Reymundo Betancourt

 

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Puerto de Dios por  Reymundo Betancourt Alvero.

Puerto Padre es Río y Puerto de San Salvador o Puerto de Dios fueron “títulos” de la tesis de Reymundo Betancourt, quien también se adhiere al desembarco por Puerto Padre.

De Reymundo se han podido revisar una primera tesis en formato digital, del 2009, y también, con posterioridad, nos han llegado otras versiones con cambios y actualizaciones, incluyendo un texto sobre papel del 2013, así como dos videos.

Como Reymundo no ha publicado su tesis cuando se escriben estas páginas, nos limitaremos a estudiar, en lo fundamental, argumentos que deja entrever en dos documentales preparados para la defensa de Puerto Padre, el último de ellos presentado en un evento de historia celebrado en dicha ciudad en Octubre del 2014.

También haremos referencia a algunos temas que muestra en sus libros presentados en forma digital y el impreso de su tesis.

Esta tesis toma elementos de Pueyo y Mary Ruiz de Zárate, por ejemplo, para el análisis de las distancia, así como de Portus Patris, como es el caso del Río del Sol, entre otras ideas. Betancourt dedica un apreciable volumen de su trabajo a debatir el tema del nombre actual de Puerto Padre, que posiblemente se deriva de Puerto de San Salvador.

Hacemos la acotación de que el autor ofrece diversas cifras cuando analiza las mediciones anotadas en el Diario colombino, porque los valores que muestra Betancourt en el video “Por Donde Desembarcó Colón” y los confrontados en sus textos digitales y el impreso difieren significativamente y los casos más notables son las distancias a Malagueta, Punta Covarrubias y Playa Genovesa.

Además, hemos platicado y polemizado con el autor in extenso acerca de varios aspectos de su obra, especialmente sobre los temas de distancias y la legua empleada por Colón.

Por Donde Desembarcó Colón

De acuerdo a todas las versiones revisadas, y a los intercambios de opiniones e ideas, discrepamos en muchos asuntos y detalles referidos a su investigación, tanto de forma como de contenido, pero, como se aclaró anteriormente, su trabajo permanece “inédito” y por tanto sólo comentaremos, esencialmente, propuestas que aparecen en los videos, y de ellos, concentraremos el estudio en el segundo documental, nominado “Por Donde Desembarcó Colón”.

Desde el punto de vista científico el corto fílmico podría mejorase, y lo consideramos en realidad como un trabajo promocional en la defensa de Puerto Padre.

En el video a veces se intenta trasmitir dos mensajes diferentes al mismo tiempo, y mientras el narrador comenta algún argumento, en los subtítulos se le brinda al lector una lectura adicional y es difícil seguir las dos ideas en paralelo.

Y también encontramos redundancia y repetición de textos y comentarios, por ejemplo, expone varias veces que aunque no existen pruebas para afirmar que el nombre Puerto Padre deriva del inicial San Salvador bautizado por Colón, está probado que esto es cierto.

Mediciones de Distancias

Iniciaremos el análisis por los aspectos de las estimaciones de distancia y el problema de la legua que usó Colón, temática sobre la que ya se expuso hemos sostenido amplios intercambios con Betancourt quien mantiene sus ideas a pesar de conocer algunos de los argumentos que se expondrán en este apartado.

En el video “Por Donde Desembarcó Colón”, a partir del tiempo transcurrido igual a 5 minutos y 44 segundos, (para referirnos a la posición de lo analizado dentro del documental lo referenciaremos como 5:44 minutos), Betancourt alega que la legua española usada por Colón equivalía a 4180 m y la milla a 1393 m.

Reymundo Betancourt Alvero, como discípulo de Pueyo, asume leguas de 3 millas y culpa a Las Casas de haber alterado la equivalencia en el Diario de Navegación. Y, a semejanza de Pueyo y Zárate, está obligado a cambiar lo apuntado en el Journal para poder explicar las distancias. Sin embargo, Betancourt se aferra a la misma legua que pondera Arboleya de 5000 varas, tanto para el mar como en tierra y por ser, de estos autores, el que emplea la legua más corta, también es quien tiene que “adaptar” el Diario en mayor grado para poder explicar la derrota colombina. Como el lector comprobará a lo largo de este análisis, si aceptamos la propuesta de Betancourt entonces debemos admitir que casi todas las distancias del Journal deben ser “corregidas” y reconciliadas a razón de 3 millas por legua.

Presupuestos de Betancourt

Para ajustar las distancias que aparecen en el Diario a la derrota que propone,  Betancourt  se apoya en los siguientes presupuestos:

Primero: Cristóbal Colón usó la legua antigua española de 5000 varas castellanas, aproximadamente igual a 4179,525 m.

Segundo: Esta legua valía por 3 millas (La milla era de 1393,175 m). Las Casas es el culpable de que en el Diario aparezca la equivalencia de 4 millas por legua, es decir, el fraile cambió la mayoría de las distancias en el Journal.

Tercero: Al llegar a Cuba Colón realiza sus mediciones a partir del punto de llegada, es decir, de San Salvador (Puerto Padre para Betancourt).

La legua de 3 millas las adopta Pueyo, argumento que repite la Zárate y con posterioridad se acopia Betancourt.

A pesar de asumir una legua de 3 millas, la métrica de la legua de Pueyo, y la de Zárate, son grandes, y pueden asumir las cifras que da el Diario sin realizar conversiones de 4 a 3 millas, pero, como ya se acotó, la legua de Betancourt es más corta y se ve obligado a modificar estos guarismos constantemente.

Por último, como varias de las distancias no se le ajustan a estos autores, Pueyo, y luego Zárate, cambian los tramos que se describen en el Diario, alegando que Colón, al llegar a Cuba, tomó a su primer río y puerto, San Salvador, como el epicentro de sus mediciones, en franca contradicción con la letra del cuaderno colombino, y de las interpretaciones de decenas de investigadores.

Betancourt se une a esta postura, pero, como veremos más adelante, no solo asume este hipotético centro de mediciones, también tiene que disentir del Diario en otros tramos, como el caso del río a 8 leguas de Río de Mares y del Río del Sol, como veremos más adelante. Finalmente, en la práctica, para Betancourt a veces las leguas son de 3 millas y en otras ocasiones son de 4, y esto es un problema derivado de Las Casas, que cambió las cifras, según el autor.

Además, bajo estas proposiciones Betancourt encuentra que la legua corta puede explicar algunas distancias, como los totales navegados en Cuba durante los dos primeros viajes de Colón, también el acumulado en La Española y la distancia entre Cuba y Haití. Sin embargo, estas cifras son tomadas de las Cartas a Santángel y Sánchez, así como de la relación de la segunda exploración por el Sur de nuestro país. Pero como se analizará a posteriori los totales del primer viaje de las epístolas referenciadas no coinciden con las anotaciones del Diario de Navegación, siendo dudosa aceptarlos.

Y sobre la longitud en el recorrido por la ribera sureña cubana, debemos recordar que diversas fuentes exponen la equivalencia de 4 millas por legua durante esa exploración, es decir, que aunque Colón empleó la legua marina de 4 leguas, la suma total resultó exagerada y por eso alguien podría pensar, equivocadamente, que midió con una legua más corta.

Entonces, si es verdad que existen algunas contadas mediciones que apoyan la legua corta, también encontramos muchas que la desaprueban, como se verá en el desarrollo de este texto.

Analicemos los tres presupuestos de Betancourt comenzando por las leguas de 5000 varas (4179,525 m).

Para señalar los puntos controversiales del autor emplearemos el identificador D# (Duda, Dificultad, Discordancia, Divergencia). 

Primer argumento: ¿Leguas pequeñas?

Existen muchísimos elementos en el mismo Diario contra una legua pequeña, pero como Betancourt alega que el libro colombino está alterado por Las Casas y que son “verdaderas” y fieles las cartas a Santángel y Sánchez, dejaremos por el momento el análisis del Journal para concentrarnos en las misivas que el autor esgrime como principal escudo.

Carta a Santángel

Estas cartas, en realidad, demuestran que la legua usada por Colón era mucho mayor que 4180 m.

Verbigracia: en la carta a Santángel Colón declara que Cuba era mayor que Inglaterra y Escocia juntas. Y agrega que la isla caribeña tenía 167 leguas (107 leguas que le había recorrido más 60 que le faltaban por explorar).

Comenzamos con la carta a Santángel, pues algunos autores alegan que la epístola a Sánchez podría estar adulterada o no ser un original de Colón.

Podemos plantear la inecuación:

Largo de Cuba > Largo de la isla británica

Es elemental que la extensión de Inglaterra y Escocia debía ser conocida por el Almirante, sino la comparación no tendría sentido, y, para resolver la inecuación podemos tomar el valor real de la longitud de la ínsula europea, teniendo en cuenta que puede existir un error en la apreciación del navegante genovés pero esta discrepancia no puede ser extrema, porque en los tiempos colombinos se conocía con bastante exactitud la geografía europea y existían mapas con relativa buena factura donde se mostraba con aceptable fidelidad las dimensiones de Gran Bretaña.

En la página web todoatlas.com se afirma que la longitud de dicha isla es de algo más de 1100 km (700 millas). Sin embargo, por tres vías alternativas hicimos un acercamiento a esta magnitud y en todos los casos los resultados son alrededor de 950 km. Calculando por la diferencia de latitud entre los puntos extremos de la ínsula obtuvimos aproximadamente 959 km. Midiendo con el Mapa de Google el largo de la isla oscila alrededor de 950 km, y con una calculadora disponible en Internet se obtuvieron 968.7 km.

Entonces podemos aproximarnos a la magnitud de la legua que usaba Colón resolviendo la inecuación y tomando el valor estimado de 959 km.

Largo de Cuba (Supuesto por Colón) > Largo de Inglaterra y Escocia (Conocido por Colón con regular aproximación).

167 leguas > 959 km

1 legua > 5,7 km

Por tanto, para poder satisfacer la reflexión que hace el Almirante en la carta a Santángel la legua tendría que ser mucho mayor a la propuesta por Reymundo. Del resultado obtenido, es decir, con una legua mayor a 5,7 km, podemos aceptar como la más probable utilizada por Colón a la legua italiana de 5920 m. Y admitiendo cierto grado de incertidumbre en estos cálculos se puede considerar tal vez la española de 20 al grado equivalente a 5556 m, y con menos probabilidad la legua que asumen Judge y Marden, de 5222 m (2,82 MN). La equivalente a 4945 m (2,67 MN) no parece adecuada y la sostenida por Betancourt de 4180 m es inaceptable para satisfacer la comparación del Almirante.

Mirándolo desde otro ángulo, si Cuba medía 167 leguas y la legua era de 4,18 km, como quiere Betancourt, entonces nuestra ínsula tendría una longitud de 698 km, mucho menor que la isla europea, es decir, Colón se habría quedado corto por 261 km, que representa un error relativo del 37%, inapropiado e inadmisible según la cartografía de la época, que ya exhibía mapas y cartas relativamente exactos de Europa y de Inglaterra y Escocia, como escribe el Almirante.

Es elemental que el cálculo en millas conduce al mismo resultado, verbigracia: si convertimos las 167 leguas a millas, multiplicando por 3, como quiere Betancourt, tendríamos 501 millas, a razón de 1,393 km por milla, darían casi 698 km, que contradice la idea del Almirante. Para satisfacer la proposición de Colón con leguas de 3 millas entonces las millas tendrían que ser mayor o igual a 959 km / 501 millas, es decir 1,914 m. Ya aclaramos que estos cálculos son aproximados porque no sabemos con exactitud la longitud que le suponía Colón a Gran Bretaña.

Pero si tomamos 167 leguas, por 4 millas, serían 668 millas, y convertidas a kilómetros, con millas romanas de 1480 m, serían 988 km, aprobando el examen para las leguas de 4 millas.

Carta a Sánchez

Ahora podemos analizar la carta a Sánchez, donde se dan las distancias en millas, para probar la equivalencia de Reymundo. Evidentemente los resultados tienen que ser iguales que los obtenidos con la epístola a Santángel y el lector puede saltarse los primeros párrafos de este este acápite si lo prefiere, pero mostraremos los cálculos para aclarar cualquier duda al respecto.

