Francisco Ramón del Pueyo y Mario López Aguilar

 

Indice 

Francisco Ramón del Pueyo (1937)

Aunque Pueyo elaboró sus disquisiciones post Grave de Peralta, y evidentemente se alimentó de ideas de Fernando, su tesis es superior en el tramo costero de Punta Lucrecia a Punta Maternillos, no siendo así al Este de Lucrecia, donde su propuesta es muy imprecisa.

Las cartas de este autor revelan una rápida evolución en sus ideas y planteamientos, por ejemplo, en una epístola inicial pensaba que Colón, después de haber llegado a Puerto Padre y ver a Malagueta o Guincho, volvía atrás para ir a Gibara, pero rectifica esta postura y a los pocos días, en otra misiva, desecha a la bahía holguinera y admite que Río de Mares es Manatí, lo que es correcto y mucho mejor que la idea de Peralta quien abogaba por Nuevitas como el segundo lugar visitado por el Almirante. Pueyo también identifica a Maternillos y a Nuevitas pero yerra cuando sostiene que Río del Sol es Bariay, en conjunción con Jururú.

Este autor sigue la idea de Arboleya, y otros estudiosos, quienes alegan que al llegar a las islas, a tierra, Colón comienza a medir distancias con una legua de tres millas, de aproximadamente 5,6 km para Pueyo, contrariamente a lo propuesto en el Diario. Este desliz es común para todos los investigadores que no pueden explicar la derrota colombina por Cuba o las Bahamas y se ven obligados a usar leguas terrestres, como lo hacen los defensores de Bariay.

Pueyo tiene otros aciertos, pero también muchas propuestas polémicas y discutibles. Aproximadamente el 75% de sus proposiciones o análisis son controversiales y sólo el 25% parecen adecuados.

Dudas en la Tesis de Pueyo

Lo primero, y muy decisivo, es que el enfoque que hace de la información, o sea, el método de investigación es selectivo y a conveniencia, destacando los elementos que convienen a su hipótesis, pero omitiendo algunos que no le satisfacen, como por ejemplo, las distancias a las puntas que señala Colón al abandonar Río y  Puerto de San Salvador. Además, como dijimos, analiza puntos favorables a Puerto Padre, pero no profundiza lo necesario en la crítica a otras bahías como Gibara, Bariay, etc. es decir, en un trabajo de esta índole no solo es necesario probar la coincidencia de los elementos del Diario con la tesis que Ud. defiende, sino también hay que mostrar que las hipótesis alternativas no logran igual coincidencia con dichos presupuestos.

Además Pueyo trabaja poco con el Diario de Navegación de Colón, la fuente primaria y esencial para estos estudios. Aunque toma referencias de otros documentos que contienen fragmentos del Giornale.

Es decir, que obvia mucha información del Diario de Navegación, quizás porque no tenía una copia del mismo. Y esto le resta valor a sus conclusiones, destacando, como ya dijimos, el tramo desde Lucrecia a Maisí, que, evidentemente, no analiza con cuidado y se hace eco de la opinión de otro autor, en un estudio muy controvertido en dicha región costera.

Francisco también pudo revisar la tesis de Morales y Pedroso, que durante muchos años fue referencia en Cuba, defendiendo a Gibara como el prístino lugar de arribada y, esporádicamente, analiza algunos aspectos sobre el desembarco por Bariay.

Además, como otra deficiencia, se auxilia de cartas y planos de muy baja calidad, sobre todo tres de ellos, que son mapas contrahechos, más bien parecen croquis o dibujos de poca aproximación.

Contrasta la endeble documentación manejada por Pueyo, con la utilizada por otros colombistas, por ejemplo, se queda muy por debajo del nivel referencial y documental que encontramos en la investigación de Parajón y Van der Gucht.

Comencemos por los aciertos y/o aportes de Pueyo a la tesis puertopadrense.

Llamamos aciertos a los puntos y argumentos que nos parecen correctos y relevantes para el estudio de la derrota colombina por nuestras islas, y aportes a las contribuciones que fueron novedad en su momento, es decir, elementos que podemos considerar originales de Pueyo. En cuanto a estas novedades es difícil a veces encontrar quien fue el primer autor en acertar en algún punto, porque las primeras investigaciones muchas veces no eran lo suficientemente referenciadas, otras se han extraviado, verbigracia: la de Grave de Peralta, algunos investigadores hicieron comentarios o argumentaron en revistas y periódicos locales, etc. Además, debemos contabilizar las investigaciones de Cronau y Fox, quienes también alegaron a favor de Puerto Padre, incluso el investigador norteamericano detalla en un mapa el recorrido por nuestra isla.

Para analizar estos aciertos y aportes nos limitaremos a las opiniones de los autores cubanos, y en cuanto a Puerto Padre, tenemos en mente los más relevantes, Grave de Peralta, Pueyo, el colectivo de Portus Patris, del que formé parte, Galano, Mari Ruiz de Zárate, Mario López Aguilar, que repite a Pueyo, y Raymundo Betancourt.

Aciertos de Francisco

Pueyo acierta en los siguientes elementos:

1.      Se ajusta a la tesis de Watling en las Bahamas.

2.      Identifica bien a Puerto Padre como San Salvador.

3.      El canal de Puerto Padre se parece a un río.

4.      No ocurre así en las bahías de Bariay y Gibara.

5.      La tierra muy llana es notable en Puerto Padre.

6.      La tierra muy llana no es adecuada para describir a Bariay o a Gibara.

7.      Desde Puerto Padre se observan elevaciones.

8.      Puerto Padre tiene en la entrada las profundidades que dice el Diario para Río de San Salvador.

9.      Ni Gibara, y tampoco Bariay, poseen 12 brazas en la boca.

10.   Puerto Padre podría ser adecuada para criar perlas.

11.   El agua en Puerto Padre no se levanta, como dice el Diario.

12.   Identifica correctamente a Manatí como Río de Mares.

13.   Señala a Punta Brava como el cabo llano que sale mar afuera.

14.   El canal de Manatí se asemeja a un gran río.

15.   Las profundidades en la entrada de Manatí se corresponden con lo asentado en el Diario para Río de Mares.

16.   Pueyo acierta al identificar a La Loma del Tabaco como el montecillo al que subió el Almirante.

17.   Nuevitas es el río al Noroeste de Río de Mares al que no pudo entrar Colón de noche.

18.   Punta Lucrecia es el Cabo de Cuba.

Y adelantamos los siguientes elementos dudosos de Pueyo:

1.      El análisis del cruce del Canal Viejo de las Bahamas para llegar a Puerto Padre es controversial.

2.      La identificación de la Loma de la Juba como la montaña de la mezquita es inadecuada.

3.      Hay cierta indeterminación con la Bahía de Guincho como Río de la Luna, pues no está claro si Pueyo habla de la entrada a Malagueta.

4.      No parece correcto que Colón usara dos leguas, como argumenta Pueyo.

5.      La equivalencia que aparece en el Diario es de 4 millas por legua, de lo que disiente este autor.

6.      Pueyo dice que Colón usó la corredera.

7.      Imbuidos por este autor, sus seguidores acusan a Las Casas de haber cambiado las equivalencias de distancias en el Diario de Navegación.

8.      Colón no fondeó dentro de la bahía, como alega este investigador.

9.      Su enfoque a las distancias, tomando a Puerto Padre como epicentro para las mediciones, es controversial, y las distancias no concuerdan con lo anotado en el Journal.

10.   Su alegato de que Colón fue guiado por aborígenes de Maniabón también es polémico.

11.   Realiza un análisis sobre los 10 ríos grandes que tampoco es convincente.

12.   Las lomas de Sierra Grande y Sierra Chica no son notables desde Manatí, como afirma Pueyo.

13.   También hay problemas con el río a 8 leguas de Río de Mares.

14.   Igualmente su Río del Sol es polémico.

15.   Es muy dudoso que Colón adentrara sus naves a uno de los esteros de Manatí.

16.   Colón no abandonó a Río de Mares para regresar a San Salvador, como alega Pueyo.

17.   Todo lo referido por Francisco sobre el río de la brea no tiene apoyo en el Diario de Navegación.

18.   Pueyo dice que Colón estuvo en Banes, en Nipe, en Cabonico y Levisa, sin realizar ningún estudio al respecto y en contra de la opinión de la mayoría de los investigadores.

19.   Colón se detuvo en Moa y Baracoa, Pueyo no lo reconoce así.

20.    En el mapa de Juan de la Cosa no aparece Puerto Padre, como sugiere el autor.

Y otros aspectos dudosos, algunos que se analizarán a continuación.

Dudas del estudio de Pueyo

Analicemos ahora los problemas de orden lógico, contradicciones con el Diario de navegación, y omisiones de pistas útiles, de acuerdo al libro de Pueyo.

Para analizar cada argumento o proposición de Pueyo utilizaremos la letra P y luego enumeraremos las posibles dudas que pueden estar ligadas a esa proposición con la letra D (Duda, Dificultad, Discrepancia, Divergencia).

Pueyo divide su alegato en tres secciones o capítulos, el primer acápite lo titula Pruebas a Loco, página 19, comenzamos el estudio por este segmento.

Inicialmente este investigador intenta explicarnos cómo llegaron las naves a Puerto Padre desde las Islas de Arenas (cadena de pequeñas islas localizadas casi al Norte de la Bahía de Samá, actualmente denominadas indistintamente Cayos Jumentos y Ragged Islands).

P1: Alega Pueyo que entre Viernes y Sábado la flota navegó 68 millas españolas, 23 leguas españolas, 6 leguas del Sur de las Islas de Arena y 17 leguas al SSO.

D#1: Las 68 millas fueron navegadas solo el Sábado, no se incluye el Viernes en esta cuenta, cuestión bien clara en el Journal donde reza que el Sábado se contabilizaron diez y siete leguas al SSO.

Está claro que el Sábado navegaron 40 millas hasta la una del día, y luego 28 hasta la noche, que suman 68 millas, y esto viene confirmado porque al final del día se dice que hasta poner el sol fueron 17 leguas, a razón de 4 por legua, reafirmando que Colón media con la legua italiana de 4 millas romanas.

D#2: Las leguas no son españolas, como sugiere Pueyo, cuya razón es de 3 por 1, son italianas, la equivalencia es de cuatro millas por legua, (17 x 4 = 68 millas romanas).

D#3: Las 23 leguas no se corresponden a 68 millas, como dice Pueyo, porque las 23 leguas fueron navegadas en dos días, Viernes y Sábado, y las 68 millas las recorrieron el Sábado.

Pueyo suma las 6 leguas andadas “de la parte del Sur” el Viernes, a las 17 del Sábado, para un total de 23 y dice que son 68 millas españolas, (en realidad serían 69 millas, porque 68 millas serían 22,66 leguas), pero está claro del Diario que las 68 millas fueron navegadas el Sábado, 40 hasta la una de la tarde y 28 hasta el anochecer, como ya se apuntó.

P2: Después de señalar algunos inconvenientes a los posibles fondeaderos que sitúan los defensores de Bariay y de Gibara al SE y S de las Islas Arenas, respectivamente, analizados por Pueyo someramente y sin base cartográfica, pues utiliza una carta náutica imprecisa y de mala calidad, dice Pueyo que al llegar al cayo Ragged Meridional las naves tomaron el canal de 2 y 1/4 brazas en esa parte del Sur para ganar fondo durante las seis leguas que navegaron hasta encontrar profundidades de hasta 5 y 1/2 brazas, entre Los Hermanos y Magallanes donde anclan para salir hacia Cuba.

