este momento podemos considerar el desarrollo de estas ideas sobre una base firme, hasta lograr en algunas de ellas grados apreciables de convicción y madurez.

El Diario, a pesar de no ser el original y de presentar errores, brinda una base de datos inestimable, que permite profundizar en los problemas del derrotero colombino hasta niveles apreciables. Un análisis detallado de este documento nos lleva a conclusiones, que aunque no las podemos considerar un 100% probadas, sí nos da un acercamiento y una certeza, que desde el punto de vista probabilístico, es posible estimar por encima del 80%.

Por ejemplo, el hecho de haber identificado con una alta probabilidad a las Islas de Arena como el punto de partida de las naves colombinas hacia Cuba, estrecha la zona de desembarco en nuestro país, excluyendo a bahías como Baracoa y Nuevitas, y también al río Máximo, entre otros posibles lugares del primer desembarco. También es una pista importante para los investigadores que centran su esfuerzo en el recorrido por las IsLas Bahamas, pues teniendo con alta certeza este sitio como identificado, se puede realizar un recorrido a la inversa, siguiendo la información del Diario, para tratar de llegar a Guanahaní y, aunque las teorías e ideas divergen en muchos casos, también es posible limitar el número de ellas a unas pocas y desechar muchas hipótesis sobre el derrotero colombino en estas islas.

Es a partir de la aparición del Diario de Navegación y en los más de 100 años posteriores, que se asientan y evolucionan las ideas que sostienen las principales hipótesis que validamos en la actualidad. En Las Bahamas tenemos, como fundamentales, y mencionando sólo la primera isla, o sea, la de llegada a: Watling o San Salvador, Samaná y Cayos Planas, entre otros.

Y, en Cuba, en diferentes épocas y por varios autores, se ha abogado e insistido como el lugar del primer desembarco, asumiendo a Gibara, Bariay y Puerto Padre, como las bahías más probables.

Las ideas que sustentan estas hipótesis se han desarrollado, como dijimos anteriormente, durante muchos años, decantando y asentando información, donde cada autor ha bebido de sus antecesores, siguiendo los lineamientos del Diario de Navegación, y contando con mapas, cartas náuticas y derroteros de calidad.

También destaca la valiosa contribución de exploradores, navegantes, arqueólogos e investigadores de las más diversas índoles que han revisado minuciosamente los archivos y la documentación en Europa, han surcado el Atlántico y los mares de estas islas, desarrollando excavaciones en sitios aborígenes y recopilando información trascendental para estas disquisiciones. Entre ellos vale destacar al biógrafo e investigador colombino Samuel Elliot Morrison, que repitió los viajes de Colón, dejando una monumental obra, con muchos aciertos y aportes valiosos, así como lógicos desaciertos y errores, que todo humano está expuesto a sufrir en tan compleja y polémica indagación.

Con Internet

La aparición de Internet y la utilización de la informática redundaron en un salto cualitativo, en una verdadera revolución y en una nueva etapa en las investigaciones colombinas en general, y de los viajes de Colón en particular. Por ejemplo, las computadoras han permitido atacar problemas con relación a las derrotas de las naves de Colón, entre otros, al simular los viajes trasatlánticos, pero lo más importante ha sido el intercambio de información útil que aparece en las redes globales.

En vísperas del  aniversario 500 del primer viaje colombino, y posteriormente a 1992, disímiles investigadores se han conectado a la red de redes, brindando desde valiosísimas ideas, hasta impensadas y a veces poco probables teorías.

Desde los años 80, con la aparición del trabajo de Hudge y Marden retomando la hipótesis que defiende a Samaná como lugar del primer desembarco de Colón en las Américas, y de otras ideas al respecto, se desarrollaron varias conferencias y encuentros entre investigadores para exponer y debatir sobre diferentes hipótesis. En Internet encontramos diversas páginas web sobre el tema colombino, valen destacar las de Tirado, con más de 2000 documentos que giran alrededor de la vida y obra de Colón, así como las influencias y derivaciones de los viajes del Almirante, y la de Keith Pikering, abogando por Los Cayos Planas, con ideas y enfoques muy interesantes.

En el seno de un mundo globalizado, en una sociedad del conocimiento y la informática, el debate sobre el punto de desembarco de Colón en las Américas cobró nuevos aires. Las ideas, al plasmarse en una página web, están al alcance de millones de cibernautas y de los especialistas del tema.

Las nuevas tecnologías de la informática y las comunicaciones, como las computadoras y los satélites, nos sirven para profundizar y polemizar sobre el tema. Como aportes importantes tenemos fotos e imágenes aéreas de las posibles costas transitadas por el Almirante, que nos permiten realizar mediciones y comparaciones muy exactas. Algunos autores han simulado los viajes colombinos a través del Atlántico, utilizando bases de datos y programas de computadoras para obtener un resultado más rápido y confiable, pudiendo utilizar variables como las corrientes oceánicas, los vientos preponderantes y la declinación magnética, que pudieron haber influido en la travesía de los tres navíos en el océano.

Entre los últimos hallazgos de vital interés se encuentra la aparición de documentos en los archivos europeos que nos hablan de la longitud de la legua que se empleaba en la época. Actualmente en la comunidad que investiga los viajes colombinos y en la mayoría de los especialistas sobre el tema, existe la, casi unánime, convicción de que no existió una legua terrestre, (posibilidad que defendía Morison).

Otro elemento de suma importancia a destacar consiste en el enfoque y los métodos que se emplean para desarrollar las investigaciones. Si durante muchos años los autores proclamaban probada una hipótesis cuando demostraban que algunos puntos del Diario de Navegación coincidían con los elementos de la geografía que ellos defendían, a la vez que ponían en evidencia la falta de concordancia de aspectos señalados por Colón con la tesis que atacaban, en la actualidad los autores e investigadores se van convenciendo de que no existe ninguna hipótesis perfecta, con un 100% de concordancia con los datos del Journal, y que la solución correcta es analizar todas las posibilidades y teorías, sin obviar ninguna observación de Colón, para buscar la trayectoria que se aproxime con la mayor cantidad de elementos a la información del Diario colombino. O sea, la respuesta a los problemas de la derrota del Almirante tiene un carácter probabilístico, no debemos manifestar que estamos completamente seguros y de acuerdo con alguna teoría, lo correcto es afirmar que esta teoría tiene la mayor posibilidad de ser la correcta por ser la que mejor explica la derrota de acuerdo a los datos que disponemos en la actualidad.

 

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