En esa epístola Colón dice haberle recorrido a Cuba 322 millas, faltándole por explorar 180, para un total de 502 millas.

Como Inglaterra y Escocia tienen aproximadamente 959 km de longitud (pueden ser algunos más o menos según la cifra que tuviera en mente Colón, como ya se apuntó), entonces calculando la razón tendríamos que 959 km / 502 millas = 1,9 km por milla. Evidentemente la milla que refleja la Carta a Sánchez también rechaza la propuesta de Betancourt, cuya milla es de apenas 1393 m.

Es evidente que 502 millas x 1,393 m son aproximadamente 700 km, mucho menor que la longitud de la isla británica.

Y si calculamos la legua, aún a 3 millas por legua, tendremos una legua de 5,7 km, como era de esperar de acuerdo a lo calculado con la carta a Santángel, desaprobando la hipótesis de la legua de este autor.

De acuerdo al análisis de la Carta a Sánchez, una de las millas que más se acomoda a la comparación de Colón, sería la llamada milla náutica, de 1852 m, y como al parear las dos cartas la legua equivale a 3 millas, entonces parece que esta epístola fuera escrita estimando las distancias con la legua marítima de 20 al grado, de 3 millas náuticas, o una legua de longitud cercana a ella.

Esto nos hace pensar en dos posibles variantes explicativas:

1.   Si la carta a Sánchez fue escrita por Colón, tal y como aparecen las cifras en millas que han llegado a nuestros días, es decir, no está adulterada, entonces, aparentemente, el Almirante usó una legua terrestre, o una legua española, de 3 millas, tal vez porque el destinatario no era marino. Esto podría confirmar la anotación de Navarrete al margen del Diario de Navegación, donde dice que Colón usaba una legua de 4 millas, que equivalía a la española de 3 millas. Pero aun si aceptamos la legua de 3 millas en esta carta ello no invalida que en el Diario el Almirante usara la marítima de 4 millas, ni siquiera prueba de que en la Carta a Santángel la legua fuera de 3 millas.

2.   Si la carta a Sánchez ha sido manipulada, entonces, por ejemplo, las distancias, originalmente dadas por Colón en leguas, fueron equiparadas a millas. Quizás el propio Sánchez pudo pensar que el Almirante usaba leguas de 3 millas, o tal vez algún traductor español fue quien realizó la conversión multiplicando por 3 las cifras dadas en leguas.

Posteriormente, cuando estudiemos las discrepancias entre las cifras de éstas misivas y las que refleja el Journal analizaremos otras posibilidades para reconciliar estas diferencias.

En resumen, el análisis de las cartas a Santángel y a Sánchez demuestran que la legua que usaba Colón era mucho mayor que la propuesta por Reymundo, quedando en lo incógnito el hecho de si la legua era de 3 ó de 4 millas, porque sólo la epístola a Sánchez sugiere una legua de 3 millas, pero queda la duda de si está carta ha sido adulterada, pero aun si no lo está, no es óbice para aceptar que el Diario refleja las distancias con leguas de 4 millas.

Longitud de las Canarias a las Antillas

El segundo alegato de peso contra las leguas pequeñas lo tenemos en las cifras que dan diversos personajes de la época acerca de la amplitud o longitud del Océano Atlántico, es decir, la distancia para alcanzar las islas antillanas.

Mayoritariamente, las referencias del cruce del Atlántico, para navegar a las Antillas Menores o a La Española, oscilan entre las 750 y 850 leguas, y la equivalencia sería siempre sobre los 5 km por legua.

El doctor Chanca señala un recorrido para el segundo viaje de 820 leguas, y varios autores de la época adoptan cifras parecidas a estas.

Porras anota 700 leguas de regreso a España, en el cuarto viaje.

Morison explica que las distancias expuestas durante el segundo viaje, concuerdan perfectamente con la legua marítima. Y destacamos que estas referencias no son tomadas de Las Casas.

Según la contrastación del autor norteamericano la legua equivaldría a 5890 metros, es decir, valor cercano a los 5920 metros que hemos asumido como la probable que usara Colón, y también se opone a la creencia de una legua corta, por ejemplo, asumiendo la distancia real igual a 4830 kilómetros y tomando leguas equivalentes a 4,2 kilómetros tendríamos una magnitud de 1150 leguas entre Gomera y Dominica, cifra que diverge significativamente de los valores dados en esos viajes de alrededor las 800 leguas.

D#1: Las leguas a las que apela Betancourt son muy pequeñas, de 4,18 km, y con ellas no se pueden explicar la mayoría de las anotaciones del Diario de Navegación, incluso fallan en las cartas a Santángel y a Sánchez, que son el sostén referencial de Betancourt, y también son inapropiadas para cotejar otras distancias dadas por el Almirante y sus contemporáneos, verbigracia: la longitud navegada en el océano Atlántico.

Segundo argumento: ¿Leguas de 3 millas?, es decir, Las Casas alteró casi todas las estimaciones de distancias que recoge el Diario.

Ya tocamos este punto ligeramente en el análisis de las cartas a Santángel y Sánchez, Ahora verificaremos otros elementos también en desacuerdo con esa idea.

Como reconocen la inmensa mayoría de los autores el Diario refleja claramente que Colón usaba leguas de 4 millas, pero igualmente asumiremos la duda al respecto, de acuerdo a los argumentos de algunos investigadores quienes expresan que el libro colombino se encuentra corrompido por intromisión “lascasiana”.

Entonces, ¿quiénes asumen leguas de tres millas? Como hemos visto, la mayoría son autores cubanos que tratan de explicar con leguas de tres millas las discrepancias entre los puntos que ellos identifican en sus hipotéticas derrotas por Cuba.

De ellos podemos mencionar a Núñez Jiménez y sus seguidores, que defienden a Bariay; a Pueyo y también sus “discípulos”, quienes abogan por Puerto Padre, como Mario López Aguilar, Mary Ruiz de Zárate y Reymundo Betancourt. Entre los investigadores foráneos imbuidos en esta idea el caso más notable es el de Samuel E. Morison, aunque vale la pena exponer que el biógrafo norteamericano muestra dudas y reservas al respecto.

Debemos recordar que mientras Núñez, Morison y Pueyo, sugieren leguas de 3 millas en tierra y adoptan la de 4 millas en el mar, Zárate y Betancourt mantienen únicamente la legua de 3 millas, tanto en tierra como en el mar.

Se apoyan Zárate y Betancourt, en las famosas cartas a Santángel y Sánchez, en las que aparecen las distancias recorridas en Cuba y la Española, en la primera las distancias se relacionan en leguas mientras en la segunda epístola se asocian a millas, y al parearlas la razón es de aproximadamente 3 millas por legua.

Betancourt analiza que existe una contradicción entre las referencias que aparecen en el Journal, donde siempre se aboga por leguas de 4 millas y otros documentos colombinos pues las cifras que recogen las dos cartas del primer viaje apuntan a leguas de 3 millas.

Además, el citado autor se escuda en los alegatos de la Zárate, quien explica que en la Carta de Toscanelli también aparece la equivalencia de 3 leguas por milla y el Padre Las Casas cambió la equivalencia a 4 millas por legua. (Verdaderamente, hasta donde conocemos, ni Betancourt, ni el autor de estas líneas, hemos podido verificar la certeza de los planteamientos de esta autor y la única referencia que parece correcta la hemos encontrado en un análisis que se realiza sobre las cartas del erudito italiano donde se refleja claramente que la equivalencia era de 1 por 4).

Para salvar las discrepancias entre los diferentes documentos, la Zárate y Betancourt, por ese orden, alegan que Las Casas alteró el Diario, la Carta de Toscanelli, y las demás epístolas y relaciones de Colón donde aparecen citas a leguas de 4 millas.

Estos autores desaprueban a Las Casas, y lo acusan de haber apostillado el Diario, cambiando las cifras dadas por el Almirante, y convirtiéndolas a leguas de 4 millas. De esta forma, también desvirtúan y achican el valor del Journal, pues, si esto es cierto, en este documento pueden existir mediciones que son fieles y reales a lo redactado y anotado por Colón hace cinco siglos, y otras falsas, cambiadas por el cura. Si aceptamos estas ideas entonces cada autor puede, a su conveniencia, manipular la data del relato colombino, para ajustarla a las costas supuestamente visitadas y descritas por el genovés. Sobre las acusaciones contra Las Casas de alterar los documentos advierte Ballesteros que es un argumento de escaso valor.

Veamos ahora algunos de estos supuestos de manera más detallada:

Recapitulando, en cuanto a la documentación que existe respecto a las mediciones de distancias los autores alegan:

-El Diario está manipulado y mancillado por Las Casas, y por lo tanto no es confiable.

-Tampoco son honestas las cartas de relación y de viajes donde aparece la equivalencia de 4 millas por legua, igualmente alteradas por el cura.

-Esto se confirma por la Carta de Toscanelli, que según la Zárate, a lo que se adhiere Betancourt, modificó Las Casas.

-Por lo tanto, de los documentos colombinos solo son fiables muy pocos, entre ellos las cartas a Santángel y Sánchez.

Y a estos razonamientos algunos autores agregan un postulado de orden lógico:

-Colón navegaba bajo bandera española, y por lo tanto debió medir con una legua de esa nación (que ellos asumen y calculan igual a 3 millas).

En primer término, aunque el Diario fue trascripto por las Casas, no podemos afirmar, ni existen pruebas de que cambió las distancias.

Es verdad que el Diario sí muestra acotaciones e inclusiones de Las Casas, pero éstas “modificaciones” no implican cambios en las cifras o equivalencias. Igualmente las cartas que fueron transcripciones del cura, se consideran fieles a lo escrito por el Almirante y no existen evidencias de que el fraile las alterara en lo esencial de su contenido.

Además, es falso que todas las cartas donde Colón estipula la razón de 4 millas por legua hayan pasado por el “tamiz lascasiano”, como afirman Zárate y Betancourt.

En algunos legajos encontrados recientemente, agrupados en lo que se ha denominado el Libro Copiador de Colón, aparecen versiones de algunas de las cartas ya publicadas junto a otras inéditas. Varias de estas misivas habían sido publicadas por Las Casas y aunque a veces se encuentran diferencias entre algunos textos, no existen alteraciones que pongan en duda la autenticidad de estos documentos. Ahora bien, tanto en las que tuvo el obispo en sus manos como en las que aparecieron posteriormente, cuando el Almirante comparó leguas y millas siempre conserva la equivalencia de una a cuatro.

Y de acuerdo a Ballesteros la Carta al Papa aparentemente que fue copiada por Hernando y también muestra la equivalencia de 4 millas por legua.

Pero analizando las epístolas que Betancourt y Zárate enarbolan como bandera podemos decir que, según Navarrete, la carta a Sánchez, que es donde aparecen las distancias en millas, tampoco es de puño y letra del Almirante. Por lo tanto cabe la posibilidad de que en la prístina carta Colón empleara leguas, y luego, al ser copiada por otra persona convirtiera las distancias a millas, utilizando la relación de 1 a 3, como se comentó anteriormente. Además, recalcamos que varios investigadores suponen que esta carta es “falsa” y que no fue redactada por Colón. Por demás, el texto a Santángel que ha llegado a nosotros tampoco es el original del Almirante.

Y del análisis que hicimos anteriormente de la Carta a Santángel, la comparación que hace Colón de Cuba con Inglaterra demuestra o que la legua tenía que ser de 4 millas, o que las millas eran de mucho mayor longitud que las propuestas por el autor.

Hay que acotar que algunos especialistas del tema, apoyados por la similitud de dichas misivas, consideran la Carta a Santángel (donde aparecen leguas) como primaria, y la de Sánchez, y quizás otras que se han perdido, como copias o variaciones de ella. En la carta similar a los Reyes, también aparecen las distancias en leguas. En ciertos estudios se plantea que Colón siempre priorizó las leguas sobre las millas, y cuando aparecen millas en sus escritos, generalmente encontramos la equivalencia en leguas. Pero esto no es así en la Carta a Sánchez, lo cual resulta “sospechoso”.

Es de notar como Betancourt se apoya en las referencias sobre la Carta de Toscanelli sin estar seguro de la veracidad de lo expuesto por la Zárate. Tampoco podemos inferir que Las Casas la alterara, en caso de que verdaderamente esté adulterada, pues no sabemos qué sentido tienen los cambios que les atribuyen a Colón o al sacerdote.