Se colige de lo escrito por Pueyo, que, en su opinión, el Viernes las naves doblaron Ragged Meridional, y navegaron 6 leguas, entre el Banco de Magallanes y Los Hermanos, fondeando esa noche, para partir a Cuba el Sábado temprano.

D#4. La inconsistencia de esta idea es evidente porque si se sigue el canal al SSO de las Islas Arenas, como dice Pueyo, y se navegan 6 leguas españolas, que serían 33 km, las embarcaciones habrían sobrepasado las aguas más bajas del Banco de Colón, y se encontrarían en un punto, aproximadamente al SO de Los Hermanos y al NO de Cayo Santo Domingo, y en todo ese sitio, en un radio de muchos kilómetros, el Atlas de Cuba muestra profundidades que superan los 1000 metros, pero algunas cartas más exactas, señala fondos a más de 2000 metros, donde no podían fondear las naves, como sugiere Pueyo.

P3: Continúa Pueyo diciendo que a partir del punto antes señalado y con una longitud de 51 millas con rumbo SSO las naves si situarían a ocho millas al NE de Puerto Padre.

D#5: El rumbo SSO, seguido desde las islas Ragged, o desde 6 leguas al SO de ellas, conduce a un punto más cercano a Gibara, que a Puerto Padre, y no al NE esta última bahía, como dice Francisco. Perece que todos los problemas de Pueyo, en cuanto a rumbos y distancias, en este tramo de las Islas de Arenas a Cuba, provienen de utilizar una carta geográfica mal confeccionada, donde las direcciones y longitudes no son fieles a la realidad.

D#6: Aunque el rumbo fuera correcto para ir a Puerto Padre, que no lo es, si se estima la distancia recorrida, a partir del análisis de Pueyo, tenemos que 6 leguas españolas son 18 millas + 51 millas = 69 millas, 23 leguas, pero como las naves quedaron a 8 millas al NE de Puerto Padre, entonces en total son 77 millas entre la isla Ragged Meridional y Puerto Padre, y resultan 143 km, que deberían existir entre dicha isla y la bahía puertopadrense, según la lógica de Pueyo, pero la distancia real es de aproximadamente 129 km, por lo tanto tampoco calculó bien Pueyo esta longitud.

Si se traza un vector de 143 km, desde el Sur de las Islas Arenas, hacia cualquier punto entre Punta Lucrecia y Puerto Padre, este termina dentro del territorio de Cuba, es decir, las naves habrían llegado a tierra, si aceptamos la distancia dada por Pueyo.

P4: Continúa dicho autor y alega que de acuerdo a su propuesta el riesgo de bajos desaparece; pero desde los lugares donde sugieren los defensores de Bariay y de Gibara que fondearon los europeos, Colón hubiera navegado un buen trecho sobre aguas poco profundas y peligrosas.

D#7: Francisco establece un punto de anclaje entre los peligros de Magallanes y Los Hermanos, y critica los fondeaderos que asumen los defensores de Bariay y de Gibara. Tanto Pueyo, Zárate y Betancourt, defensores de Puerto Padre, como Parajón y Van der Gucht y Morison, que abogan por Bariay, y los demás autores que han localizado un sitio de salida a cierta distancia de las Islas Ragged comenten un desliz, porque no existen datos para determinar el lugar exacto donde surgieron las naves el 26 de Octubre por la noche. Tal vez una mejor solución es establecer un sector o semicírculo al Sur y con centro en la más meridional de estas islas, como alegan algunos autores como Alexei Servarinov, aunque esta aproximación tampoco parece totalmente adecuada.

Ahora bien, si Colón llegó el 25 de Octubre hasta el borde oriental de la cadena de estos pequeños cayos, y no los sobrepasó hacia el Oeste, navegando entre dos de ellos, es decir, se trasladó a lo largo de la costa Este de estas islas, al llegar al extremo Sur, lo más probable es que siguiera uno de los siguientes rumbos: quizás continuó al Oestesuroeste, que era la dirección marcada para llegar a Cuba al salir del Cabo del Isleo, en la isla Isabela, o los aborígenes le indicaron que debía cambiar la proa hacia el Sursuroeste, que fue el seguido el día 27 para acercarse a la mayor de las Antillas. Cualquier otro rumbo lo hubiera alejado de Cuba.

P5: Asegura Pueyo que los aborígenes guiaron a Colón por el canal más seguro, por lo que al llegar a Ragged Meridional, las naves navegaron al Sursuroeste.

Esto es una suposición de Pueyo con poca o ninguna base, en realidad no sabemos si esos aborígenes conocían o no los detalles del banco de Colón, en cuanto a las profundidades necesarias para que navegaran los españoles, ni si habían transitado o no por esas aguas. Incluso la referencia a la distancia a Cuba podría ser una interpretación errada del Almirante, o conocida de oídas de algún nativo, sin haber llegado nunca a Cuba.

Pero aun admitiendo que los nativos que traía Colón hubieran remado hasta Cuba por esa ruta, debemos recordar que cuando las naves estaban en el Norte de la Isla Long, Pinzón había sido aconsejado por uno de ellos que era más rápido y seguro navegar al Noroeste y no al Sureste para llegar a Saometo, y esto indica una de dos cosas, o no se entendían bien los marinos y los aborígenes, o no conocían los peligros que para las naves europeas, de mucho mayor calado, podían representar los bajos al Oeste de Long. Además, de que ese camino no era la vía más corta para arribar a la referida ínsula.

Incluso en la cuarta isla visitada por Colón en Las Bahamas, aparentemente los marinos intentaron navegar donde no había fondo, posiblemente guiados por los nativos, que sí podían realizar la travesía con sus canoas de nulo calado.

Entonces, se puede concluir, que los aborígenes conocían las rutas más cortas y seguras para sus canoas, fundamentalmente remaban de isla a isla, a la más cercana, y luego si era necesario, la bordeaban, probablemente buscando la costa menos peligrosa, que para sus pequeñas embarcaciones casi siempre serían las más protegidas del viento, para evitar el oleaje, las marejadas y las fuertes corrientes contrarias, o auxiliándose de ellas cuando les fueran favorable. Ellos bogaban perfectamente en aguas bajas por el poco calado de sus embarcaciones, y les eran indiferentes los bajos y peligros que si podían dañar a los navíos españoles, que necesitaban más de una braza para poder transitar. Lo mismo ocurre en la actualidad, pues a los pescadores, cuando navegan en las pequeñas chalanas o chalupas, de ínfimo calado, les es indiferente la profundidad de las aguas o la existencia de canales de algunos metros de hondo, y les preocupan más los arrecifes y las corrientes, que si pueden determinar e influir en sus pesquerías y labores.

También podemos agregar que casi todo el Banco de Colón presenta profundidades accesibles a las embarcaciones de esa época, que no llegaban a las dos brazas (algo más 3 metros), existen muy pocos lugares que pudieron haber representado algún peligro, como un tramo al Norte de Cayo Santo Domingo, por ejemplo, y por tanto Colón pudo navegar perfectamente sobre esta zona marina, partiendo a 8 millas por hora de las Islas de Arena, de acuerdo al Diario. Debemos recordar que en otros sitios de agua bajas, los registros indican que navegaron a toda vela.

Para terminar con el tema, incluso en la actualidad si no se consulta una carta náutica de esa zona es imposible saber dónde están los peligros, dónde hay una braza o dos o tres de profundidad, por tanto, a los nativos les venía bien cualquier derrota sobre el banco, pero lo que sí es casi seguro, es que el rumbo Sursuroeste, marcado para venir a Cuba, fue indicado por ellos, porque es la trayectoria más cerca desde Ragged, para llegar a Gibara, o a Puerto Padre, sitios donde existían grandes asentamientos aborígenes. También el rumbo Sur era posible, si se buscaban los poblados indígenas de Yaguajay o Banes, por ejemplo, pero es posible que los aborígenes conocieran por experiencia que la corriente del Canal Viejo de las Bahamas casi siempre corre en dirección Oestenoroeste o Nornoroeste, y remar con rumbo Sur era agotarse contra la corriente. Por eso preferían, para venir a Cuba, el Sursuroeste.

En resumen, aunque los indígenas indicaban rumbos y distancias aproximados, es extremadamente dudoso que pudieran indicar canales y accesos sobre los bancos que existían en las Bahamas, como opina Pueyo, porque no los conocían, en cuanto a sus profundidades, y tampoco estaban al tanto del calado de las naves colombinas.

El estudio de Pueyo sobre la travesía del Canal Viejo de las Bahamas es enrevesado y difícil de descifrar, pero además de los señalamientos anteriormente hechos podemos analizar otros detalles poco convincentes.

P6: Pueyo se contradice, porque por un lado dice que Colón navegó 6 leguas al Sur de las Islas Arenas, pero por otro alega que el rumbo fue el Sursuroeste, a partir de la más meridional de ellas, dejando a un lado Los Hermanos y a la otra banda el Banco de Magallanes.

Y esta incoherencia se afianza en la figura que muestra en su alegato, donde se muestra que la trayectoria a partir de las Islas Ragged es primero al Suroeste y luego al Sursuroeste, y no al Sur, como había dicho anteriormente.

Por cierto, esta es una de las figuras o mapas muy mal presentada por Pueyo, con la costa de la Isla de Cuba entre Nuevitas y Banes contrahecha, y el Cayo Santo Domingo exageradamente grande, entre las muchas inexactitudes que presenta.

Por tanto, se observa que Pueyo da un total de tres direcciones diferentes para la partida de las Islas de Arena, lo cual es contradictorio.

Ya analizamos que si hubiera navegado al SSO, o al SO de Ragged Meridional, por una distancia de 6 leguas, Colón no podría haber surgido, como opina Pueyo.

Veamos ahora la variante donde dice Pueyo que navegó 6 leguas al Sur de las Islas Arenas. En este caso sí encontraría un fondeadero sobre el Banco de Colón, pero surgen otros problemas.

D#8: La trayectoria descrita por Pueyo hace pasar a las embarcaciones cerca de varios cayos que Colón no menciona.

Si los marinos hubieran navegado 6 leguas, 33 km al Sur de Ragged Meridional, tendrían que haber pasado muy cerca de los cayos Los Hermanos, localizados aproximadamente a 15 km al Sur de estas islas, y luego de sobrepasarlos, se encontrarían a menos de 20 km, al Nornordeste de Cayo Santo Domingo, y como Pueyo dice que luego navegaron 17 leguas al Sursuroeste pasarían cerca de este cayo, y ninguno de estos islotes es referenciado en el Journal.

D#9: Pero lo que hace más improbable el recorrido que asume Pueyo es que fondear a 6 leguas al Sur de Ragged Meridional, y luego navegar 17 leguas al SSO, situaría a las embarcaciones varios kilómetros tierra adentro del territorio cubano, en un punto entre Gibara y Bariay.

Por tanto, ni por la distancia recorrida, que mete a los navíos en tierra, ni por el rumbo, que los sitúa lejos de Puerto Padre, este recorrido favorece a Pueyo.

P6: Afirma este investigador que los europeos fondearon sus naves en las playas entre Punta Tomate y la Herradura.