También, en contraste con la variante “lascasiana” de Zárate y Betancourt, existe una explicación más simple a las anotaciones que aparecen en estas cartas, suponiendo que Colón utilizara una equivalencia de 3 millas por legua en una de ellas.

En primer término y como se aclaró anteriormente, lo más probable es que el Almirante estimara la velocidad de la nao en millas por hora, y luego, al hacer el recuento del día, las convirtiera a leguas, como refleja el Diario, por tanto, cuando iba acumulando las distancias, evidentemente sumaba las cifras diarias, o de varias horas, que ya estaban convertidas a leguas. De esta forma, al determinar el recorrido total en el océano, siempre las cifras se dan en leguas, y así se observa cuando los pilotos comparan sus números o cuando Colón anuncia dichos acumulados. Es decir, como lo refleja el libro colombino, los totales del día se llevaban en leguas y se “perdían” las distancias en millas. Para determinar la longitud en millas entonces había que calcularla a partir de la cifra en leguas de acuerdo a la equivalencia que usara Colón.

También debió ser así al acumular las distancias en tierra, porque en la mayoría de los escritos del marino italiano aparecen las cifras en leguas. De este modo tenemos en el Diario el largo de Cuba estimado en 120 leguas, y el bojeo de La Española, en 800 ó 600 leguas, como aparece registrado en diferentes documentos del Almirante, entre otras longitudes registradas en textos colombinos.

Por lo tanto, cuando escribió las cartas a Santángel y a Sánchez, que no eran marinos, pudo usar una legua de 3 millas, que probablemente eran comunes en tierra y serían las que conocían o estaban familiarizados los destinatarios. Pero en el Diario siempre se usa la marina de 4 millas. Colón advierte al Papa y a otros receptores de sus misivas que usaba leguas de 4 millas, como se acostumbraba en el mar, grandes leguas, y esto nos hace pensar que el Almirante hace la aclaración porque en tierra existían leguas de 3 millas, menores, y múltiples, es decir, varias, y quería que los lectores de sus documentos no malinterpretaran las distancias si estaban acostumbrados a leguas “terrestres”.

Contrastación de las distancias del Diario con las de las cartas

Morison parece desconcertado cuando afirma que las distancias totales navegadas en Cuba y La Española, tomadas de las cartas analizadas, no se corresponden con las cifras que se deducen del Diario, lo cual es cierto. Entonces ¿cómo solucionar estas diferencias? Podemos buscar algunas explicaciones.

Primera solución.

Colón llevaba en Cuba la estima en leguas marinas y los totales en nuestra isla se pueden calcular cercanos a las 80 leguas (realizando diferentes consideraciones podemos sumar entre 70 y 90 leguas, aproximadamente).

En la carta a Sánchez aparecen anotadas 322 millas, equivalentes a 80,5 leguas de 4 millas, que puede ser aproximado al recorrido por Colón en Cuba.

Luego, el propio Colón, o algún “traductor”, igualó las 322 millas con 107 leguas, dividiendo por 3, para convertirlas a leguas terrestres, como aparece en la carta a Santángel. (O, inicialmente en la Carta a Santángel Colón hizo la conversión directamente a leguas terrestres utilizando la relación de 4/3, llevando las 80,5 leguas marinas a 107,33 terrestres, y luego él, o algún traductor, convirtió a millas, multiplicando por 3 para las 322 millas que aparecen en la carta a Sánchez).

Igualmente, cuando Colón describe a La Española, aparecen varias cifras dadas en leguas: 138, 178 y 188 (en la epístola a Santángel), así como 564 millas (en la carta a Sánchez).

Las 564 millas sería 141 leguas marinas (de 4 millas), un valor cercano al 138 recogido en esa misiva. Y los cálculos de las distancias navegadas, según el Diario de Navegación, dan cifras cercanas a 140 leguas. Por demás, 564 millas también son 188 leguas de tres millas.

Por lo tanto, podemos asumir, que, tanto en el Diario, como en las cartas, las cifras son correctas, sólo que en el Journal los totales se dan en leguas marinas, de 4 millas, y en las cartas, se convirtieron a leguas de 3 millas.

Podemos agregar que la distancia entre Cuba y La Española, dadas en las cartas son de 18 leguas y 54 millas, siguiendo la relación de 3 millas por legua, y en el Diario de Navegación aparecen anotadas 22 leguas, que no se ajustan a la explicación dada con anterioridad, pero en Diario también están escritas 120 leguas para lo explorado en Cuba, lo cual nos deja con dos posibles explicaciones, o existen errores en las cifras dadas en el Journal, o Colón rectificó estas distancias, quizás al consultar la opinión de los otros pilotos o marinos que le acompañaban. Además, es evidente que el cálculo de 22 leguas que recoge el Journal está calculado bajo falsas premisas, que posiblemente se corrigieron posteriormente.

Y también podemos recordar que en algunos escritos Colón plantea que el perímetro de la Española equivalía a 800 leguas y en otros dice que son 600 leguas, donde también se observa la relación de 4/3. (Léase la Carta al Papa y la Institución del Mayorazgo).

De esta forma tenemos una solución más sencilla, que explica de forma lógica las diferencias que existen entre las anotaciones de las Cartas y las que aparecen en el Diario, sin tener que llegar al extremo de desvirtuar el Journal, culpando a Las Casas de haberlo alterado, como supone Betancourt.

Por lo tanto, reafirmamos que aun admitiendo que Colón utilizara leguas terrestres de 3 millas, tanto en las epístolas analizadas como en la supuesta Carta de Toscanelli, esto no supone que en el Diario, que era el documento de navegación, se empleara la marina que contenía 4 millas.

Y sí fuera cierto que Las Casas cambió las leguas en la Carta de Toscanelli, tampoco es un problema, porque según muchos historiadores y escritos de la época las dos leguas debieron coexistir, la terrestre, que al parecer era de 3 millas, y la marina, de 4, y como el cura sabía que en el mar se empleaban estas últimas, pudo “arreglar” la referida Carta por desconocimiento o buena fe, lo que no implica que alterara el Diario.

Las dudas que afloran de este análisis radican en que el Almirante siempre alega que mide con leguas grandes, de 4 millas, como era costumbre en el mar, véase la epístola al Papa, aunque la afirmación colombina pudo ser consecuencia de un lapsus mentis, al estar “habituado” a las leguas de 4 millas. Esta solución también entra en contradicción con la comparación que realiza el Almirante entre la longitud que le suponía a Cuba mayor que Inglaterra y Escocia juntas, como analizamos anteriormente.

Segunda opción.

Otra posible solución al misterio de las leguas de 3 millas se obtiene si asumimos como cierta la afirmación de Navarrete quien en el Diario de Navegación acota que Colón usaba millas italianas que eran menores a las millas españolas, siendo 4 millas italianas casi o equivalentes a 3 españolas y al valor de una legua.

Por ejemplo, supongamos que en 1492 coexistieran varias leguas y millas, que de hecho es cierto, y asumamos como hipotéticas o posibles las siguientes:

1. La legua italiana de 4 millas de 5920 m, las millas son de 1480 m.

2. La legua marítima portuguesa o española de 20 al grado de 5556 m, equivalente a 3 millas marítimas de 1852 m. U otra de similares características y dimensiones. Y decimos marina, pero puede ser una legua que se empleara en tierra, para el caso es lo mismo.

Además, podemos asumir que la diferencia entre estas dos leguas no es determinante si tenemos en cuenta que las mediciones se hacían a ojo de buen cubero.

Por lo tanto, según esta hipótesis, Colón o algún otro “traductor”,  pudo utilizar en las cartas estudiadas la legua de tres millas, pues como era “aproximadamente” de igual longitud a la de 4 millas, en la práctica era lo mismo emplear una o la otra.

El problema de esta solución es que no explica las diferencias que existen entre las magnitudes que se calculan en el Diario y las que se consignan en las referidas cartas.

Tercera solución

Todas las cifras dadas en estas cartas lucen exageradas y pueden ser aproximaciones realizadas por el Almirante, como las que señala Colón para el perímetro de La Española y de Jamaica, etc. Es decir, no son fruto de mediciones o estimaciones reales, sino producto de ideas e interpretaciones del Almirante. (En varias referencias se afirma que las cifras de estas epístolas están sobredimensionadas y esta podría resultar la respuesta correcta a esta problemática).

También debemos considerar que las determinaciones que se cotejan en las dos cartas resultan de una apreciación que pueden tener un alto grado de incertidumbre, pues no fueron mediciones directas, sino que son el resultado de la suma de muchas distancias, algunas calculadas por la velocidad del velero y el tiempo de navegación, y otras a “ojo”, y estos totales se encuentran “sesgados” por las distancias mayores, que probablemente eran las más inexactas.

Estas distancias quizás surgieron de comparaciones entre los diferentes pilotos y capitanes, tal vez consultados por el Almirante, y de esta estima resultó cierta exageración en las cifras dadas en los diferentes documentos, como mismo ocurrió al atravesar el Atlántico, cuando ningún piloto coincidía en los totales navegados. También pueden existir errores con los números, porque en el Diario de Navegación se recogen 120 leguas para la distancia navegada en Cuba y en las cartas y otros documentos de Colón aparece 107. Se puede pensar en alteraciones o cambios en la cifra del Journal, por ejemplo, nótese la similitud entre ciento veinte y ciento siete, donde veinte y siete poseen las mismas vocales y finalizan con la misma sílaba, es decir, se pronuncian de forma parecida o similar y pueden confundirse en el supuesto caso de que una persona escribiera o dictara a un copista.

Pero también cabe la posibilidad, siguiendo la idea de algunos autores, que cifras y números del Diario original, o de alguna copia, fueron escritos con dígitos o signos romanos. En este caso 120 es igual a CXX y 70 equivale a LXX, por lo que en un texto manuscrito, es fácil confundir la L con la C. Hemos seleccionado 70 leguas, porque del cálculo de las distancias navegadas en Cuba resultan cifras cercanas a este valor, como ya dijimos, según lo anotado en el Journal, pueden aceptarse, de acuerdo a ciertas variantes, valores que van desde menos de 70 a más de 80 leguas. Hay muchas maneras de suponer transformaciones o mutaciones en las cifras del Diario, otro ejemplo: LXXX, puede transformarse en CXX, por un cambio y una omisión.

A favor de las leguas de 4 millas podemos agregar que eran más convenientes en el mar para calcular distancias cuando se hacían guardias de 4 horas, porque para convertir de millas a leguas simplemente bastaba con tomar la velocidad media en el período de esas 4 horas, sistema que se empleó en siglos pasados, y evidentemente, si este método estuvo vigente era porque la legua que empleaban los marinos eran de 4 millas. (Aclaramos que no estamos diciendo que Colón usara esta forma de medir distancias, sino que es una evidencia más del empleo de leguas de 4 millas en el mar).

Resumiendo lo analizado hasta ahora podemos enmarcar los siguientes alegatos:

1. Si el Diario no es “original” las cartas tampoco lo son.

2. Específicamente la epístola a Sánchez pudo ser alterada por su remitente o los que la publicaron, (algunos investigadores alegan que los autores de estas cartas implican a Santángel e incluso al mismísimo monarca español, debido a que se encontró un manuscrito que se supone es un borrador de una de las cartas, la letra no es del Almirante, sino muy similar a la de Santángel, y la versión en latín puede tener el destinatario cambiado por error).

3. Aunque el Almirante utilizara 3 millas por legua en la carta a Sánchez, lo que no está probado, esto no implica que en el Diario fuera así, ni siquiera que la usara en la carta a Santángel.

4. Existen otros documentos que no pasaron por el “tamiz lascasiano”, como alega Betancourt, y entre ellos encontramos el Manuscrito del Libro Copiador de Cristóbal Colón, donde se refleja claramente que la legua era de 4 millas.

Y el argumento de la Zárate, que Betancourt repetía en una versión del 2009, cuando argumenta que Colón al navegar para España tenía que usar leguas de 3 millas, queda totalmente sin fundamento si recordamos que tanto Américo Vespucio, como Fernando de Magallanes, al servicio de los Reyes Católicos, usaron leguas de 4 millas.

El propio Reymundo Betancourt rectifica ésta apreciación y luego reconoce que cuando Américo navegó para España utilizó leguas de 4 millas.

Otra apreciación que apoya la legua de 4 millas, es la distancia entre la costa Norte y Sur de Trinidad, en el tercer viaje, dónde Colón encuentra una diferencia de latitud de cerca de dos grados, equivalentes a 26 leguas, es decir, el grado del genovés medía algo más de 13 leguas, y conociendo que el Almirante siempre dijo que en un grado entraban 56 y 2/3 millas, la única equivalencia que satisface esta estimación es la de 4 millas por legua. Debemos recalcar que esta determinación fue realizada casi seguro con el cuadrante, y es la única medición que podemos estar seguros que realizó el Almirante de esta forma y también contradice la opinión de Betancourt, de que cuando el Almirante medía con el instrumento los resultados de latitud eran el doble del real.

Por último, la inmensa mayoría de los eruditos, cosmógrafos, compañeros de Colón, y otros que navegaron y vivieron esa época dicen que la legua marina era de 4 millas, y algunos aclaran que la de tierra era de 3 millas. Posteriormente se continuará el estudio de este tema.

D#2: Betancourt se apoya en referencias de la Zárate, sobre la Carta de Toscanelli, sin haber verificado la certeza de estos argumentos.

D#3: La legua que usaba Colón era de 4 millas, lo repite el Diario decenas de veces, lo aclara el Almirante en varias de sus epístolas y relaciones de viaje, lo dicen los contemporáneos del genovés, y la emplearon, en la misma época Américo Vespucio, y años más tarde, Fernando de Magallanes. Además, la única vez que tengamos noticias que el Almirante midió una distancia con instrumento, confirma la legua de 4 millas.

Tercer argumento: ¿San Salvador fue el epicentro o punto de referencia para las mediciones en Cuba?

A partir del minuto 15:16 el documental expone consideraciones acerca de las mediciones de distancia y entre ellas Betancourt alega que Puerto Padre fue el epicentro desde donde Colón realizó sus estimaciones.

Si revisamos la documentación colombina podemos comprobar que en ningún momento, ni en el primer viaje, ni en los posteriores, el Almirante asume algún punto como epicentro para sus mediciones, pues la navegación a estima se basa en medir la distancia y el rumbo entre dos puntos contiguos, y luego el punto final sirve de partida para la siguiente medición, y así sucesivamente, cada posición es tomada como base para la estimación que le continúa.

Y esto se ve claramente reflejado en los viajes trasatlánticos, incluso, en el primero, para venir a las Américas, cuando casi todo el trayecto era en línea recta, al occidente, y era fácil estimar las distancias a partir de las Canarias, pues solamente había que sumarlas, no se dan las longitudes navegadas desde la Isla de Hierro o La Gomera, se observa que el Almirante lleva los tramos uno a continuación de otro, y solo en determinadas ocasiones se refiere al total navegado hasta ese día.

Aunque era imprescindible conocer el acumulado del recorrido para saber si faltaba mucho o poco al supuesto destino, y de seguro ese total lo calculaban frecuentemente, posiblemente a diario, el Journal, que era la guía fundamental de la derrota, refleja el tramo navegado día a día, generalmente se daban dos cifras, la diurna y la nocturna, y a veces el Almirante totalizaba la jornada y lo apuntaba en el cuaderno colombino.

Y no podría ser de otro modo, pues cuando se navegaban varias leguas en cualquier dirección, los pilotos lo marcaban en la carta, y a continuación, ese era el punto a partir del cual se marcaba el siguiente tramo recorrido, como ya se aclaró.

De todas formas, si Ud. revisa el Diario, comprobará que en ningún momento se emplean tales puntos de referencia, por ejemplo, cuando los nautas llegaron a las Bahamas, no tomaron la primera isla, San Salvador, como origen de las mediciones. Tampoco lo hicieron a partir de San Nicolás, cuando midieron en La Española.

Pero lo que demuestra lo irreal de esta proposición de forma más radical, es que cuando Colón parte de Río de Mares, a 8 leguas encuentra un río, y luego otro río a 4 leguas del anterior, que llamó Río del Sol, es decir, que el Almirante no anotó 12 leguas entre Río de Mares y el Río del Sol, o a partir de San Salvador. Pero el navegante genovés si resume la jornada y escribe que había navegado en total 18 leguas. Y, al día siguiente anota que pasó una punta al SE que le había parecido obra de 2 leguas la noche anterior, fíjese que no anotó 20 leguas a partir de Río de Mares, o de San Salvador, como quiere Betancourt. Y a partir de ese momento va anotando las distancias una a continuación de otra, sin tomar a San Salvador, o cualquier otro sitio, como punto de referencia. Aunque, como dijimos anteriormente, a veces puede medir más de una distancia desde el mismo punto, y también puede sumar varias distancias para referirse a un determinado espacio navegado, pero nunca tomó un epicentro para estimar los tramos recorridos, como método de estima.

Por ejemplo, sigamos la derrota de la flota por nuestro país: El Almirante tomó a San Salvador como referencia para determinar la distancia a las puntas que observó al salir de este lugar, como es lógico, y también para dar la distancia hasta el Río de la Luna, porque era la entrada contigua a San Salvador, pero esto no significa que sea el centro de todas sus mediciones, porque luego es Río de Mares el origen para estimar la distancia a Cabo de Palmas, e igualmente cuando navega al Este de este sitio, Mares le sirve de referencia para el río a 8 leguas y para las 18 leguas navegadas hasta Cabo Cuba. Luego asume a Punta Mulas como inicio para la ruta hacia el Este a lo largo de Cuba. Cuando abandona Sagua de Tánamo, el Puerto del Príncipe es el origen de las mediciones, porque parte de allí. Cuando llega a Punta Guarico, Cabo del Pico para Colón, advierte sobre dos puntas, una a 60 millas y otra a 20 millas de este sitio, sin embargo, el total navegado ese día se estima desde el punto de salida, que fue Cayo Moa. Cuando anota las distancias de varios ríos antes de llegar a Baracoa, siempre escribe la distancia entre los ríos contiguos y no el acumulado para cada uno de ellos, aunque al final si refiere el total navegado. Desde el Río Duaba dice que vio una punta al Este a 8 leguas, y luego agrega que al navegar media legua encuentra un singularísimo puerto, la Bahía de Baracoa. Al abandonar esta última bahía, anota las distancias una a continuación de otra, y no desde un epicentro de mediciones.

Y en La Española Colón procede de idéntica forma. Cuando llega a dicha isla, amanece a 4 leguas del puerto que luego llama de San Nicolás, y desde la posición de la nave describe las distancias a la Isla Tortuga, al Cabo del Elefante, al Cabo Cinquin, al Cabo Estrella, entre otros, pero esto no significa que sea el epicentro de sus mediciones para cartografiar la ínsula, pues sería impracticable tomar un punto en el mar como lugar de referencia para cartear y desarrollar la derrota por una isla o cualquier costa. Y así podemos seguir por todo el Norte de La Española donde se observa claramente que la idea de los autores que abogan por el punto inicial o epicentro “metrológico” no se sustenta en bases sólidas.

D#4: En fin, que la idea del epicentro métrico no es factible para llevar a cabo un derrotero por nuestras islas y no tiene apoyatura en la data del Journal.

Las estimaciones de distancias de acuerdo a Betancourt.

Después de analizar la invalidez de los tres presupuestos en los que apoya Betancourt su estudio de las distancias podemos detenernos en las especificidades y detalles de estas mediciones.

A partir del minuto 15 el autor reflexiona sobre el supuesto epicentro metrológico en San Salvador y nos da la equivalencia de varias distancias en millas.

Una legua de San Salvador al Río de la Luna

Para casi todos los defensores de Puerto Padre, incluyendo el autor analizado, este tramo es el comprendido entre las entradas de las Bahías de Puerto Padre y Malagueta. Para dicho tramo nosotros asumimos una distancia de 7,5 km, medido desde un punto al Norte de Cayo Guincho, en el borde occidental de la bahía puertopadrense hasta cerca de la entrada al canal de Malagueta, específicamente de Punta Piedra. Esta longitud es aproximadamente un 27% mayor que una legua de 5,9 km, aceptable si tenemos en cuenta que Colón dice que navegó una legua para ver la entrada del Río de la Luna. Alertamos que en el tramo de estudio solo hay dos bahías que tiene al occidente alguna entrada más estrecha aproximadamente a una legua, y una de ellas es Puerto Padre.

Como una legua de Betancourt es igual a 4,18 km el error relativo sería del 79%, poco confiable si tenemos presente que es una distancia relativamente pequeña y por eso el autor se ve obligado a buscar alguna explicación alternativa. 

Según se interpreta literalmente de lo escrito por Colón casi todos los investigadores aseguran que debe existir aproximadamente una legua entre San Salvador y el Río de la Luna. Sin embargo Betancourt asume 6 millas, es decir, 2 leguas.

Dos leguas cortas son 8,36 km, y comparadas con la distancia real el error relativo sería del 10%, una buena aproximación sin dudas, pero con el inconveniente, como ya se explicó, que el autor asume dos leguas donde el Journal refiere una. 

De acuerdo a la hermenéutica de Betancourt la frase del Diario “andada otra legua”, significa que se navegaron 2 leguas y no una, es decir, que “otra legua” equivale a dos leguas.

Sólo Pedroso, y aparentemente, Alexei Servarinov, hacen objeciones sobre esta referencia, pero no en el mismo sentido que Betancourt. Pedroso alega que la legua navegada por Colón fue luego de pasar la punta al NO de San Salvador, es decir, aunque no se pronuncia sobre la distancia entre San Salvador y Río de la Luna, sí lee correctamente a Colón en cuanto a la distancia y asume una legua, mientras Betancourt es el único investigador de los revisados hasta el momento que cambia la longitud de una a dos leguas.

Y no es únicamente la lógica de todos los autores la que ratifican que es una legua y no dos, el propio Diario de navegación nos regala frases similares donde es evidente que la partícula “otra” no significa dos.

El ejemplo más esclarecedor al respecto aparece el Martes 27 de Noviembre, cuando Colón parte de Cabo de Campana y describe 8 ríos en sucesión, citemos al Diario: “Y vido luego al pie de aquel Cabo de Campana un puerto maravilloso y un gran rio, y de allí á un cuarto de legua otro rio, y de allí á media legua otro rio, y dende á otra media legua otro rio, y dende a una legua otro rio, y dende a otra otro rio, y dende a otro cuarto otro rio, y dende á otra legua otro rio grande desde el cual hasta el Cabo de Campana habria veinte millas…” Y en esta cita es evidente que las palabras “otra” y “otro” significan “una” y “un” respectivamente, y nunca “dos”.

Es importante verificar que la suma de las distancias entre estos ríos es de 4,5 leguas (18 millas), respetando la equivalencia de 4 millas por legua, valor cercano a las 20 millas que refiere el Almirante. Si en algún momento “otra” u “otro” hubiera significado “dos”, entonces el acumulado habría sobrepasado las 5 leguas, o 20 millas. La diferencia de dos millas, entre 18 y 20, puede ser consecuencia de un desliz al sumar o de redondeo, pues las distancias eran estimadas con cierto margen de error, y era costumbre de la época aproximarlas, o simplemente, fue la apreciación general del Almirante que estimó 20 millas como el total navegado entre el punto inicial y el final, quedando la posibilidad de que el primer río estuviera a dos millas del Cabo de Campana para completar las referidas 20 millas.

Además, si “otra legua” en la frase escrita el 29 de Octubre, significa que anteriormente se había recorrido una legua, aceptando la propuesta de Betancourt, entonces habría que realizar una interpretación totalmente diferente del Diario en relación al sitio desde donde se observaron las dos puntas al abandonar a San Salvador, resultando que luego de navegar la primera legua a partir del puerto de llegada, se divisaron y anotaron las puntas y, finalmente se anduvo la segunda legua para ver y estar en las proximidades del Río de la Luna, interpretación muy controversial.

D#5: Midiendo con una legua corta la distancia entre Puerto Padre y Malagueta el error relativo es muy alto.

D#6: La inmensa mayoría de los estudiosos el Diario indica una legua entre San Salvador y Río de la Luna, pero el autor apuesta por dos leguas.