D#10: Hay una contradicción por parte de Pueyo, porque anteriormente había dicho que esa noche las naves llegaron a 8 millas al NE de Puerto Padre, es decir a 14,9 km de este puerto, muy alejados de la costa, entonces no podían fondear en las playas antes mencionadas.

D#12: En el hipotético caso de que Colón se hubiera acercado a la ribera cubana a surgir, alegato poco convincente de Pueyo, él expone la idea de que las extensas playas de Tomate y de la Herradura serían las ideales para fondear, como si éstas fueran las únicas aptas para echar anclas en ese litoral, y olvida que entre Gibara y Punta Herradura, existen numerosos arenales y dunas también proclives a acoger la armada colombina. Como también encontramos playas en el litoral que corre al oriente de la bahía holguinera. Además, por qué no desembarcaron auxiliados por las barcas y tomaron posesión de Cuba en ese momento, en Tomate o la Herradura.

P7: Dice Pueyo que el rumbo que traían desde las Islas de Arena al SSO no es favorable a Gibara, pues con pocos minutos de desviación hubieran llegado a Puerto Padre, que era su primer objetivo.

D#13: Si bien es verdad que las naves derivaron al Oeste por causa de las corrientes, principalmente, y tal vez por el viento, el rumbo SSO, analizado por separado, sin tener en cuenta otros factores, sí es un elemento favorable a Gibara, que se localiza casi en esa dirección del punto de partida en los Cayos Jumentos. Y aunque pudieron existir desviaciones del rumbo de algunos minutos, o grados, pues las brújulas estaban graduadas en cuartas, y porque pudo existir alguna declinación magnética, estas alteraciones de rumbo pudieron manifestarse tanto hacia el Oeste, acercando las naves a Puerto Padre, como al Este, en dirección a Bariay, pero siempre hay que considerar que el punto más probable de arribada es el que dicta la aguja de marear, que en este caso sí indicaban hacia la bahía gibareña. Repetimos, que puede considerarse a Gibara como el punto más probable de llegada, si partimos de las Islas Arenas y navegamos al SSO, pero esto sólo es cierto si no existe deriva por las corrientes y por el viento.

Y aquí tenemos el quid o elemento crucial para poder llevar a las naves desde las Islas de Arenas a Puerto Padre, y es donde yerra Pueyo, porque el factor fundamental para el desembarco en esta bahía fue la deriva por las corrientes y el posible abatimiento producido por el viento.

P8: Pueyo minimiza el factor de la deriva cuando alega contra Morales y Pedroso que la dirección de las corrientes submarinas no eran relevantes en barcos de poco calado.

D#14: Podemos decir que las corrientes que afectan a las naves no son submarinas, en el sentido de encontrarse varios metros bajo el mar, son superficiales, y existen muchas evidencias, tanto en el primer viaje, como en otros, del efecto de tal fenómeno sobre estas embarcaciones. 

P9: Sin embargo, más adelante agrega que aceptando la idea de Morales y Pedroso las corrientes hubieran acercado las naves a Puerto del Padre, de acuerdo a la velocidad de una a una y media millas por hora.

Entonces, de forma general y a modo de resumen de lo analizado hasta el momento, podemos decir, que cuando Pueyo trata de explicar la vía por la que llegaron las naves a Puerto Padre, atravesando el Canal Viejo de las Bahamas, se centra en algunos elementos que son polémicos:

Primero: sitúa un fondeadero alejado 6 leguas al Sur de Ragged Meridional, este supuesto anclaje a 33 km de Los Cayos Jumentos, tiene varios inconvenientes, por ejemplo, según la figura donde muestra el recorrido hacia Cuba y lo asentado en su libro, donde afirma que navegaron al SSO, las naves habrían “echado” anclas en profundidades mayores de un kilómetro. Y si las hiciera fondear al Sur, entonces pasarían cerca de Los Hermanos y de Cayo Santo Domingo, además de alejarlas de Puerto Padre, acercándolas a Gibara. Todo derivado de una mala interpretación del Diario y de trabajar con una carta geográfica obsoleta.

Segundo: como este investigador adiciona esas 6 leguas a las 17 que dice el Diario, el recorrido total es mayor que el ancho del Canal Viejo de las Bahamas, contando que agrega otras 8 millas para llegar a Puerto Padre, es decir, que el análisis de la distancia también es controversial.

Tercero: Pueyo hace fondear a las naves, la noche del 27 al 28 de Octubre en las playas al Este de Puerto Padre, contradiciéndose con su propuesta de que las naves quedaron a 8 millas al NE de esta bahía.

Cuarto: y por último, minimiza y pasa por alto el factor fundamental para que las naves llegaran a Puerto Padre y no a Gibara o Bariay, que es la deriva por la corriente. Pueyo debió haber aceptado el alegato de Morales y Pedroso, sobre el efecto de la corriente entre una y una y media millas, pero analizándola como verdaderamente se manifiesta, a favor de su hipótesis, porque predominantemente esta corriente corre paralela a nuestras costas, entre las Bahamas y Cuba, desde el ESE hacia el ONO, y considerando que Colón navegó hacia el SSO, el desplazamiento de un nudo y hasta nudo y medio representaría algunas decenas de kilómetros, es decir, que si bien es cierto que el rumbo SSO lleva a las naves cerca de Gibara, algo al Oeste de esta bahía, la deriva, y el abatimiento producto del viento, que generalmente es del primer cuadrante, todo es favorable para que las embarcaciones amanecieran el 28 de Octubre cerca de Puerto Padre.

P10: Esgrime Pueyo un argumento de poco valor cuando piensa que Colón tenía como primer objetivo a la Bahía de Puerto Padre.

D#15: No hay evidencias que Colón quisiera llegar a Puerto Padre, como dice Pueyo, simplemente llegó esta bahía traído por las corrientes y el viento, porque si verdaderamente hubiera conocido la existencia de esta bahía antes de llegar a Cuba, o del poblado aborigen cerca de ella, habría puesto rumbo al SO, o al “Sudoeste cuarta del sur”, como decía Colón. Simplemente, como se aclaró anteriormente la dirección SSO la sugieren los indios para venir a Cuba y no a ningún puerto determinado, elemento dictaminado en el Diario, cuando el Almirante dice que era el rumbo indicado para ir a Cuba.

Francisco apoya su idea alegando que el 22 de Octubre quería partir hacia Cuba para ponerse en contacto con el Rey o Señor.

Esta referencia a un Rey o Señor, la escribe Colón estando en La Isabela, surto en las inmediaciones del Cabo del Isleo, porque había esperado por otro Rey que habitaba esta isla, que no se había presentado. Evidentemente a quien busca Colón es al Gran Can, como lo reafirma estando en Cuba. No existen pruebas fiables de que este gran Rey o Señor en Cuba habitara en las cercanías de la Bahía de Puerto Padre, o que Colón se haya referido al que vivía cerca de esta bahía, es evidente que el Almirante no conoce detalles de nuestra isla y solo se refiere, de forma general, como lo hace varias veces, a algún cacique o jefe principal, que podría ser cualquiera que habitara en Cuba. Y esto se hace palpable con el hecho, de que cuando llega a Puerto Padre, no hay ninguna referencia o alusión al gran Rey, y al día siguiente parte hacia Occidente, buscando al Gran Can o alguna gran ciudad.

Y Pueyo, que mantiene fija en su mente la idea anterior vuelve sobre ella cuando alega que el Rey o Señor era el Cacique de los Caciques, de la provincia de Maniabón.

Es verdad que los aborígenes le hablaron de caciques, y pudiera ser que el de Maniabón fuera uno muy importante, pero aun así, cuando Colón parte hacia Cuba no tenía algún sitio en específico en mente, ni siquiera conocía el tamaño aproximado de nuestra isla, y reforzando lo que dijimos anteriormente, estando en Puerto Padre, no menciona o busca a este gran Rey, y si lo hace surto en Manatí, lugar donde conoce de la existencia de un gran poblado cercano. Además, cuando abandona a Mares y navega al NO también buscaba al Gran Can.

P11: Adiciona Francisco que conducido por los indios maniabones que traía como guías arribó a Puerto Padre.

D#16: Los europeos no traían a indios de Maniabón como guías, Pueyo se confunde cuando Colón habla de los indios de San Salvados, la isla en Las Bahamas, y supone que son de San Salvador, el puerto en Cuba. Sería muy extraño que Colón hubiera recogido habitantes de la región de Puerto Padre en las islas Bahamas, como sugiere este autor. Además, existen citas del Diario que prueban que los referidos guías eran de la primera isla descubierta en las Bahamas.

P12: Adiciona Pueyo a su tesis que Colón se adentra por este río a tiro de lombarda de la boca.

Fíjese que el autor ahora dice que se interna por el río a tiro de lombarda, pero luego propone que fondeó a tiro de lombarda del río, una contradicción que estudiaremos más adelante. (D#20)

A continuación este autor se pronuncia por un fondeadero del Almirante dentro de la bahía, cerca del poblado de Cascarero, a varios kilómetros de la entrada del puerto.

Además, agrega Francisco que apoyado en tres referencias: haber fondeado a tiro de lombarda de la boca del río, que el sitio era apto para criar perlas y que la tierra era muy llana Colón fondeó en la bahía de Cascarero, cerca de Chaparra.

D#17: Entonces, si primero Pueyo dice que Colón se interna a tiro de lombarda de la boca y echa anchas allí, cómo este autor después alega que se adentró y surgió en la hoy llamada Bahía de Chaparra, conocida anteriormente como Bahía de Cascarero, a más de 6 km de la boca, contradiciéndose a sí mismo.

D#18: Pueyo menciona tres coincidencias para seleccionar a la Bahía de Cascarero como el sitio donde surgió Colón:

·         Surgió a tiro de lombarda del río

·         El sitio era apto para criar perlas

·         Ser la tierra muy llana

Pero esas tres condiciones también pueden encontrarse en varios lugares de esta bahía, como en la proximidad de la entrada, en el propio canal de entrada, cerca de la desembocadura del río aledaño al pueblo de Delicias, en el seno Oeste de la bahía, propiamente llamada Bahía de Puerto Padre, donde a pesar de que puede verse la loma donde se levanta la ciudad homónima, el resto del terreno es eminentemente llano, etc. Nótese que también pueden hallarse esas condiciones en otras bahías, como Manatí y Nuevitas.

D#19: Pueyo dice que fondeó a tiro de lombarda de la boca del río, pero en la figura al respecto sitúa el surgidero aproximadamente a dos kilómetros de la entrada de cualquiera de los ríos que allí existen, muy lejos de la distancia que refiere el Almirante.

Además, tanto la figura que muestra Pueyo sobre el fondeadero, como otras cartas, muestran que Colón no podría acercarse a menos de 200 metros de la costa, pues la isobata de 2 metros pasa a esa distancia o a más de cualquiera de estos ríos, y en nuestra opinión, jamás se hubiera acercado a menos de 400 ó 500 metros de la ribera, pues estaría navegando por aguas poco profundas, que pondrían en peligro la integridad de los navíos.

D#20: Además, primero Pueyo dice que se interna en el río a tiro de lombarda, o sea, dentro del río, pero después alega que surgió a tiro de lombarda de la boca del río, es decir, que no entró en el río, lo que es diferente

D#21: Y mientras Colón habla de un único y gran río, el autor tiene que usar “dos ríos”, es decir, el primer “río” es el canal de la Bahía de Puerto Padre, de cerca de 300 metros de ancho y profundo, y es un falso río, si lo entendemos como corriente de agua dulce, y el segundo, es el río Chaparra, o el de Santo Domingo, o el de Delicias, etc., que desembocan dentro de la bahía, que si es un río propiamente dicho.

La única forma de conciliar la tesis de Pueyo con el Diario de Navegación, donde él dice que Colón se adentró en la bahía, sería asumir que se internara a tiro de lombarda en cualquiera de los ríos que allí desaguan, pero esto sería totalmente irracional e impensable, pues el Almirante jamás fondearía dentro de alguno de los pequeños ríos de esta bahía, porque son innavegables, no podría maniobrar y las embarcaciones estarían en peligro de encallar, en el caso poco probable de que tuvieran profundidades permisibles para estas naves.

Está claro del Diario que fondearon a tiro de lombarda, pero fue, o de la boca del canal, o de la costa, cerca de la entrada.

P13: En varias páginas de su alegato, incluidas dos figuras, Pueyo hace una larga descripción del recorrido que haría una persona si se adentrara en la Bahía de Puerto Padre, comenzando por el canal de entrada, que parece un gran río, hasta que a 2 millas donde se abre en ¿cuatro? bocas, y así continúa relatando hasta llegar al seno interno de lo que hoy se conoce como Bahía de Chaparra.

Pueyo compara su relato con lo escrito en el Diario de Navegación y nos dice que ha probado la identidad de este puerto a partir de ambas descripciones.

D#22: Si es verdad que la descripción de un gran río descarta algunas bahías, como Bariay y Gibara, por ejemplo, también es cierto que tanto Puerto Padre, como Manatí y Nuevitas son profundas y anchas, debían de estar cercadas de árboles durante los tiempos de la conquista, están rodeadas de terrenos muy llanos, como dice el Almirante, desde ellas pueden verse algunas elevaciones, etc., etc., y en todos estos sentidos, las tres pueden corresponderse, con la descripción del Diario y lo que relata Pueyo, por tanto, no puede probarse la identidad de San Salvador por la simplificada descripción de este autor. Hay que hacer un estudio profundo de todos los elementos que dejó escritos Colón en el Diario para probar la identidad del prístino puerto, investigación que conlleva contrastaciones para descartar otras bahías que también se adjudican ser el primado sitio de recalada.

P14: Sostiene Pueyo en su alegato que hay otra prueba muy importante y es la mención de 10 ríos en el Diario que desaguan en la bahía. Y relaciona a los siguientes: Yarey, Vázquez,  Parada, Itabo o Río de la Brea, Santo Domingo, Chaparra, Delicias, Arroyón, Pajarito y Aguada del Negro.

D#23: Y aquí también tenemos nuevos problemas con los argumentos de Pueyo, porque algunos de estos ríos no terminan en la Bahía de Puerto Padre.

D#24: Y tampoco parecen que sean 10 los ríos que vierten en esta bahía, como afirma Pueyo, pues hemos contado solo 9.

Además, es evidente que los diez ríos grandes no se refieren a ríos dentro del Puerto de San Salvador, serían en la isla de Cuba, pues dice el Diario que hay diez ríos grandes y no la pueden cercar en 20 días con las canoas, y luego agrega que de allí a tierra firme había jornada de diez días. Entonces todo lo escrito sobre los 10 ríos es muy subjetivo, pero Pueyo luego interpreta que son 10 ríos en dirección al continente, parece que influido por la frase de que eran 10 días para llegar a tierra firme.

En resumen, que este párrafo del Diario es muy difícil de interpretar, y quizás todo él está basado en malas interpretaciones y conjeturas, producto del bajo nivel de entendimiento que existía entre los españoles y los aborígenes. Tan enrevesado es este fragmento que, hasta donde sabemos, sólo Pueyo (y algunos de sus seguidores) lo ha usado para argumentar elementos a favor de Puerto Padre, ningún otro investigador la ha esgrimido como información determinante para esclarecer el primer punto de arribada de Colón en Cuba.

P15: Luego Pueyo reconoce que estas líneas no se refieren a ríos interiores en San Salvador y entonces alega que desde Puerto Padre hacia el Este hay diez lugares, visitados o vistos por el genovés.

Dudas 25, 26 y 27: En primer lugar, ya se dijo que posiblemente los diez ríos se refieren a toda la isla de Cuba, pero Pueyo quiere imponer su opinión de que son 10 puertos vistos o visitados por Colón en su viaje al Este de Puerto Padre.

Pero aunque él estuviera en lo cierto tenemos varias imprecisiones:

D#25: La frase la escribe Colón estando en San Salvador, por lo tanto no ha podido constatar la existencia de esos diez ríos, además, la dicen los aborígenes, ¿acaso eran adivinos los indios, (o Colón), para poder conocer de antemano cuáles y cuántos puertos iban a ver o visitar los europeos en su derrota hacia el Este de Cuba?

D#26: Pueyo incluye en la lista bahías que Colón no visitó o vio, como las de Banes, Nipe, Cabonico y Levisa, y además, excluye otros accidentes en los que sí estuvo o mencionó en su travesía, como Moa, Taco, Bahía del Río Miel, Boma, Mata, etc.

D#27: Colón describe en su Diario más de 10 puertos y ríos en su derrota al Este de San Salvador, muchos más de los que menciona Pueyo.

Además, si Colón vio a Vita y a Samá, porque no se percató de Naranjo cuya entrada es más amplia que la de estas dos bahías, o de las bahías de Saltadero y Cebolla, Cananova o Yaguaneque, ni los numerosos ríos y puertos que el Almirante destaca entre punta Guarico y Baracoa, entre ellos los más notables son la Bahía de Taco, Bahía de Cayoguaneque y la de Maraví.

P16: Luego Pueyo quiere presentarnos 10 ríos hacia el occidente de Puerto Padre, desde Malagueta o Guincho hasta La Habana.

D#28: Y a la relación que muestra el autor también podemos adicionarle algunos puertos y bahías que se localizan entre Puerto Padre y La Habana, por ejemplo: Boca de las Carabelas, Bahía de la Gloria, Bahía de Jigüey, Bahía de Perros, Bahía de Buena Vista,  Santa Cruz del Norte y Boca de Cojímar. Además, podríamos decir que la Bahía de Guincho, contigua al cayo homónimo, que Pueyo señala correctamente en el mapa de la página 28, no es la Bahía de Malagueta.

En realidad, y siendo honestos, ni todos los sitios que enumera Pueyo, ni algunos que he incluido por mi cuenta, calificarían como ríos grandes, pues ni siquiera está claro qué significarían o quisieron expresar los aborígenes que Colón entendió como un río grande.

De la lista de Pueyo, por ejemplo, Punta Alegre o Morón, como su nombre lo indica, se levanta cerca de una punta, casi al SO de extremo occidental de Cayo Coco, y al oriente de esta punta, se abre hacia el interior de la tierra la Bahía de Buena Vista, de aproximadamente 4 km en la entrada, algo más amplia en su interior, y de 7 ú 8 km de Norte a Sur, pero están enclavados, tanto la punta, como la bahía, en la costa de la isla de Cuba, y rodeados de innumerables cayos medianos y pequeños, a más de 10 km de distancia al Norte de ellos. No sé cómo califica Punta Alegre como un gran río y evidentemente, para los aborígenes no podía ser un puerto o un río.

Igualmente Caibarién, es una pequeña ciudad levantada en la costa, con dos cayos cercanos (Conuco y otro que aparece sin nombre en el Atlas de Cuba) y muchos otros islotes al Norte (Cayo Guayo, Cayos de la Virazón, Cayo Fragoso, etc.) más alejados, y evidentemente no existía como un puerto en la época de Colón, ni se parece o puede calificar como un gran río.

La Bahía de Santa Clara, tal y como la señala el Atlas de Cuba, es una porción de mar limitada al Sur por la costa de Cuba, desde la Ciénaga de Majaguillar, al Oeste, hasta la Salina Diez de Abril, al Este, con una extensión de más de 70 km, cercada por el Norte de innumerables cayos medianos y pequeños, como los Cayos de las Cinco Leguas, al Oeste, Cayos Falcones y Cayo Blanquizal, entre los mayores. Tampoco me imagino porque los indígenas le llamarían un gran río a una extensión de agua tan grande.

Igualmente, de los que yo he incluido, la mayoría tampoco calificarían como grandes ríos, solo los menciono para resaltar lo impropio de algunos de los señalados por Pueyo que escoge a conveniencia algunos de ellos para probar su hipótesis.

Además, lo mismo que Pueyo, los defensores de Gibara, o Bariay, por ejemplo, también podrían enumerar 10 ríos hacia el oriente o hacia el occidente de la bahía por la que abogan, seleccionando parcialmente y a conveniencia a 10 de las tantos accidentes geográficos que la costa cubana presenta en su banda del Norte. Y como ya expusimos, si nadie ha argumentado sobre los 10 ríos, además de Pueyo, es indicio del grado de subjetividad tan elevado de esta información.

En fin, como hemos recalcado, no se sabe con exactitud qué eran los “diez ríos grandes”, o si se refieren a toda la isla de Cuba, o a una porción de la costa Norte de nuestra isla, al oriente o al poniente de San Salvador, por consiguiente, los análisis de Pueyo, apoyados en este dato, nos parecen de poco valor.

De todo el párrafo citado por este autor, lo “más objetivo” es la frase referida a que había jornada de diez días hasta tierra firme, pero tampoco sabemos si era verdaderamente tierra firme, o qué concepto tenían los aborígenes al respecto, si verdaderamente se referían a la Florida, como supone Las Casas, etc., etc. por tanto, no es pertinente ni válido tratar de extraer conclusiones útiles para confirmar o desechar cualquier bahía cubana como el San Salvador colombino a partir de datos tan imprecisos. 

P18: Sobre la referencia de que la Isla era llena de montañas, no muy grandes pero elevadas, y toda la otra tierra era alta semejante a Sicilia dice Pueyo que son los cerros de Dumañuecos, San Antonio, La Pedrosa, Sargacero, Santa María, San Andrés y varias del Norte de Holguín, que le recordaban a Sicilia.

D#29: Pueyo analiza la cita como un todo, cuando son dos elementos a estudiar y contrastar.

El primer elemento señalado por el Almirante son las montañas hermosas, altas y aisladas, que desde Puerto Padre serían las elevaciones alrededor de Gibara, las de Cupueycillo, la Loma de Abelardo, quizás la Silla de Gibara, también algunas más cerca como Cerro o Monte Verde, así como las colindantes a la ciudad de Holguín, y las de San Andrés, estas son las montañas altas pero no largas, porque se ven aisladas, sin formar un grupo montañoso.

Dudamos mucho que desde mar afuera a la entrada de la bahía de Puerto Padre se observe Dumañuecos, como dice Pueyo. De 129 m de altitud, según el Derrotero de las Costas de Cuba, pues se localiza a cerca de 45 km de la entrada de la bahía, por donde debió penetrar Colón a su llegada. Nosotros no la hemos visto ni siquiera desde lo alto del Hotel Socucho, y tampoco desde el interior de la bahía, en el seno occidental. Situado en la bahía de Cascarero, lugar donde Pueyo hace fondear a las naves, seguro no es notable, pues está separada aproximadamente a 48 km de allí.