D#7: En ningún momento “otra legua” puede interpretarse como “dos leguas”, de acuerdo al texto del Journal colombino.

D#8: El autor emplea leguas pequeñas de 3 millas a pesar de que el Journal siempre indica que eran de 4 millas.

15 leguas entre Río de Mares y Cabo de Palmas.

Colón afirma que salió de Río de Mares y que al navegar 15 leguas vio un cabo lleno de palmas.

Para el autor Río de Mares es Manatí y el Cabo de Palmas Punta Prácticos, al borde de Nuevitas, la longitud del tramo es de aproximadamente 36 km, pero 15 leguas de 4 millas son alrededor de 89 km, y aun con la legua de tres millas resultan 63 km, con cualquiera de las dos leguas es imposible explicar esta distancia.

Por tanto, el autor desiste medir a partir de Manatí, y para poder alargar la longitud del tramo toma el punto de origen en Puerto Padre (San Salvador). Desde esta bahía a Punta Prácticos la distancia supera los 65 km, aceptables sino fuera porque se ha cambiado la letra del Journal.

D#9: La distancia de 15 leguas no se le ajusta al autor a partir de Río de Mares.

D#10: Nótese que mientras el Diario alerta que partieron de Río de Mares, Reymundo afirma que las 15 leguas son medidas a partir de San Salvador.

D#11: De acuerdo al Journal 15 leguas serían 60 millas, Reymundo, desestimando este documento afirma que son 45 millas.

8 leguas entre Río de Mares y el Primer Río al Oriente.

El 12 de Noviembre el Diario expone que los europeos salieron de Río de Mares y a las 8 leguas vieron un río.

El autor supone que el río es Gibara. La distancia entre Manatí y Gibara supera los 70 km, mientras 8 leguas de 3 millas son aproximadamente 33 km y de 4 millas equivalen a 47 km, con ninguna de las dos alternativas la longitud sería adecuada.

Por eso Betancourt supone que la distancia fue medida a partir de Puerto Padre (San Salvador). Pero como aun acortando el tramo navegado las 8 leguas le son insuficientes pues 33 km es mucho menor que la distancia entre Puerto Padre y Gibara, de alrededor de 45 km, entonces el autor alega que Colón escribió 32 millas y Las Casas convirtió la distancia a leguas, dividiendo por 4, para Betancourt son 10,66 leguas, tomando la equivalencia de 3 millas por legua.

D#12: Las 8 leguas no pueden explicar la distancia entre Puerto Padre y Gibara. Ni entre Manatí y Gibara.

D#13: El autor supone que la distancia es de 10,66 leguas (10 2/3 leguas o 10 leguas y dos millas), en franca contraposición con la cifra anotada en el Giornale, de 8 leguas.

D#14: Las leguas del Giornale son de 4 millas, el autor utiliza de nuevo la equivalencia de 3 por 1.

D#15: El Diario refleja el recorrido a partir de Río de Mares, el autor mide la distancia desde San Salvador.

El Río del Sol

Ese día, después de anotar sobre el río a 8 leguas, Colón expone que al navegar otras 4 leguas encuentra un río al que bautiza como Río del Sol.

D#16: Reymundo estima que el primer río descrito es el Río del Sol, mientras el cuaderno colombino claramente expresa que el Río del Sol es el segundo avistado ese día.

4 Leguas desde el Primer Río hasta el Río del Sol.

Entre el primer río avistado al salir al oriente de Río de Mares y el segundo, llamado por Colón Río del Sol, se estimaron 4 leguas de distancia. Además, el Río del Sol era el mayor de todos los avistados por Colón y cerca de él destacaban buenas poblaciones.

El segundo río para el autor es Naranjo, la distancia de Gibara a Naranjo es de cerca de 24 km, y 4 leguas de 3 millas representan aproximadamente 17 km, longitud muy corta (un error del 41%), por eso Betancourt nuevamente culpa a Las Casas y lo acusa de alterar el Journal, según él Colón escribió 16 millas y el cura transcribió 4 leguas, pero, con la equivalencia de 3x1 la distancia real es de 5 leguas y una milla, aproximadamente 22 km.

D#17: Las 4 leguas de Betancourt no pueden explicar satisfactoriamente la longitud real entre Gibara y Naranjo.

D#18: Donde el Journal propone 4 leguas Reymundo afirma que son 5 leguas y una milla.

D#19: Reymundo vuelve a utilizar la equivalencia de 3 millas por legua, en el Diario siempre aparece la relación de 4x1.

D#20: En el cuaderno colombino el segundo río era mayor que el primero, con la propuesta de Betancourt ocurre todo lo contrario, Gibara es el primer río y es mayor que Naranjo, el segundo.

D#21: Siguiendo la información del Journal, el segundo río era el mayor de todos los descubiertos por Colón, Naranjo igualmente es menor que Manatí.

D#22: Colón describe que había buenas poblaciones cerca del segundo río, la gran población existió en el primer río del autor (Gibara).

D#23: Reymundo no puede explicar porque Colón no menciona la entrada de Bariay, mucho más ancha que la de Naranjo. Incluso se le podría criticar que en el Diario no hay referencias a las bahías de Jururú, Vita y Samá, algo menores que Naranjo, pero de buena amplitud para ser apreciadas por el Almirante.

Y recalcamos que esta medición demuestra que no existía un epicentro de mediciones porque Colón hubiera escrito que había 12 leguas desde San Salvador hasta el Río del Sol, y no 4 entre los dos ríos mencionados ese día.

18 leguas entre Río de Mares y Cabo de Cuba.

Luego de partir de Río de Mares el 12 de Noviembre, hacia el oriente en busca de Babeque, Colón asegura haber navegado 18 leguas hasta el Cabo de Cuba.

El Cabo de Cuba casi por unanimidad ha sido identificado con Punta Lucrecia, la distancia entre Manatí y Lucrecia es de aproximadamente 127 km, pero 18 leguas de 3 millas son solo 75 km.

Para salvar esta diferencia Betancourt plantea que ese día se estimaron 72 millas y que Las Casas nuevamente alteró las cifras al llevarlas a leguas, y en lugar de 18 leguas en realidad deben ser 24 de 3 millas, que serían aproximadamente 100 km. Pero como se observa aun aumentando esta cifra el autor se queda corto con la distancia y como solución tiene que asumir que se midió a partir de San Salvador (Puerto Padre).

La distancia de Puerto Padre a Lucrecia se acerca más a los 100 km propuestos por el autor, sino fuera porque ha modificado la letra del Diario para poder ajustarla.

D#24: 18 leguas cortas no concuerdan con la distancia real entre Manatí y Lucrecia.

D#25: El Diario reza que son 18 leguas, Reymundo afirma que son 24.

D#26: Betancourt altera la equivalencia de 4 millas por legua.

D#27: El marino genovés escribe que navegó 18 leguas desde Río de Mares hasta el Cabo de Cuba, Reymundo señala que la distancia fue medida entre San Salvador y dicha punta, o sea, cambia el punto desde donde se inició la cuenta.

Agua dulce a dos leguas

El Journal reza que los nautas europeos se adentraron 2 leguas en Río de Mares para encontrar agua dulce.

La desembocadura del Río Naranjo se localiza aproximadamente a 11 km de la entrada de la bahía de Manatí, que son aproximadamente dos leguas de 4 millas, pero un par de leguas cortas equivalen a cerca de 8,4 km (31% de error).

D#28: Las dos leguas del autor se quedarían cortas para llegar a la desembocadura del Río Naranjo en Manatí.

Para explicar esta discrepancia Betancourt tendría que cambiar nuevamente la equivalencia a 3 millas por leguas.

¿8 leguas entre San Salvador y Mares?

Aunque esta distancia no aparece contabilizada en el Diario afirma Betancourt que entre San Salvador (Puerto Padre) y Río de Mares (Manatí) había 8 leguas, sin embargo podemos considerar algunos elementos en contraposición a dicha propuesta:

Primero: si al salir de Río de Mares y regresar al oriente Colón encuentra un río a 8 leguas de distancia entonces ese río sería San Salvador, según la hipótesis del autor, y habría dos ríos a 8 leguas de Mares. Evidentemente San Salvador se localiza a menos de 8 leguas de Mares, porque el río a dicha distancia debe estar al Este de San Salvador, sino Colón lo hubiera descrito cuando navegó entre San Salvador y Mares.

Segundo: si hay 8 leguas entre Puerto Padre y Manatí y 15 leguas entre Puerto Padre y Cabo de Palmas (cerca de Nuevitas), como sostiene Betancourt, entonces entre Manatí y Cabo de Palmas resultan 7 leguas, sin embargo, de Puerto Padre a Manatí hay algo más de 30 km y de Manatí a Cabo de Palmas aproximadamente 36, entonces ¿para 30 km Colón apreció 8 leguas y para 36 km midió solo 7? Nótese que la equivalencia para el tramo de Manatí a Cabo de Palmas sería de más de 5 km por legua, lo que refuta la legua corta de 3 millas.

Igualmente si hay 3 leguas entre Puerto Padre y Covarrubias (como postula el autor y se analiza en el próximo acápite) y 8 entre Puerto Padre y Manatí entonces serían 5 entre Covarrubias y Manatí. De Covarrubias a Manatí la distancia es de alrededor de 15 km, entonces las leguas en ese tramo equivalen a cerca de 3 km, en este caso serían muy pequeñas para aceptar la hipótesis de Betancourt.

D#29: La data del Journal indica que la distancia entre San Salvador y Mares es menor a 8 leguas, contra la idea de Betancourt.

¿Distancias medidas con instrumento?

Ahora pasemos a estudiar las estimaciones de distancias que realiza Colón al abandonar San Salvador, cuando percibe dos puntas, una al NO a 6 leguas, Covarrubias para el autor, y otra al Este a 10 leguas, identificada como Genovesa por Betancourt.

6 leguas de 3 millas son aproximadamente 25 km, sin embargo Covarrubias se localiza a 12 km de Cayo Guincho. 10 leguas son cerca de 42 km, pero Genovesa se aleja de Cayo Guincho alrededor de 18 km.

Como las distancias antes mencionadas no se pueden ajustar con la legua de 4,18 km, entonces Betancourt alega que Colón calculó mal la longitud a ellas.

De acuerdo al autor, el Almirante era un navegante de altura, es decir, que estimaba latitud y longitud geográficas, y las distancias no navegadas eran medidas con el cuadrante, u otro aditamento y cuando el marino genovés media con instrumento las cifras resultaban el doble de lo real, por tanto las verdaderas distancias deben ser la mitad de la que refleja el Journal: 3 leguas para la punta al NO y 5 para la del E.

Para poder ajustar lo mejor posible las distancias que refiere el Journal colombino con las reales a Punta Covarrubias al NO y Punta Genovesa al Este, que son las opciones en la hipótesis de Betancourt, hemos asumido que las observaciones se realizaron desde un punto en el mar en la inmediación cercana de Cayo Guincho, específicamente al Norte de este accidente, que es el lugar desde donde se pueden observar puntas al salir de esta bahía y, al mismo tiempo, navegar al poniente, como refiere la crónica de Colón.

6 leguas desde San Salvador a la punta al NO

De acuerdo a la lógica de Reymundo, si el Almirante cálculo la distancia con el cuadrante y la medición resultó 6 leguas entonces en realidad son 3 leguas.

3 leguas resultan 12,5 km, aproximadamente la distancia que hemos medido entre Cayo Guincho y Punta Covarrubias, y entonces estaría resuelto el problema de esta distancia bajo los preceptos de este autor.

D#30: El Diario proclama 6 leguas, Betancourt plantea que son 3.

D#31: En el Journal las leguas son de 4 millas, las del autor son de 3.

10 leguas de San Salvador a la punta al Este.

D#32: El Diario de Navegación reza que había 10 leguas hasta la referida punta, pero Reymundo afirma que son 5 leguas.

D#33: Betancourt se auxilia de leguas de 3 millas.

D#34: Es muy improbable que Colón divisará la costa baja que corre al Este de Puerto Padre en la zona de Genovesa, aproximadamente a 18 km. Aclaramos que 5 leguas del autor son 20,9 km.

D#35: El saliente que se observa y sobresale al Este de Puerto Padre es Punta Herradura, que se localiza más o menos a 3 leguas de las que emplea Betancourt.