Sin embargo, dejamos en la duda este hecho, porque Dumañuecos es significativa desde la ciudad de Puerto Padre, alejada de allí aproximadamente a 39 km. Por ejemplo, la vemos perfectamente desde el Fuerte de la Loma, que está a más de 30 metros de altura, también es visible desde las plantas altas de los edificios de la Micro, así como desde otros sitios elevados dentro de la ciudad, como la ladera  occidental de la loma de Puerto Padre, pero como se aprecia, desde la ciudad está mucho más cerca que desde la entrada de la bahía y los sitios mencionados tienen más de diez metros sobre el nivel del mar. 

Este cerro también puede ubicarse fácilmente desde algunos puntos en la carretera que va de Puerto Padre a Las Tunas, específicamente pasados varios kilómetros de Vázquez hacia Las Tunas, por ejemplo, el lugar donde mejor se observa, es desde el crucero de ferrocarril, cerca del poblado de Molinet, desde donde también se divisa claramente el Cerro de Caisimú, también es notable más allá de Naranjo, siempre a distancias cercanas a los 30 km.

El segundo elemento que distingue Colón es la tierra elevada, que no son montañas, semejante a Sicilia, fíjese que Colón dice, primero, que observa elevaciones, pero a continuación agrega, que toda la otra tierra era alta y la compara con la isla mediterránea, es decir, aunque observa algunas cimas y cerros, también existe otro terreno elevado pero que no forman montañas aisladas, más bien amesetado, que es lo que se muestra en la región de Puerto Padre en toda la región Sur y Suroeste, porque entre el Sursureste y casi el Este, es decir, hacia la banda izquierda para alguien colocado frente a la bahía, se ven las elevaciones ya mencionadas de las Alturas de Maniabón en la provincia de Holguín, aisladas y altas, porque sobrepasan los 200 metros y algunas alcanzan alrededor de los 300 metros, mientras que hacia el Sur y Oeste, hacia la banda derecha para ese observador, en la provincia de Las Tunas, las elevaciones del grupo de Maniabón son menos empinadas, y las mencionadas por Pueyo como Santa María Doce (154 m), San Antonio (116 m), y otras semejantes o de menor altitud como Sargacero, La Pedrosa, Loma Colorada, Santa María Cuatro y Cinco, no se ven como montañas, sino como un terreno elevado, semejante a Sicilia.

En resumen, Pueyo es impreciso, porque las elevaciones localizadas en la provincia Las Tunas, que pueden verse tanto desde mar afuera, como desde el interior de la bahía, no destacan como altas montañas, ni se ven aisladas, sino que forman como una especie de peniplano, o meseta elevada.

P19: Sobre la montaña de la mezquita el autor sugiere que podría ser la Silla de Gibara observada desde Puerto Padre.

P20: Pero luego Pueyo se retracta de esta valoración cuando escribe que se inclinaba por una elevación nominada La Juba que presenta un grupo de jagüeyes encima.

Es decir, que luego de identificar a la montaña parecida a una mezquita, Pueyo se decide por la loma de La Juba.

D#30: Si la loma de La Juba se encuentra cerca de Salgacero Uno, como señala el autor, estaría localizada aproximadamente a 18 km desde el hipotético fondeadero de Pueyo, y también desde Cascarero, y a más de 15 km desde las inmediaciones de la desembocadura del río de Delicias y el de Santo Domingo, que son los tramos costeros admisibles para el desembarco cuando el Almirante relata que llegó a dos casas de pescadores. Entonces, a 15 km de distancia o más, es poco creíble que Colón divisara y destacara un grupo de jagüeyes, sobre un terreno elevado, porque ese grupo de elevaciones no destaca como montaña.

Esta apreciación, muy dudosa, así como otras, como cuando dice que Dumañuecos es notable desde la entrada de la bahía de Puerto Padre, y que las elevaciones enclavadas en la provincia de Las Tunas se ven como montañas altas, nos hace pensar que Pueyo nunca navegó mar afuera de la bahía, y que conocía sobre la Silla de Gibara, u otra elevación de las cercanas a esta villa holguinera, de oídas y por otras referencias, tal vez por información suministrada por Grave de Peralta o recolectada a través de pescadores o prácticos puertopadrenses.

P22: Argumenta Pueyo sobre el recorrido de los dos emisarios que envía Colón tierra adentro que en el Diario hay una anotación muy relevante considerada por él  como la de mayor interés para identificar a San Salvador y se refiere a la existencia de muchas islas, y en el tramo de costa que abarca desde Manatí hasta Bariay, éstos son los arrecifes y cayos de Malagueta y de Puerto del Padre, pues el resto de la ribera hasta pasada la bahía holguinera no presenta este tipo de accidentes.

Y aquí se equivoca Pueyo por partida doble:

D#32: Existe una contradicción entre lo escrito por Colón en su cuaderno del primer viaje, y lo anotado por Las Casas en La Historia de Las Indias, en caso de ser ciertas las referencias de Pueyo, porque en la descripción que se hace en el Diario de Navegación, no se habla de islas o bancos de arrecifes, incluso se aclara que los emisarios fueron tierra adentro, y cuando existen elementos contrapuestos entre diferentes documentos siempre debemos remitirnos, como el más confiable, al primario, en este caso el Diario debe tener precedencia sobre los demás escritos que beben de él.

D#33: Además, aun aceptando que los embajadores hubieran visto cayos y arrecifes en su caminata, también es falso que los únicos islotes y bancos de arrecifes desde Manatí hasta más allá de Baríay se localicen en Malagueta y Puerto Padre.

Por ejemplo: Si miramos al Este de Puerto Padre, el Atlas de Cuba y otros mapas de la región, muestran arrecifes al occidente de Punta Uvero, en La Playita, en Playa Genovesa y Playa los Azules, alrededor de Punta Piedra de Mangle, cubriendo toda la Ensenada de Hicacos hasta Punta Caleta, en Playa Uverita, Punta Grande y Playa Caliente, en Punta Quebradas, en los dos lados de la entrada de la de la Bahía de Naranjo, en Playa Guardalavaca, en la Bahía de Río Seco y sobre Cabo Lucrecia. Pero repetimos que el Diario no menciona tales arrecifes ni cayos y el alegato de Pueyo carece de valor. Y sobre los cayos, también existen pequeñas islas o islotes en la Bahía de Jururú y en la de Naranjo.

Y si transitamos al Oeste de Manatí, hacia Nuevitas, casi toda la costa presenta bancos de coral y de piedras, y destacan islotes en Nuevas Grandes y Nuevitas, siendo los de esta última bahía muy notables porque algunos de los Cayos Ballenatos son relativamente altos, llegando a más de 50 m uno de ellos.

P23: Comentando sobre el viaje de los emisarios agrega Pueyo que solo desde Manatí se pueden transitar las doce leguas, siguiendo la costa, hasta Santo Domingo, el sitio aborigen de las 50 casas.

D#34: En primer lugar, el sitio al que fueron los embajadores no puede establecerse porque no existe información suficiente para determinar cuál es. Solo sabemos que era un sitio grande, con cerca de 50 casas y mil habitantes, es decir, un poblado aborigen de primera magnitud, que presuntamente era regido por un cacique muy importante, y estaba aproximadamente a 12 leguas de camino de Río de Mares, además, por el trayecto se encontraron los españoles varios poblados pequeños, de no más de 5 casas.

Aceptando las supuestas leguas españolas de Pueyo, 12 de ellas son casi 67 km. Pero 12 leguas italianas son 71 km. Probablemente la distancia caminada en dos días o en día y medio, sea algo menor, entre 50 y 60 km, o menos, porque atravesando malos caminos, manigua y monte, generalmente el recorrido parece más largo de lo real. Pero como no se dice hacia qué dirección se encontraba el poblado en relación a Río de Mares, en este caso Manatí, tenemos que tomar un radio de cerca de 60 km para establecer un sector que puede abarcar, a partir de dicha bahía, desde más allá de Puerto Padre, por el Este, cerca de la ciudad de Las Tunas, hacia el Sur, y hasta Nuevitas, al Oeste.

Es decir, que aunque algún poblado de primera magnitud, al Sur de la bahía de Puerto Padre, pudiera ser el visitado por los españoles, cabría la posibilidad de que fuera otro sitio hacia el Sur o al Oeste de Manatí, y Galano, investigador que también defiende a Puerto Padre como el lugar del primer desembarco, sostiene que la embajada llegó hasta Nuevitas, donde al parecer, también existían sitios de primera magnitud.

D#35: Aunque aceptáramos que el sitio visitado fue el que describe Pueyo, la distancia desde Gibara, el Río de Mares de los defensores de Bariay, a la Pedrera, o a Santo Domingo, o a Santa María, también conviene con las 12 leguas recorridas por los emisarios. Entonces, Manatí no es el único puerto desde donde pudieron salir los expedicionarios para cubrir la referida distancia.

D#36: Es poco creíble que para ir al interior, al Sur de la Bahía de Puerto Padre, los indios escogieran caminar a lo largo de la costa, como afirma Pueyo, porque así se alargaría considerablemente la caminata, por ejemplo: al llegar a la Bahía de Malagueta, tendrían que retroceder para rodearla. Además, los embajadores cuentan que vieron varios poblados pequeños por el camino, que Colón hubiera visto en su trayecto hasta Manatí, y son más probables que se encontraran tierra adentro. Por otro lado, si el recorrido iba a ser bordeando el litoral, sería más probable que lo hubieran realizado en canoa o con algunas de las embarcaciones menores que traían los españoles, porque de esa forma el viaje era más rápido.

P24: Luego adiciona Pueyo que Colón, cuando navegó al Oeste pasó algunas millas al poniente de Maternillos donde fue obligado a retornar por los fuertes vientos del Norte y que el único sitio posible a regresar era Manatí.

D#37: Aunque fuera Maternillos el cabo que impidió a las naves seguir adelante, por el fuerte viento del Norte, las naves, además de Manatí, también podían haber regresado a Puerto Padre, respetando la opinión de Morales y Pedroso, quien sostenía que este último sitio era Río de Mares.

Las Mediciones de Distancia

En el segundo segmento o acápite de su defensa intitulado Pruebas a Mensura, página 38, Pueyo analiza algunas de las distancias dictadas en el Diario, pero también omite otras que no le satisfacen, como veremos a continuación.

Como se ha dicho, no solo los defensores de Bariay se apoyan en leguas terrestres, también Morales y Pedroso las utiliza, pues partiendo de Gibara, tiene problemas con las leguas marinas para explicar el derrotero de Colón por Cuba.

De los defensores de Puerto Padre, Pueyo igualmente se ampara en una legua “terrestre”, también de 3 millas, pero, a diferencia de los demás autores sobre los que hemos discutido anteriormente, para él la legua con la que medía Colón en tierra era grande, la legua española de 20 al grado, de aproximadamente 3 MN. Pueyo dice que de tres millas españolas, y la calcula igual 6666,66 varas, o sea 5573 m. Veamos la opinión de Pueyo:

P25: Alega el autor que las leguas marítimas eran de 20 al grado, y eran las usadas por Portugal y España, pues las italianas de 4 millas no concuerdan con algunas distancias del Journal.

P26: También dice que el Almirante empleó leguas italianas hasta llegar a Guanahaní.

P27: Pero que para dar cuentas de las nuevas tierras tenía que hacerlo con leguas españolas.

D#38: Pueyo sugiere que al llegar a América, como el Almirante tenía que reportar las distancias para los Reyes Católicos, abandonó la legua italiana de 4 millas y comenzó a estimar con una legua de 3 millas. Pero el Diario refleja, tanto en su recorrido por Cuba, como por La Española, que la equivalencia era de 4 millas por legua.

Por otro lado, la diferencia entre la legua de 5920 m y la propuesta por Pueyo, de 5573 m es de solo 347 m, menos del 10% comparada con cualquiera de las dos leguas, (entre el 6 y el 5% aproximadamente) y como se comprobará los errores que se cometen al estimar distancias a ojo generalmente superan estas cifras, de ese modo, la diferencia entre estas dos leguas no es significativa para seguir la derrota de Colón por Cuba, de modo que la exactitud que pretende, o cree, alcanzar Pueyo con la legua de 3 millas no es cierta, (igualmente podría haber trabajado con la legua italiana y sus conclusiones no hubieran variado sustancialmente). Así se pone de manifiesto en las medidas que da Pueyo, con grandes desviaciones, como se demostrará más adelante, y no por usar una legua o la otra, sino por identificar mal algunos sitios.

Además, el empleo de dos leguas, una en el mar, la italiana, y otra en tierra, la española, solo traería complicaciones y problemas al trazar la ruta por el océano y por las costas, todo lo contrario de lo que supone Pueyo.

Por otro lado, si Colón hubiera empleado dos leguas lo debía haber declarado en el Diario, pues este documento iba dirigido a los Reyes de Castilla y Aragón, y entonces debía ser  preciso, claro y sin ambigüedades.

P28: Cuando comienza a analizar las pruebas de mensura escribe Pueyo que la legua española se diferenciaba en 107 metros de la medida de Toscanelli, y menciona a la corredera de la Santa María como posible fuente de error.

Del análisis del párrafo afloran otros detalles:

D#39: En primer término, la legua italiana aceptada por la mayoría de los autores era de 4 milla romanas, cada una de mil pasos, de aproximadamente 1480 m, igual a 5920 m, equivalencia que acepta Pueyo en su libro, por tanto es 347 m mayor que la española de 5573 m, no 107 m, como dice ahora.

D#40: Al suponer que la corredera manejada por Colón en la Santa María estaba defectuosa y que el Almirante se quejó de ello, Pueyo comete un desliz, pues no existe ninguna mención de tal instrumento en el Diario u otra relación o carta del genovés.

En la actualidad la comunidad científica reconoce que Colón no usó la corredera, inclusive se afirma que en esos tiempos todavía no estaba inventada, por lo que la afirmación de Pueyo aludiendo a la misma es controversial y polémica.

Ahora podemos analizar una pequeña muestra de 5 mediciones que comenta Pueyo en su alegato. Nosotros mostramos una comparación entre lo escrito en el Diario de Navegación y la interpretación que hace Pueyo.

También calculamos el Error Relativo mediante la ecuación:

ER = ABS (VO – VE) / VE *100 y lo damos en porcentaje (%).

Aquí ER es el Error Relativo.

VO es el Valor Observado o la distancia real.

VE es el Valor Esperado según lo descrito en el Journal, lo referido por Colón.

ABS es el Valor Absoluto.

Al valor absoluto de la diferencia entre el VO y el VE se le llama Error Absoluto (EA)

Medición 1: 15 leguas entre Río de Mares y Cabo de Palmas 

P29: Dice Pueyo que a las 15 leguas medidas a partir de Puerto Padre Colón advirtió el Cabo de Palmas.

Para información del lector, el Diario dice que las naves partieron de Río de Mares y que al navegar 15 leguas divisaron un cabo lleno de palmas. Para el autor el último accidente es Punta Prácticos.

Si respetamos la letra del Journal, y las identificaciones de Pueyo, entonces 15 leguas españolas resultan casi 84 km (VE) y como la distancia real entre Manatí y Prácticos es de aproximadamente 39 km (VO), el Error Relativo sería del 54%, evidentemente fuera de comparación con la cifra dada por el Almirante.

Como Pueyo no puede explicar la distancia de 15 leguas, entre Río de Mares y Cabo de Palmas, cambia el tramo, y toma como punto de referencia a Puerto Padre (San Salvador), para aumentar aproximadamente 31 km a la distancia medida desde Manatí (de solo 39 km), esa suma resulta igual a 70 km, (algo menos de 13 leguas españolas, no las aproximadamente 15 que dice Pueyo), con una diferencia de 14 km con respecto al valor esperado (84 km), para un Error Relativo de cerca del 17%, que se podría admitir, si Ud. acepta que la distancia medida por Colón fue entre Puerto Padre y Prácticos, lo que contradice la letra del Journal.

D#41: Por tanto tenemos una contradicción entre lo anotado en el Diario y la interpretación de Pueyo sobre las 15 leguas hasta el Cabo de Palmas.

Medición 2: 8 leguas entre Río de Mares y el primer río encontrado al Este cuando la flota abandona Mares.

P30: Alega el autor que cuando Colón navega al Este a partir de Mares, según  Las Casas, debió salir de Puerto del Padre, y que el río a 8 leguas es Gibara.

Aunque el Journal plantea que salió de Río de Mares y navegadas 8 leguas vio un río, Pueyo alega que el tramo es medido a partir de San Salvador. El autor acorta la distancia.

D#42: Como la longitud de Manatí a Gibara es de aproximadamente 76 km y 8 leguas españolas son 45 km, el ER sería muy grande, del 69%, entonces Pueyo se ve obligado nuevamente a cambiar el tramo, y asume que las 8 leguas fueron medidas a partir de San Salvador y no de Río de Mares. Con este artilugio el autor acorta la distancia de manera que convenga a su tesis, pero altera la letra del Journal.

Debemos acotar que igualmente el rumbo de salida a partir de Puerto Padre no se ajusta al que señala el Journal.

Medición 3: 4 leguas entre el primer río y el Río del Sol.

P32: Según Pueyo el otro río encontrado a 4 leguas era Bariay, distancia que concuerda perfectamente.

D#43: Aunque Pueyo afirma que la longitud es correcta, 4 de sus leguas son 22 km y la longitud real entre Gibara y Bariay es apenas de 12 km, para un Error Relativo del 45%. Por eso el autor cambia el tramo, como vemos a continuación.

Medición 4: 12 leguas entre Río de Mares y Río del Sol.

Pueyo intenta minimizar el problema que le surge con la distancia entre Gibara y Bariay analizando un tramo diferente. En lugar de las 4 leguas que reza el Journal entre los dos últimos ríos, Pueyo suma las cifras, 8 hasta el primer río y 4 hasta el segundo, para un total de 12 leguas, y es la cifra que utiliza para sus comparaciones y análisis dos páginas más adelante:

P33: Pueyo alega que entre Puerto Padre y Bariay la distancia es de 36 millas, que son las 12 leguas que anotó el Almirante.

Pero en realidad Colón nunca apuntó esas 12 leguas. Lo que verdaderamente anotó Colón fueron 4 leguas entre los dos ríos avistados al Este de Río de Mares.

D#44: La distancia entre Manatí y Bariay es de aproximadamente 88 km, y 12 leguas de 5573 metros serían 67 km, un error muy grande para la hipótesis de Pueyo (31%).

Ahora Pueyo toma, a conveniencia, y en contra de la letra del Giornale, el tramo entre Puerto Padre y Bariay, que son 57 km (algo más 10 leguas, no 12 como dice Pueyo).

Entonces vemos que Pueyo mide a partir Puerto Padre (San Salvador) cuando lo correcto es computar desde Manatí (Río de Mares).

Entonces, cambiando el relato colombino, a Pueyo si se le acerca el Valor Real al Valor Esperado y el Error Relativo disminuye al 15%, esta disminución ocurre porque hay un tramo que está medido por defecto y el otro por exceso, y los errores se compensan cuando se suman las distancias. Además, el tramo que está “mejor medido” es el más largo, lo que también ayuda a maquillar el resultado.

Entonces vemos que el autor “oculta” la Medición 3, es decir, sólo la menciona de pasada, diciendo que la distancia es correcta, cuando en realidad hay un gran Error Relativo, y él, en su análisis, incluye la distancia entre Río de Mares (que Pueyo cambia por San Salvador) y Río del Sol, Medición 4, distancia que Colón no mencionó.

Además, aquí también altera el valor numérico, pues dice que entre Puerto Padre y Bariay hay 36 millas. Si, como él alega, la distancia de Puerto Padre a Gibara es de 26 millas, y entre Gibara y Bariay hay 6 millas, entonces entre Puerto Padre y Bariay hay 32 millas, y no 36.

D#45: El Diario dice que había buenas poblaciones de casas cerca del Río del Sol, (Bariay para Pueyo según se lee en la página 44 de su opúsculo), pero las exploraciones arqueológicas han demostrado que en las inmediaciones de esta bahía solo había un pequeño poblado aborigen de 2 ó 3 casas, y en Gibara, que es el primer río de Pueyo, sí existen restos de un sitio de primera magnitud.

Medición 5: Colón escribió que de Río de Mares a Cabo Cuba había 18 leguas. Si tomamos la distancia entre Manatí y Punta Lucrecia, son aproximadamente 127 km, y 18 leguas españolas, son cerca de 100 km, entonces el Error Relativo sería del 27%. Por eso Pueyo asume que esta distancia es entre San Salvador y Cabo Cuba.

P34: El autor escribe que entre Puerto del Padre y Lucrecia hay 56 millas, algo más de 18 leguas.

D#46: En contra de lo escrito en el Diario, el autor acorta el tramo para poder explicar la nota colombina.

Ahora repasemos tres distancias también problemáticas para Pueyo, dos porque no hay forma que pueda explicarlas con las leguas españolas y por lo tanto las omite en su estudio, y la tercera, porque no aparece referenciada en el Journal.

Medición 6: Cuando Colón abandona San Salvador afirma que divisa una punta al NO a 6 leguas, que serían 33 km según Pueyo, de Puerto Padre a Covarrubias la distancia es mucho menor, 16 km o menos, de acuerdo al punto desde donde se realice la medición. Como se observa el error sería muy grande si asumimos las leguas españolas.

Medición 7: La otra punta destaca en el Journal estaba a 10 leguas al Este de San Salvador, que serían casi 56 km, de Puerto Padre a Punta Genovesa, que sería la más distante que pudiera verse desde la entrada de la bahía, hay entre 16 y 18 km, según el sitio desde el cual observe. Entonces comprobamos que las leguas españolas tampoco sirven en este caso.

Medición 8: 6 leguas entre San Salvador y Río de Mares.

Como veremos a continuación Pueyo agrega esta distancia ausente en el Diario.

P35: Escribe el autor que había 6 leguas entre Mares y San Salvador, de acuerdo a Las Casas.

Verdaderamente no sabemos de dónde Pueyo extrajo el dato de las 6 leguas entre San Salvador y Río de Mares.

En toda la bibliografía consultada, incluida lo que hemos revisado de Las Casas no aparece tal información. Debemos recordar que Pueyo también alega que Portus Patris aparece en el mapa de La Cosa lo que no es real. De todas formas es un dato de suma relevancia y debe revisarse lo escrito por el fraile para comprobar la veracidad de lo expuesto por el autor.

Otras Mediciones que Pueyo no Contrastó

Aunque Pueyo no estudia el recorrido por las Bahamas, para asegurarse de la justeza de su legua, debió contrastarla allí, así como en otros sitios en Cuba y la Española. Por eso decimos que su estudio es limitado, pues utiliza una pequeña muestra, que consideramos no es representativa o adecuada para concluir sobre las dimensiones de la legua que usó Colón.