El cuadrante no se empleaba para calcular distancias, de la forma que sugiere Betancourt.

El cuadrante, o el astrolabio, servían para determinar la altura de los astros y la latitud geográfica, para la que se usaba de referencia a la estrella Polar. Las apreciaciones de las puntas fueron de día. Además, el Almirante no poseía métodos para calcular distancias desde una embarcación en movimiento hasta cabos o puntas alejados, ni con el cuadrante, ni con ningún otro instrumento. Todavía Reymundo nos debe explicar cómo Colón medía las distancias  con “instrumento”.

Podemos enumerar algunas técnicas que pueden usarse para medir distancias con algún instrumento de precisión para demostrar que ninguno era plausible en la época colombina y desde el sitio que se realizaron las estimaciones:

1.   Si se conoce la altitud de la costa, se puede medir el ángulo desde la base u orilla del mar, hasta el tope más elevado, y determinar la distancia aplicando el teorema del triángulo rectángulo. Este método solo funciona bajo ciertas condiciones, como ya se dijo, que se conozca la altura de la costa o de alguna edificación o monte en ella, y que la longitud del tramo a medir sea corta, para poder apreciar el ángulo con precisión. En el caso que nos ocupa, ninguno de los dos presupuestos se cumple, porque Colón no conocía la elevación de la costa, y porque las distancias a Covarrubias o Genovesa son relativamente grandes e imposibilitan determinar el referido ángulo, muy pequeño para estimarlo con el instrumental que poseía el Almirante. Sin contar que el balanceo del buque haría impracticable cualquier intento al respecto.

2.   Si se determinan la longitud y latitud geográfica de dos puntos, se puede determinar la distancia entre ellos, pero este proceder tampoco es creíble, primero, porque la precisión que se requiere, para las distancias a estas puntas, es mucho mejor de lo que le pondría brindar el cuadrante al Almirante, además, en esa época era imposible medir la longitud geográfica, desde un barco, ni con mediana aproximación, y por último, para calcular estos datos Colón tendría que haber ido a las dos puntas, y las observaciones se realizaron al salir de San Salvador, de día.

3.   La única forma admisible es el método de la triangulación, pero con los instrumentos que poseía el Almirante era impracticable, más improbable aún desde un barco en movimiento, además, habría que medir el ángulo a una punta a la salida de Puerto Padre, y luego estimar otro ángulo al navegar una distancia conocida, por ejemplo, una legua o una milla, etc. pero como dijimos anteriormente, las distancias fueron anotadas inmediatamente al partir de San Salvador, y en ese momento Colón sólo podía haber medido un ángulo. Por demás, dicha forma de cartografiar las costas  no fue empleada hasta mucho tiempo después.

En resumen Colón no pudo emplear ninguno de los métodos antes expuestos, y él único medianamente factible, el de la triangulación, no pudo realizarlo porque las distancias fueron estimadas desde la entrada a San Salvador.

D#36: No hay forma de que Colón pudiera medir las distancias a las puntas que observa a la salida de San Salvador utilizando el cuadrante o el astrolabio.

Por demás, aceptar la afirmación de Reymundo desacredita al Almirante, y hubiera sido criticado por pilotos y tripulantes si se hubiera enfrascado en la tarea de medir distancias con el cuadrante o el astrolabio.

Por otro lado, entonces él, y sus acompañantes de travesía se hubieran percatado de lo incorrecto de estas estimaciones al comprobarlas y rectificarlas cuando se acercaran a las puntas e islas que iban descubriendo en su derrota. Por ejemplo, hasta la punta al Noroeste, donde el Diario apunta 6 leguas, al navegar hasta Covarrubias Colón habría comprobado que eran solo 3 leguas. Incluso de la simple apreciación a ojo se obtienen mejores estimaciones que de la supuesta medición con “instrumento”.

Y retornando a las 8 leguas que según el propio Betancourt, había entre San Salvador (Puerto Padre) y Río de Mares (Manatí), entonces, cómo el Almirante no iba a percatarse que no podían existir 6 leguas hasta Covarrubias (12 km), cuando le hubieran faltado sólo 2 leguas para llegar a Manatí y hay más de 15 km entre ambos sitios. Es decir, entonces habrían 6 leguas donde hay más o menos 12 km y 2 leguas para una distancia mayor.

Y mirados desde otro ángulo surgen iguales contradicciones. Si aceptáramos que Colón midió 24 millas hasta Covarrubias, y las Casas convirtió a 6 leguas y anotó esa distancia en el Diario, entonces arribamos a un nuevo absurdo, porque 24 millas son 8 leguas de acuerdo a este autor, es decir, ¿cómo el Almirante va a estimar 8 leguas con un instrumento hasta Covarrubias y luego, al navegar hasta Manatí, va a apreciar la misma distancia? Es decir, esta posibilidad tampoco puede admitirse pues Colón habría apreciado la misma longitud desde Puerto Padre a Covarrubias y desde Puerto Padre a Manatí, más del doble de distancia.

Algunas distancias que habrían sido medidas con instrumento

Pasemos a verificar otras mediciones que consideramos fueron realizadas a ojo por Colón, por el método de la observación, y que, de acuerdo a Betancourt, como no fueron navegadas, se medían con instrumento.

En las Bahamas tenemos algunas comparaciones que ponen en tela de juicio la hipótesis del autor.

7 leguas entre de San Salvador  y Santa María de la Concepción

Cuando el Almirante abandona Guanahaní, observa otra isla alejada 5 leguas de la primera, para el autor esta longitud se midió con instrumento, para la mayoría de los autores fue estimada por el método de la observación.

Si el Almirante cálculo 5 leguas con algún aditamento, de acuerdo a la hipótesis del autor, entonces la distancia real sería la mitad: 2,5 leguas, es decir, menos de 11 km, lo que no concuerda con las hipótesis de la derrota de Colón que se manejan en las Bahamas, en el menor de los casos esta distancia supera los 20 km.

Sin embargo, luego de navegar hasta las cercanías de la segunda ínsula Colón rectifica la apreciación y alega que la distancia era mayor, de 7 leguas. Es decir, que la supuesta longitud medida con instrumento es menor que la navegada o real, contra los presupuestos del autor. Si había 7 leguas entre dichas islas entonces, cuando aplicó el método que asume Betancourt deberían ser 14 leguas, y no 5.

Aun aceptando que Las Casas cambió la equivalencia entre leguas y millas, 5 leguas serían 20 millas, que llevadas a leguas de 3 millas, resultarían 6,67 leguas, la mitad serían 3,3 leguas, o 13,9 km, tampoco es una distancia aceptable para las que se reconocen en las Bahamas.

9 leguas entre Santa María de la Concepción y Fernandina

Entre estas dos islas igualmente tenemos un par de apreciaciones de Colón: la observada o hipotéticamente medida con instrumento fue de 9 leguas, la navegada y rectificada resultó de 8 leguas. Como se comprueba las dos mediciones son aproximadamente iguales, cuando según la hipótesis de Betancourt el valor al medir con el instrumento debería ser el doble que el real, en este caso la primera medición hubiera sido de 16 leguas. Queremos aclarar que de tomar la mitad de 9 leguas, es decir, 4,5 leguas de 3 millas, la distancia resultante de cerca de 19 km tampoco se ajusta a ninguna de las hipótesis que se asumen como posibles en las Bahamas.

Igualmente si asumimos que la equivalencia fue cambiada por Las Casas, el lector puede comprobar que las 9 leguas se convierten a 12 leguas de 3 millas, la mitad convertidas a kilómetros serían 25, igualmente una longitud muy corta con respecto a las aceptadas en las derrota por las Bahamas.

2 leguas entre Cabo de Cuba y una Punta al SE

El Cabo de Cuba es Punta Lucrecia y el saliente al SE es Punta Mulas. El Diario sugiere 2 leguas entre dichos accidentes geográficos. Entonces, según Betancourt, la distancia apreciada con instrumento es la mitad, de solo una legua: 4,18 km, pero la longitud real es de aproximadamente 9 km, no se acepta la hipótesis.

La reconversión a leguas de 3 millas resultaría una distancia de menos de 6 km, tampoco cuadra la longitud.

60 millas entre Cabo del Pico y Cabo Lindo

Estos accidentes se han identificado con Punta Guarico y Punta Fraile. El Journal expone que son 60 millas, de acuerdo al autor serían la mitad, 30 millas, que resultan cerca de 42 km, sin embargo la distancia real es de aproximadamente 60 km, aquí también falla la hipótesis de Betancourt.

20 millas entre Cabo del Pico y Cabo de Campana

El tramo se extiende desde Punta Guarico al saliente entre Punta Plata y Punta Baez. Colón dice que son 20 millas, que reducidas a la mitad serían 10 millas o cerca de 14 km, la distancia real es de 21 km o más, tampoco se acepta la idea del autor.

8 leguas entre el Río Duaba y Cabo Hermoso

La distancia va desde el Río Duaba hasta Fraile. Según Colón fueron 8 leguas, para Betancourt serían 4 leguas, cerca de 17 km, la distancia real es de 31 km, la hipótesis resulta falsa.

Aun convirtiendo las 8 leguas a 10,66 leguas, la mitad serían aproximadamente 22 km, que también es muy distante de la distancia real.

5 leguas entre el Cabo del Monte y Cabo Hermoso

Esto accidentes son Punta Rama y Punta Fraile. Colón anotó 5 leguas, que reducidas a la mitad son casi 11 km, la distancia real es de 25,5 km, la hipótesis también es rechazada.

Si convertimos a leguas de 3 millas, resultan 6,67 leguas y la mitad en kilómetros son 14, tampoco concuerdan las distancias.

2,5 leguas entre Punta Fraile – Punta Maisí

Al llegar a Punta Fraile Colón describe otro cabo a dos leguas y media, dicho cabo sería Punta Maisí y la distancia entre estos dos salientes es de aproximadamente 12 km.

La mitad de dos leguas y medias convertidas a kilómetros de acuerdo a la equivalencia de 3x1 resultarían 5,25, muy lejos de la distancia real, incluso si realizamos la transformación asumiendo que Colón escribió 10 millas y Las Casas transcribió a 2,5 leguas, tendríamos 3,33 leguas de 3 millas, y la mitad serían aproximadamente 7 kilómetros, también distante de los 12 km reales. Por lo tanto se niega la hipótesis de que las distancias no navegadas eran medidas con instrumento y el resultado era el doble del real.

7 leguas entre Punta Maisí – Punta Negra

Aunque esta medición es polémica y lo referido en el Journal puede tener más de una interpretación, pues lo mismo Colón pudo referirse a la longitud entre Punta Maisí y Punta Negra, que la distancia de la Santa María a Punta Negra.

Otorgándole el beneficio de la duda a Betancourt asumimos la variante que mejor responde a sus ideas. En este caso la distancia real podría oscilar alrededor de los 21 km.

7 leguas, divididas por dos son cerca de 15 km, menor de lo esperado con la hipótesis del autor. Pero si aceptamos que Las Casas igualó 28 millas a 7 leguas, entonces reconvirtiendo según las ideas de Betancourt, obtenemos aproximadamente 19,6 km, y es la única observación en Cuba que se podría aceptar que fue medida con instrumento y que el resultado está duplicado. Pero recordando que habría que aceptar que las Casas cambió la equivalencia y que la legua es de 3 millas, presupuestos que contradicen la letra del Journal.

D#37: Resumiendo, la hipótesis de las distancias medidas con instrumento y que el resultado era el doble del real queda desaprobada en las Bahamas y en la mayoría de las anotaciones en Cuba. En nuestro país pusimos a prueba 7 mediciones a ojo y solo una se podría aceptar de acuerdo a la idea de Betancourt, pero como ya se aclaró, esta medición es controversial y habría que aceptar otros presupuestos como una legua de 3 millas, también que Colón escribió en millas y Las Casas convirtió a leguas y que la legua es pequeña, todos estos presupuesto son polémicos y no tienen sostén en la letra del Journal.

Queremos aclarar que existen otras distancias en Las Bahamas, Cuba y La Española donde también falla la hipótesis de las distancias medidas con instrumento. En un recuento de dichas distancias de una muestra de más de 30 estimaciones a ojo, o medidas, como sugiere Betancourt, en las Bahamas, Cuba y La Española, muy pocas apoyan la idea de este autor mientras la mayoría la desestiman, por lo que podemos considerar muy improbable que Colón midiera con el cuadrante y el resultado fuera el doble del real. Además, de las pocas mediciones que pueden corresponder con la idea del autor varias tendrían que haber sido alteradas por el Padre Las Casas.