Por ejemplo, para demostrar lo endeble de la tesis de Pueyo, veamos dos casos adicionales en Las Bahamas que evidentemente el autor no podría explicar con las leguas españolas. 

Primero: Largo de Cayo Rum (10 leguas según el Diario), existe una gran diferencia entre el valor real de 15,5 km y el esperado, según este autor, de 55,7 km.

Segundo: Ancho de Cayo Rum (5 leguas por el Journal), igualmente el Error es muy grande si comparamos los 8 km reales con los 27,9 km que deberían existir de acuerdo a la hipótesis de Pueyo.

Estos dos ejemplos ilustran que Pueyo tampoco podía explicar distancias en las Bahamas (debemos recordar que Pueyo se adscribe a la teoría del desembarco por Watling)

En resumen, en el estudio de las distancias, hemos propuesto varias dudas o dificultades que le restan validez a los argumentos de Pueyo, además, él utiliza una data de muy pocos puntos, por lo que su análisis es incompleto, dejando muchas distancias citadas por Colón sin analizar, excluyendo dos que son muy importantes, como las longitudes a las puntas que señala el Almirante al salir de San Salvador. Su data también es incorrecta, porque de estas mediciones, muy pocas están bien identificadas. Además, intenta hacernos creer que hay 4 leguas entre Gibara y Bariay cuando en realidad la distancia es mucho menor. Por otro lado, se demostró que en las Bahamas también hay problemas con su hipótesis. Por último, la propuesta que realiza el autor del recorrido total en Cuba, es decir, las 107 leguas navegadas en nuestra ínsula, tampoco es correcta, como veremos más adelante. Por lo tanto, las disquisiciones de Pueyo sobre los datos de mensura son muy controversiales.

El objetivo de esta análisis no es afirmar que la legua adoptada por este autor sea inadecuada para seguir la derrota colombina, lo que deseamos resaltar es que su propuesta es inconsistente y no logra explicar las mediciones del Almirante de forma lógica y coherente, siguiendo lo escrito en el Journal. Luego demostraremos que con la legua de 20 al grado, u otra como la italiana, sí se pueden ajustar los datos del Diario de una forma más o menos armónica, mucho mejor que con la defensa de Pueyo.

En realidad, la falta de concordancia entre lo referido en el Journal, y la tesis de Pueyo, en cuanto a las distancias, no se debe a la equivalencia de la legua que él usa, pues ya explicamos que la diferencia entre la legua italiana y la española, de sólo 347 m, no introduce grandes divergencias o diferencias al computar estas longitudes. Estas discrepancias son producto, fundamentalmente, de sitios mal identificados, y de otros problemas de los que Pueyo no se percató.

Otros presupuestos de Pueyo

P36: Sobre las dos lomas redondeadas en Río de Mares Pueyo las iguala a Sierra Grande y Sierra Chica.

D#47: Las dos elevaciones redondeadas que vio Colón en Río de Mares, no pueden ser Sierra Grande y Sierra Chica, pequeñas lomas de un máximo de 36 m de altitud, separadas a 12 km de la boca de la Bahía de Manatí, y que no son perceptibles cuando nos situamos en la entrada de dicha bahía.

Como pudimos comprobar en nuestro viaje exploratorio por Manatí, los puntos de referencia para la navegación son allí la Loma del Tabaco y el Cerro Dumañuecos, confirmada esta apreciación en el Derrotero de Las Costas de Cuba.

P37: Pueyo afirma que el punto más occidental alcanzado por Colón en Cuba durante su primer viaje fue aproximadamente a 4 millas al poniente de Maternillos.

D#48: Pero en el Diario Colón dice que no pudo sobrepasar el cabo, por el viento fuerte que venía del Norte, es decir, las naves no pudieron pasar más allá de Maternillos. Un punto localizado a 4 millas al Oeste de Maternillos sitúa a los exploradores europeos entre Punta Central y Punta los Pinos, pero existen bajos y peligros entre dichas puntas, desde Maternillos hasta casi llegar al Estero de Palma corre una línea de arrecifes a más de un kilómetro de la costa, por tanto Colón hubiera navegado alejado de la orilla y en ese tramo costero no existe ningún cabo que le imposibilitara avanzar al poniente. Cercano a Nuevitas, sólo Punta Maternillos, que sale mar afuera casi 3 km, podría haber impedido navegar barloventeando, o de bolina, siguiendo la línea de la costa hacia el poniente.

P38: Pueyo se muestra inconforme con la opinión de Morales y Pedroso acerca de lugar donde Colón ordenó reparar una o varias embarcaciones y dice que Punta Carenero no es adecuada para dicha operación, y en esto tiene razón, pero luego añade que la carena realizó en el estero de Manatí.

D#49: Es poco convincente que Colón condujera sus naves hasta el estero de Manatí, porque si bien es navegable para embarcaciones de mediano porte, y de hecho allí estuvo enclavado el embarcadero de Manatí Viejo, los marinos tendrían que navegar con extremo cuidado por casi 4 km para encontrar un lugar desprovisto de mangles donde carenar las naves. Aunque durante los dos primeros kilómetros el estero alcanza buenas profundidades, a mitad de camino  se hubieran encontrado con un cayo de mangle bajando las profundidades hasta 2,4 m en algunos sitios, siendo extremadamente peligroso penetrar allí aún con la carabela más pequeña, más cuando ellos no conocían estos datos que nos brindan las cartas náuticas.

P39: Como en el Diario faltan varios días durante los cuales, o Colón no escribió, o Las Casas, o algún copista, suprimieron, algunos autores realizan especulaciones sobre lo que pudo hacer ocurrido durante ese lapso de tiempo. Pueyo supone que los europeos se trasladaron a Puerto Padre, para carenar las naves y entrevistarse con el Gran Can.

D#50: Hay una contradicción en esta proposición del autor, pues anteriormente había dicho que Colón fue al estero de Manatí a reparar las embarcaciones, y luego afirma que lo hace en Puerto Padre.

D#51: El Diario refleja claramente que Colón salió de Río de Mares el día 12 de Noviembre, por tanto el alegato de Pueyo donde dice que el Almirante se trasladó a Puerto Padre carece de validez. Idéntico problema aparece cuando escribe en el párrafo siguiente que partieron de San Salvador, mientras Las Casas afirma que salieron de Río de Mares.

Además, también comete este desliz cuando se analizan varias distancias que en el Diario son estimadas a partir de Río de Mares y Pueyo las computa a partir de San Salvador, como se analizó anteriormente.

P40: Argumentando a favor de un traslado de las naves a Puerto Padre agrega Pueyo algunas características como la quietud de las aguas en Puerto del Padre, el río de la brea y que en sus cercanías habitaba Maniabo, con quien deseaba contactar.

D#52: El puerto que Colón describe más encarecidamente y fehacientemente en Cuba, declarándolo el mejor, y más amplio, con buena playa para poner navíos a monte, sitio para construir una fortaleza, etc. es Río de Mares, por tanto no tenía motivos para abandonarlo e ir a San Salvador. Tampoco se justifica el argumento de que deseaba ver al cacique de Maniabo, porque ya había enviado allí a dos embajadores, según el propio Pueyo, y no habían encontrado la gran ciudad del Gran Can, ni los tesoros y palacios descritos por Marco Polo, si esto era lo que buscaba el Almirante.

También parece especulativo lo referido al río de la brea, cuando en el Diario no hay ningún señalamiento a tal detalle, estando el Journal repleto de referencias a todo lo útil y provechoso que encontraba el Almirante. Además, hasta el momento no hemos podido comprobar la existencia del tal río de chapapote, eludido por este investigador.

P41: En la nota No. 3 de Pueyo, referida a la noche del 27 de Octubre que Colón pasó frente a las costas de Cuba, alega Pueyo que el 28 no llovió.

D#53: Pero el Diario dice que durante toda la noche del 27 y 28 había llovido intensamente.

D#54: En Manatí Pueyo hace fondear a las naves en las inmediaciones de la Loma del Tabaco, a una distancia aproximada de 9 km de la entrada de este puerto, desde allí, hasta cualquiera de los ríos que desaguan al fondo de la bahía hay aproximadamente entre 5 y 6 km, y Colón dice que el agua dulce la encontró a 2 leguas del fondeadero, si aceptamos a Pueyo, entonces el Almirante tendría que haberse adentrado una legua, más de 5 km, en uno de estos ríos, para encontrar agua dulce, cuando todos los días llovía, según la crónica colombina.

D#55: El surgidero de Pueyo frente a la Loma del Tabaco también es inadecuado, pues la búsqueda del agua señalada en el punto anterior, se hizo en la barca, es decir, que debe haber dos leguas entre el sitio donde estaban surtas las embarcaciones y el lugar donde se aprovisionaron los marinos, lo que indica que Colón fondeó las naves a la entrada de la Bahía de Manatí. Esta duda se reafirma con el hecho de que los exploradores subieron a un montecillo, evidentemente la Loma del Tabaco, la que tenía Colón a menos de 200 m del fondeadero, de acuerdo a Pueyo, y sin embargo la visita a dicha elevación se describe en el Diario cuando se adentran para buscar el agua.

P42: Por más, podemos contabilizar varios Dudas que afloran en el análisis de Francisco cuando expone sus ideas sobre el recorrido de Colón al oriente de Punta Lucrecia, en su intento de confirmar las 107 leguas navegadas por Cuba durante el primer viaje. Pueyo agrega una figura dónde muestra el supuesto recorrido de Colón por Cuba. En esta derrota el autor contabiliza las distancias con las entradas y salidas a todas las bahías que él supone visitadas por el Almirante. Sin embargo, este derrotero parece inadecuado por varias razones:

Primero, porque incluye en su cuenta las entradas y salidas a las bahías de Manatí, Puerto Padre, Banes, Nipe, Mayarí, Cabonico y Tánamo, pero está claro, como la mayoría de los investigadores infieren, que las 107 leguas representan la distancia en línea recta, de cabotaje, que ha navegado a lo largo del litoral cubano, es decir, el Almirante se refiere al largo de la isla. Nótese que en la carta a Santángel Colón quiere enfatizar la grandeza de las tierras descubiertas, por eso declara que Cuba era mayor que Inglaterra y Escocia juntos pues le había reconocido 107 leguas y le faltaban por ver 50 ó 60 más, y es evidente que se está refiriendo a la longitud de nuestra ínsula, y no a la derrota de las naves, con todas las vueltas, idas y venidas por nuestras costas.

D#56: De forma general el recorrido propuesto por Pueyo es incompatible con la idea que quiere transmitir Colón en la Carta a Santángel.

Segundo, Pueyo no hace un estudio adecuado de la derrota colombina al Este de Cabo Cuba (Punta Lucrecia), hasta Punta Maisí o Punta de Quemados (más bien sus opiniones en este tramo no responden a la data del Journal) y piensa que los nautas entraron en Banes, Nipe, Mayarí y Cabonico, en contra de la opinión de la mayoría de los científicos que se han pronunciado al respecto. Las investigaciones a lo largo de muchas décadas han demostrado que Colón sí estuvo en Tánamo, pero también en Moa y Baracoa, bahías no contempladas en el recorrido de este autor, el Diario expone de manera rotunda que los nautas visitaron al oriente de Punta Lucrecia 3 puertos y no 5, y Pueyo no acierta al decidir en cuál pernoctaron y en cuál no. Si el autor se hubiera detenido a estudiar el Journal en las jornadas que recogen la derrota de Lucrecia a Maisí, habría comprobado que Navarrete ya tenía identificados muchos de los sitios descritos por Colón, incluyendo las tres bahías donde se detuvo y fondeó sus naves.