Es decir, que si Betancourt fuera a probar su idea sobre “las distancias calculadas con instrumento” durante todo el viaje colombino podíamos agregar varias dudas e incongruencias a su cuenta, pues sólo en esta muestra observaríamos unas cuantas que desestiman esta hipótesis. Resaltamos que por consideraciones relacionadas con la protección de las ideas de la tesis que defendemos, por el momento nos vemos en la necesidad de “ocultar” información de relativa importancia y que podría ser novedosa, por eso no revelamos toda la data de distancias, pero cuando se exponga el análisis estadístico sobre estas mediciones se podrán verificar todas las estimaciones realizadas a ojo, mediante el método de observación.

Y como ya expusimos, la única vez que Colón empleó un “instrumento” para medir distancia fue durante el tercer viaje, cuando determina la latitud geográfica en la costa Sur de Trinidad y luego, vuelve a repetir la medición en la costa Norte de dicha isla. El genovés encontró que entre la costa Sur y Norte de Trinidad había cerca de dos grados de diferencia y como el grado equivalía a 56 y 2/3 millas, entonces estableció la distancia de 26 leguas en dicha ínsula. Debemos aclarar que este cálculo resultó inexacto porque la diferencia de latitud entre los puntos que estimó Colón no llega en realidad a un grado. Sobre este asunto Morison aclara que la observación a ojo fue mejor que la calculada por la diferencia de latitud. Y por demás, también se demostró que estas dos mediciones con instrumento tampoco resultaron el doble del valor real, todo lo contrario, dieron por debajo de los 10 grados, que es lo se encuentra en dicha ínsula y, como colofón, dicha medición también confirma que la legua equivalía a 4 millas.

D#38: Colón no era un navegante de altura, como afirma Betancourt.

La navegación de altura es la que se basa en determinar la posición de la embarcación en alta mar mediante la observación de los astros logrando estimar la latitud y longitud geográfica. La mayoría de los investigadores concuerdan en que Colón marcaba los puntos en la carta utilizando el método de estima, que era el factible en la época que él desarrolló sus viajes trasatlánticos. Durante toda su derrota, siempre apunta la distancia navegada y el rumbo, lo que confirma lo antes apuntado.

El Almirante jamás tomó una medición de latitud de forma exacta, y nunca de longitud geográfica medianamente aceptable, pues la longitud era imposible de estimar con exactitud en 1492 para los navegantes. Es decir, si no podía medir la latitud correctamente, y menos aún la longitud geográfica, cómo hubiera podido ubicar las naves en el Atlántico.

De las mediciones de latitud realizadas por Colón, las tomadas en Cuba están erradas, con una diferencia de 21 grados con respecto al real, en la Bahía de los Mosquitos, el Almirante obtuvo más de 14 grados sobre el valor correcto. Las dos realizadas en Trinidad se alejan 5 y casi 4 grados de la verdad. El único valor que es aproximadamente exacto es la latitud hallada en Jamaica, desde una plataforma en tierra, cuando el genovés pudo repetir sus estimaciones varias veces, y aun así obtuvo casi medio grado de error, pero medio grado representa varias decenas de kilómetros, y con tamaña imprecisión no se pueden estimar distancias. Sobre este asunto se profundiza en el acápite siguiente (D#39).

Además, las dos mediciones de longitud geográfica, que el Almirante trató de estimar mediante la observación de los eclipses del 14 de Septiembre de 1494, en la Isla Saona, y el constatado el 29 de Febrero de 1504, en Jamaica, también son incorrectas, con varias horas de diferencia con respecto al valor real, incluso Morison, y otros investigadores, se asombran de cómo el Almirante pudo cometer deslices tan grandes.

D#39: Al medir con el cuadrante las mediciones no fueron siempre el doble de lo real.

Si bien es cierto que en Cuba Colón afirmó haber medido la altura con el cuadrante con un resultado de 42 grados, que es realmente el doble del valor real para la costa Nororiental de nuestra isla. Existen varios ejemplos donde no ocurre así:

1.   En La Española, la latitud de la costa Norte es cercana a los 20 grados, y en la bahía de los mosquitos, durante ese primer viaje, Colón encontró que era de 34 grados, y no 40 ó 38, como debía de esperarse de acuerdo a Betancourt. Como dato adicional para el lector agregamos que Morison argumenta que el valor exacto es de 19 grados y 35 minutos y Navarrete alega que había un error en ese número y debían ser 20 grados.

2.   En la isla de Trinidad el Almirante tomó la latitud en dos ocasiones, dando resultados cercanos a 5 grados y a 7 grados, dígitos menores a los 10 grados, que es la latitud aproximada real en esta isla, y dichas mediciones deberían dar resultados alrededor de los 20 grados de acuerdo a la idea de Betancourt. Morison afirma que en la costa Sur la latitud es de 10 grados y 2 minutos y en la Norte de 10 grados y 50 minutos.

3.   En Jamaica, estando en la bahía de Santa Gloria durante varios meses, y contando con una plataforma fija desde donde pudo hacer varias mediciones y promediar los resultados encontró 18 grados de latitud, Morison alega que allí son 18 grados, 26 minutos y 45 segundos, y que este error de sólo medio grado refleja que el Almirante había mejorado mucho al medir con el cuadrante, además, agrega que esta fue una de las mejores registros de latitud de comienzos de ese siglo. Obsérvese, que aún con esta medición, que fue la mejor que hizo el Almirante, los 26 minutos de error representan varias decenas de kilómetros (cerca de 48 km), por lo que las estimaciones con el cuadrante serían inadecuadas para tratar de estimar distancias. Y por supuesto, que de ser adecuada la tesis de Betancourt, en Jamaica Colón hubiera obtenido 36 grados, el doble de lo real.

Por tanto, la única apreciación de latitud que apoya la tesis del autor es la realizada en Cuba, las otras 4 mediciones resultan en contra de la hipótesis de Betancourt.

Otras distancias que ponen en entredicho la hipótesis de Betancourt

Durante el viaje para venir al Nuevo Continente, como para regresar a Europa, encontramos varias decenas de citas en el Diario donde la equivalencia es de 4 millas por leguas. Argumenta Betancourt que todas están alteradas por Las Casas, nuestra opinión es contraria, todas ellas demuestran que la tesis del autor carece de apoyo en la data del Journal. Inclusive el autor tendría que asumir que las otras distancias sin equivalencia de 4 x 1 también fueron modificadas por el cura, esto sumaría más de 100 mediciones que debe cambiar Betancourt para ajustar el Diario a su hipótesis,

Tampoco le cuadran a Betancourt las 1142 leguas anotadas en el Diario hasta Río de Mares, que él tiene que convertir a 1523 leguas cortas de 4,18 km, para un total de 6364 km.

Además, muchas de las distancias tomadas por Colón en Las Bahamas, La Española, Cuba, y otros sitios relacionados en diferentes viajes exploratorios colombinos, se contraponen a las leguas pequeñas. Tampoco profundizamos en estos detalles por protección de las ideas que soportan nuestra tesis.

Es decir, existen más de un centenar de estimaciones en el Diario de Navegación que contradicen la hipótesis de una legua pequeña, a las que podemos sumar varias que podemos compilar de los restantes viajes de Colón y de otros contemporáneos.

D#40: Existen muchas distancias que no pueden ser explicadas con una legua pequeña. Esto tiene relación directa con los presupuestos en los que apoya Betancourt su derrotero cuando utiliza una legua pequeña y que se discutió al inicio de este texto.

Distancias que pueden soportar la idea de Betancourt

Ya comentamos sobre algunas distancias que responden de manera positiva a la hipótesis de la legua de 4,18 km, como los totales navegados en Cuba y La Española durante el primer viaje, el acumulado en la segunda exploración por el Sur de las costas cubanas, y las 18 leguas para el Paso de los Vientos.  Estas estimaciones no aparecen en el Diario de Navegación. La mayoría son acumulados, o quizás aproximaciones o exageraciones del genovés, como ya se analizó.

Aún sin restarle validez a estas apreciaciones, éstas, que son unas pocas, no pueden competir con decenas de mediciones que contradicen la hipótesis del autor, así como otros elementos de orden lógico, referencias en varios documentos del Almirante y la opinión de casi todos los contemporáneos del genovés y la mayoría de los científicos que han investigado este asunto.

En fin, que la mayoría de las distancias anotadas en el Journal, y las estimadas en otros viajes, apoyan la legua grande de 4 millas, siendo muy pocas las que pueden explicarse con leguas cortas de 3 millas.

Otros puntos polémicos en la hipótesis de Betancourt.

Existen otros elementos que estimamos controversiales de la tesis de Reymundo y que aparecen en el video presentado en el Primer Encuentro de las Tres Culturas, celebrado en Puerto Padre, en Octubre del 2014.

D#41: Cuando Colón divisó a Malagueta no coincidía con una fase de luna llena.

A partir de los 10:42 minutos del documental Betancourt comienza sus argumentos acerca de “La prístina toponimia colombina” y entre los nombres que intenta explicar destaca el por qué Colón bautizó con el nombre de Río de la Luna a la Bahía de Malagueta.

Desde su primer trabajo del 2009, hasta el último, revisado en el 2015, incluyendo el referido video, Reymundo asegura que Colón denominó a Malagueta de esa manera porque al navegar frente a ella, en la mañana del 29 de Octubre de 1492, la luna llena se ponía, o se localizaba, sobre el cañón de entrada de dicha bahía.

Sin embargo, los cálculos demuestran que esa fecha no coincide con la fase de luna llena y el autor no realizó el cálculo de dicho período lunar correctamente.

D#42: No se pueden descartar a las bahías localizadas al Este de Puerto Padre como posible lugar de llegada si partimos de las cercanías de los Cayos Jumentos y ponemos proa al SSO.

También es controversial afirmar, como lo hacen Mary Ruiz de Zárate y el autor, entre otros, que si se parte de las Islas de Arena (Cayos Jumentos) con rumbo SSO, tal y como manifiesta el Journal colombino, no se puede llegar a Bariay, porque la corriente del Canal Viejo de las Bahamas desviaría a las naves hacia Puerto Padre.

Lo correcto es plantear que la corriente del Canal Viejo de las Bahamas generalmente se mantiene del SSE al NNO, es decir, predomina la dirección desde Punta Lucrecia a Puerto Padre y de acuerdo a este factor, es más probable que las naves colombinas llegaran a las cercanías de esta bahía.

Sin embargo, también existen posibilidades del desembarco por otros puntos al Este de Puerto Padre, porque, aunque en raras ocasiones, esta corriente disminuye su intensidad y puede ser imperceptible. Además, la dirección de la misma depende de dónde sople el viento, y, por ejemplo, con los frentes fríos generalmente bate del Norte, obligando al mar a correr hacia el Este, a favor, de Bariay y otros puertos aledaños. Y por otro lado, debemos reconocer que a partir de los Cayos Jumentos el rumbo SSO exacto aproxima más el recorrido a Gibara.

Es notorio que en su primer documental (Puerto de Dios, 3:14 minutos) Raúl Hechavarría, un práctico entrevistado, reflexiona de forma correcta sobre este asunto, y alega que las naves durante la noche derivarían hacia donde el viento y las corrientes marinas se dirigieran en ese momento, sin embargo el autor no considera esta opinión de valor y la desecha.

En fin, como muchos investigadores han planteado, existe un tramo de posible recalada, y dicha región corre desde Samá hasta Puerto Padre para varios de estos científicos, aunque el rumbo SSO y las corrientes predominantes sugieren que el punto más probable a donde llegaron las naves al atardecer del 27 de Octubre se encuentra entre Gibara y Puerto Padre.

D#43: Fondeadero a 9 millas de las Islas Ragged

Sobre el lugar donde se estacionó la flota antes de partir hacia Cuba, que Betancourt localiza a 9 millas “españolas-colombinas” al Sur de las Islas Ragged, tampoco existen datos en el Journal para poder ubicar con exactitud este fondeadero.

Incluso, varios autores, para localizar a los navíos, se escudan en una frase del Diario donde se afirma que estuvo de dichas islas de la parte del Sur, y que era todo bajo 5 o 6 leguas (26 de Octubre) y al día siguiente, cuando parte hacia Cuba, Colón repite que había poco fondo de la parte del Sur hasta 6 leguas.

Pero 5 leguas, serían para Betancourt 15 millas, o 20 si Las Casas cambió las unidades de medida, y no 9 millas como sugiere el autor.

D#44: Declinación Magnética calculada por Betancourt (6:54 minutos)

El autor afirma que en la época de la exploración de Colón por el Norte de Cuba existía una declinación magnética de 2 grados al Oeste, sin embargo, las bases sobre las que Betancourt calcula dicha variación magnética también son controversiales.

El supone que durante varios siglos el polo magnético se ha trasladado a lo largo de un paralelo relativamente cercano al Polo Norte Geográfico en un movimiento uniforme, pero esa suposición no es cierta.

Aclaramos que no sabemos si es verdad o no que dicha variación fuera de 2 grados al Oeste, aunque otros investigadores dan cifras diferentes para la declinación magnética en 1492, lo que deseamos destacar es que el método que emplea Betancourt es incorrecto.

D#45: Es polémico afirmar que está probado que el nombre actual de la bahía de Puerto Padre deriva del empleado por Colón para bautizar a su primer puerto en Cuba: San Salvador.

Muchos autores han señalado la similitud entre las denominaciones de Puerto  de San Salvador y Puerto del Padre, lo cual es un indicador muy favorable al desembarco por la bahía del Norte de las Tunas.

Incluyendo a Pueyo, quien destaca que los dos nombres son prácticamente iguales, este importante detalle fue plasmado brevemente en Portus Patris, y luego Mari Ruiz de Zárate también reflexiona sobre este tópico, pues no se conoce de donde proviene el nombre de la bahía y es muy probable que derive del original San Salvador colombino.

Es evidente que San Salvador, El Salvador y El Padre son denominaciones muy similares. Betancourt apunta tal hecho como uno de los puntos fuertes de su alegato a favor de Puerto Padre y dedica un apreciable volumen de su tesis para demostrar la conexión directa entre los dos nombres, llegando a afirmar que posiblemente Colón fue quien bautizó a la bahía con su nombre actual, Puerto del Padre es decir, Puerto Padre (Portus Patris), que significa Puerto de Dios, lo mismo que Puerto de San Salvador.

Pero el problema radica en afirmar que está probada la relación indisoluble de Puerto Padre con San Salvador, cuando lo correcto es decir, como ya se aclaró, que son prácticamente sinónimos siendo muy probable que exista la conexión directa entre los dos nombres, debido a que Colón haya desembarcado por este sitio. Pero hasta el momento no existen evidencias tangibles, como mapas y documentos, que prueben este hecho.

Sin embargo, el autor repite en su documental constantemente que aunque no existe un registro físico o una prueba explícita que demuestre que el nombre de Puerto Padre derive del original Puerto de San Salvador, está probado que así es, lo cual, de hecho, es contradictorio.

D#46: Mapa del Juan de la Cosa(17:15)

El autor, siguiendo la idea de Pueyo, sugiere que el registro más antiguo sobre Puerto Padre aparece en el Mapa de Juan de la Cosa, sin embargo en dicho mapa no existe referencia alguna a San Salvador o a Puerto Padre.

Igualmente, tampoco puede probarse que Puerto Padre aparezca en los padrones reales iniciales si dichas cartas no existen en la actualidad.

D#47: Minuto 3:50. ¿Los Términos Empleados por Colón Son Iguales a los Vigentes?

En el video Betancourt argumenta que el vocabulario empleado por Colón coincide con el actual y luego brinda una lista de términos para corroborar está afirmación.

La relación es la siguiente:

Bahía: Bahía.

Puerto: Puerto.

Ríos como Puertos: Rías.

Cabo: Cabo.

Punta: Punta.

Costa: Costa.

Isla: Isla.

Etc.

Y en el documental alega que “Las datas colombinas tienen hoy la misma traducción”.

Sin embargo, un estudio del Diario revela que algunos de los términos usados por Colón han variado en menor o mayor grado.

Por ejemplo, algunos vocablos como bahía y golfo han sufrido transformaciones.

Actualmente denominamos bahías a los puertos naturales y a las entradas del mar en la costa menores que un golfo. (Diccionario)

Sin embargo, Colón llamaba bahía a lo que hoy muchas veces denominamos golfo, a las ensenadas y a las bahías abiertas, es decir, de forma general eran las entradas del mar en la costa abiertas. Por ejemplo: la concha o bahía que observa Colón entre Maternillos y Nuevitas, es la Ensenada Playa Bonita, entrada totalmente abierta.

La gran bahía que describe el Almirante en la región cercana a Baracoa, es la concavidad de la costa entre Punta Baez y Punta Silencio o Fraile, es decir, una porción de mar que se adentra en la tierra pero de gran amplitud en la entrada.

A todas las entradas cerradas o de bolsa, que ahora denominados bahías, Colón las signa como puerto, por ejemplo:

Bahía de Baracoa: Puerto Santo.

Bahía de San Nicolás: Puerto de San Nicolás.

Bahía de los Mosquitos: Puerto de la Concepción.

Ninguna fue llamada bahía.

Otras bahías fueron confundidas con ríos, como ocurre con Río y Puerto de San Salvador, Río y Puerto de Mares en Cuba y no con Rías, como sugiere Betancourt.

El vocablo mar también tiene sus connotaciones específicas, como la Mar de Nuestra Señora, la Mar de Santo Tomás, etc. que aclararemos en otro trabajo.

Golfo, como se dijo, era un término más amplio que el actual, que se define como porción del mar que se adentra en la tierra. (Diccionario)

Como demuestra el Diario, y algunos documentos de la época “colombina”, golfo era el mar abierto, por ejemplo: el océano era llamado golfo, el mar que separaba a las islas era un golfo, como el piélago entre las islas que transita Colón en las Bahamas, recordemos que el Diario reza que a medio golfo entre dos islas encontró a un aborigen en una canoa, también tenemos el golfo entre la Isla Tortuga y La Española, o los supuestos golfos que equivocadamente el genovés piensa que existen cuando pasa Punta Mulas y cree que la tierra al Sur, en la región de la Sierra Cristal era otra isla separada de Cuba, o cuando también asume que al Sur de Cabo Campana, donde observa el Cabo Lindo, era Bohio, ínsula independiente de nuestro país, pero como se explicó anteriormente, luego comprende que lo que antes creyó que era un golfo que separaba a dos islas no era más que “una grande bahía”.  

Además, aunque el autor sostiene que los términos tienen la misma traducción que las actuales alega ciertas analogías o diferencias entre los Ríos, Rías o Bahías.

D#48: Minuto 11:40. ¿Río del Sol por el reflejo del Sol dentro de la bahía?

Es muy polémico afirmar que Colón bautizó a la Bahía de Gibara como Río del Sol porque al navegar frente a ella observó los rayos del astro rey reflejados en su seno marítimo.

Aunque el pretexto al que se aferra Betancourt es muy discutible y es poco creíble que el Sol se reflejara al mediodía en dicha bahía y por eso Colón la bautizó de esa manera, existen varios argumentos contra tal idea.

Primero: para poder observar el reflejo del Sol dentro de la Bahía, como afirma Betancourt, Colón tendría que haber llevados a las naves próximas a la entrada de dicho puerto, es decir, desviarse del camino que llevaba a Babeque, y como afirma el Diario, no se quería detener ni explorar ningún río.

Segundo: si el Almirante se hubiera acercado tanto como para ver los rayos del Sol dentro de la bahía, inmediatamente se habría percatado que se trataba de un puerto y no de un río, y la hubiera bautizado como Puerto del Sol y no como Río del Sol.

Tercero: si las naves se hubieran aproximado a la boca de Gibara, al continuar su ruta al oriente entonces habrían navegado muy cerca de Jururú y Bariay, y también de Vita, y según Betancourt no existen referencias de estas bahías en el Diario y sí de Puerto Naranjo, de entrada mucho más estrecha que la de Bariay, por ejemplo.

D#49 Colón Observó a Gibara al Mediodía.

Es dudoso que la flota haya llegado a Gibara al mediodía. De acuerdo a la línea de tiempo y a la velocidad que desarrollaron los navíos entre Manatí y Lucrecia, la flota debió navegar al Norte de dicha bahía pasado las doce, más o menos a la 1 pm.

Colón partió de Manatí al amanecer, aproximadamente a las 6 am, y arribó a Punta Lucrecia al anochecer, sobre las 6 pm, es decir, la travesía duró cerca de 12 horas. Si la distancia entre ambos sitios es de alrededor de 127 km, la velocidad media resulta de 10,6 km/h.

La longitud de la costa entre Manatí y Gibara está en un entorno de los 75 km, entonces para recorrer este tramo se necesitaron aproximadamente 7 horas, es decir, que alrededor de la 1 pm las naves se situaron en un punto desde donde observaron la bahía de Gibara, que puede ser reconocida a buena distancia y por lo tanto, fue calificado como un gran río, notificando el Almirante poblaciones de nativos, como realmente existió en dicho sitio.

Para recorrer el resto del camino, cerca de 52 km de longitud, se emplearon las 5 horas restantes.

Evidentemente puede existir alguna variación en este cálculo pues asumimos una velocidad constante para los navíos la cual pudo cambiar. Sin embargo, es casi seguro que el viento que ayudó a Colón ese día fuera resultante de un Norte, y la tendencia en estos fenómenos es que a medida que avanza el evento la velocidad del aire aumenta hasta alcanzar el máximo y luego de uno o dos días, comienza a disminuir, y según refiere el Journal, al día siguiente experimentaron la mayor fuerza del viento. Además, de que generalmente la velocidad del viento alcanza su máxima magnitud por las tardes. Por lo tanto, es probable que demoraran algo más de 7 horas entre Manatí y Gibara, con viento incrementándose, y menos de 5 horas entre Gibara y Lucrecia, cuando posiblemente arreció el Norte.

Por otro lado, para llegar a Gibara al mediodía partiendo de Manatí, en solo 6 horas, la velocidad promedio sería aproximadamente de 12,5 km/h, la que nos parece excesiva para la Santa María, y luego, para recorrer el resto del trayecto la velocidad bajaría a menos de 9 km/h.

D#50: Las dos sillas de Betancourt

El autor afirma que Colón observó dos elevaciones en forma de silla, una en San Salvador (Puerto Padre) y la otra en Mares (Manatí).

Para Betancourt la observada desde Puerto Padre es la Silla de Gibara y la referenciada desde Manatí es el Cerro Dumañuecos.

Sin embargo, el Journal nunca menciona alguna montaña en forma de silla, en el primer puerto Colón dice que las montañas se mostraban aisladas y altas, parecidas a la Peña de los Enamorados, y que una se asemejaba a una mezquita. En el segundo lugar donde se estaciona destaca dos montañas redondeadas. Entonces, y recalcamos, en ningún momento el Almirante menciona alguna altura en forma de silla.

Debemos aclarar que aunque la Silla de Gibara sea notable desde la entrada de Puerto Padre, desde esta bahía no presenta el flanco que le da nombre. En realidad ninguna elevación de las que se observa desde esta bahía semeja a una silla.

Y el Cerro Dumañuecos que es seña para la Bahía de Manatí, se muestra como una elevación redondeada desde la entrada de dicha bahía y no parecida a una silla. En Manatí los derroteros destacan dos elevaciones: el referido cerro y la Loma del Tabaco, confirmando lo señalado por el Almirante.

Resumiendo

Una gran cantidad de estimaciones de distancias realizadas por el marino genovés no pueden explicarse satisfactoriamente con leguas cortas, de tres millas y el epicentro metrológico tampoco es coherente con la relación colombina. Por demás hay muchos puntos polémicos y controversiales que afloran en el documental analizado.

Existen otros detalles discutibles en el video, además, en el impreso que pudimos revisar del autor y las versiones digitales de su tesis también encontramos gran cantidad de presupuesto y proposiciones que nos resultan poco convincentes pero no los comentamos en este trabajo porque Betancourt no los ha dado a la luz de manera oficial.

 

 


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