Entonces podemos listar varios Dudas que se derivan del párrafo analizado:

D#57: Colón no estuvo en la Bahía de Banes.

D#58: Tampoco visitó a Nipe.

D#59: Ni llegó a la de Mayarí.

D#60: Ni tampoco recorrió la de Cabonico.

D#61: En su ruta Pueyo omite la llegada a Moa, donde sí estuvo Colón.

D#62: También se equivoca al no considerar que los nautas europeos estuvieron varios días fondeados en Baracoa.

Y de este supuesto recorrido, podrían extraerse otros inconvenientes para la tesis de Pueyo, pues sólo hemos señalado los principales y más elementales y evidentes.

P43: Dice Pueyo que a una legua de Puerto Padre se localiza la Bahía de Guincho, contigua a Malagueta.

P44: Agrega el autor que entre Puerto del Padre y Guincho, a la entrada de Malagueta, hay una legua.

El autor afirma que hay una legua desde Puerto Padre a la Bahía del Guincho, y en la una figura nos presenta a dicha bahía, vecina al cayo homónimo, por tanto, aún contando desde la entrada del canal de Puerto Padre, la distancia a esta ensenada es algo mayor de 3 km, sin llegar a 4, menor que una legua española. Pero es evidente que Colón marcó la legua a partir del momento que pone proa al poniente, es decir, desde las cercanías de Cayo Guincho, donde comienza la referida bahía seleccionada por Pueyo como el Río de la Luna, y desde allí no se ajusta la distancia.

Tampoco podemos admitir que Colón haya confundido a esta pequeña ensenada con un río, nótese que en la figura de Pueyo la extensión de esta bahía es de casi 6 km, y si la llevamos hasta la entrada de Malagueta, como parece que sugiere el autor, serían algunos kilómetros más. Por tanto dicha bahía no es notable ni se asemeja a un río.

El accidente que sí parece un río es el cañón de entrada de la Bahía de Malagueta, a una distancia de Cayo Guincho de entre una y dos leguas españolas.

Dejamos este asunto sin mayores análisis, porque, contradictoriamente, Pueyo la señala aquí como una bahía aledaña a la de Malagueta, pero luego identifica los dos accidentes geográficos como uno solo. Es decir, el autor es impreciso tanto cuando señala la distancia de una legua, como a la hora de identificar a la Bahía del Guincho.

En el último acápite de su disertación, titulada Pruebas a Nomine, página 49, Pueyo analiza la coincidencia de los nombres aborígenes, con los bautizado por Colón a las diferentes bahías, cabos, etc. descritos en el Journal y de este capítulo también emergen puntos dudosos.

D#63: Por ejemplo, dice Pueyo que Portus Patris aparece en un mapa de La Cosa aunque en dicha carta no encontramos tal referencia, ni siquiera se sitúa en ella a San Salvador.

Tampoco nos parece razonable que el nombre de Río de Mares derive de elementos supuestos por el autor como que las aguas formaban cascadas en las riberas de Manatí al bajar la marea.

Además, el nivel medio de la marea es menor a 50 cm en esa costa cubana, por lo que para que se inundara el terreno debería estar casi a ras de mar, y tal altura tampoco se formarían las supuestas cascadas.

Incluso el mismo Pueyo parece poco convencido de estos argumentos cuando en el párrafo siguiente busca otra solución para la designación de Manatí como Río de Mares.

Del análisis que hace Pueyo sobre los nombres de Río de la Luna, Río del Sol, etc. podemos decir que si fueran ciertos, y si él fue el autor de tales deducciones, podrían considerarse entre sus mayores contribuciones a los estudios colombinos.

Acotamos la duda sobre si todos estos análisis son originales de Pueyo, porque anteriormente a él, Grave de Peralta había desarrollado una tesis sobre el desembarco de Colón por Puerto Padre, y Peralta era un especialista en arqueología, desarrollando una loable labor en este sentido, existiendo opiniones, como la del lamentablemente fallecido Ramón Garrido, también insigne arqueólogo del municipio, de que confeccionó un diccionario de términos araucos, o aborígenes. Encontramos varias epístolas de Grave de Peralta en el Museo Municipal de Puerto Padre, nominado en su honor, en las cuales comenta sobre la labor de Pueyo, y en ocasiones, le señala elementos dudosos y sin sostén científico, incluyendo algunos de los puntos analizados aquí, pues bien, en una de las últimas cartas de Peralta, él acusa a Pueyo de usurpador, y no sabemos si lo hace por haber considerado que Pueyo tomó el tema del desembarco de Colón y se “apropió” del mismo, o si utilizó indebidamente argumentos originales de Peralta, y como la tesis de Pueyo y Peralta difieren sustancialmente en cuanto a los aspectos de la derrota y otros elementos, podrían ser los análisis de Pueyo referidos a la toponimia aborigen por los que Peralta se siente traicionado.

Admitiendo que los estudios son de Pueyo, por ser el que los publicó, todavía falta por comprobar si todas las inferencias e implicaciones de este investigador son válidas. Nosotros hemos encontrado evidencias de que algunas parecen correctas, pero otras quizás estén erradas, de acuerdo a diversas fuentes consultadas, faltando cierto número de ellas por verificar. Por lo tanto, es necesario concluir un estudio completo y bien fundamentado sobre los topónimos aborígenes “descifrados” por este autor para poder valorar a plenitud y con justeza los argumentos expuestos en este capítulo acerca de la toponimia aborigen.

P46: Sobre la salida al Este de Río de Mares alega Pueyo que Colón veía las entradas de Jururú y Bariay, y que había supuesto que estaban unidas porque solo las separa, en el fondo, una franja de tierra relativamente corta.

Ahora surgen contradicciones entre la afirmación colombina de que Río del Sol era el mayor que había visto hasta ese momento, y la opinión de Pueyo, pues Bariay, cuya anchura es cerca de 1 km, es menor que Gibara, que mide en su boca 1,5 km. Para compaginar lo dicho por Colón con la hipótesis que defiende, Pueyo piensa que quizás el Almirante, desde alta mar, creyó que Jururú y Bariay eran un único río, alegato poco creíble, si tenemos en cuenta que hay un kilómetro entre ambas bahías y la entrada de la Bahía de Jururú es bastante estrecha. Por demás, desde alta mar tampoco puede observarse el fondo de ambas bahías.

Sin haberlos agotados todos, existen otros asuntos controversiales en la tesis de Pueyo, por ejemplo, afirma sobre la corriente en el cañón de Puerto Padre y le asigna velocidades de hasta 3 millas por hora, argumento muy controvertido porque los derroteros cubanos señalan que alcanza hasta 2 nudos en ocasiones. También escribe que barloventear es dejarse llevar por el manso viento, aunque el mismo Pueyo reconoce que esa noche las naves se vieron agitadas por un Norte, es decir, con fuertes vientos, no mansos.

Además de los puntos estudiados a partir de proposiciones y análisis de Pueyo, hemos dicho que su tesis deja asuntos importantes sin investigar, evidentemente porque no les son favorables o no pudo hallarles respuesta o, simplemente, sino revisó completamente el Diario de Navegación, los pasa por alto.

Podemos listar algunos de los elementos que omite Pueyo:

1.   La distancia a la Punta al NO al salir de San Salvador. (Ya analizada, al parecer no pudo explicar este detalle).

2.   La distancia a la Punta al E al salir de San Salvador. (Igualmente ya comentada).

3.   Los sitios aborígenes, tanto en San Salvador, como en Río de Mares. (Se puede perdonar a Pueyo, como justificamos a Van de Gucht y Parajón de igual omisión cuando analiza a Bariay, porque en su época no existían evidencias de muchos sitios aborígenes que actualmente se conocen).

4.   El cabo de peña altillo en Río de Mares.

5.   La concha o bahía al poniente de Río de Mares.

6.   Todas las distancias, cabos y puntas, así como ríos, etc., al Este de Punta Lucrecia. (Evidentemente Pueyo no estudió la derrota de Colón entre Punta Lucrecia y Maisí y se guía por la opinión de otros autores).

7.   Pueyo no verifica las distancias en otros sitios en Cuba, en Las Bahamas, o en La Española, para comprobar si con la legua española se podía explicar la derrota en esos lugares.

También existen aspectos que tocó, pero sobre los que no profundizó lo suficiente para fortalecer su tesis, como son las profundidades en San Salvador y Mares, el por qué Colón llamó río a San Salvador y a Mares, indudablemente las distancias están mal enfocadas, también pudo señalar dificultades con los rumbos en los trabajos que defienden a Bariay y Gibara, pero no lo hizo, olvida citas importantes referidas al relieve como la mención de la Peña de los Enamorados, etc.

Concluyendo con la tesis de Pueyo, a pesar de varios aportes importantes a la teoría puertopadrense, consideramos que es una investigación a conveniencia, con poca revisión bibliográfica y documentada deficientemente, a la que se le pueden señalar muchos elementos polémicos y contradicciones con el Diario, donde se omiten datos relevantes y se incluyen otros contradictorios, etc. por lo tanto, su estudio carece de carácter probatorio en cuanto a ser Puerto Padre el San Salvador colombino, incluso, consideramos que la defensa de Pueyo se queda por debajo de la análoga sobre Bariay de Parajón y Van der Gucht.

Mario López Aguilar

Como ya aclaramos, Siguiendo al Gran Almirante (aparentemente de 1996), de Mario López Aguilar, es un trabajo casi idéntico a La Ruta del Almirante, y más parece una apología a Pueyo y a su obra, como la mejor tesis sobre el tema, de acuerdo a López, que un empeño para demostrar el desembarco por Puerto Padre.

Aunque no se menciona la publicación de Portus Patris en el folleto de López Aguilar, es evidente que el autor conoce de este hecho, quizás no de leída, pero sí de oídas. Y aunque en el opúsculo se presenta como detonador del estudio al trabajo de Judge y Marden, de National Geographic, quienes abogan por Samaná como la primera isla visitada por Colón, y a Puerto Padre, para el prístino desembarco en Cuba, es notable que López Aguilar publica sobre el tema post Portus Patris, y aclarando que sólo Pueyo tenía la verdad sobre el asunto.

El folleto de 33 páginas que llegó a nosotros, está preparado e impreso en “computadora”, lo obtuvimos de manos del historiador de la ciudad de Puerto Padre y está dedicado a ¿Maiyell y familia?, aparentemente por el autor.

Es decir, que aunque nos han dicho que la obra se editó en la Florida, no hemos podido conseguir esta publicación, y lo revisado por nosotros no tiene “carácter oficial”,  pero en Internet hemos encontrado citas y fragmentos semejantes a este impreso, donde se asienta que son de la autoría de Mario López Aguilar.

Por tanto, los señalamientos que siguen, se hacen de forma “extraoficial” y de manera temporal, incluso sin numerar citas, esperando que en algún momento aparezca el libro publicado por López Aguilar.

Se observará que algunos argumentos de López Aguilar son diferentes y controversiales con respecto a la tesis de Pueyo, mostrando que la propuesta de Pueyo, alabada al extremis por Aguilar, también tiene sus grietas y deficiencias.

Sin realizar referencias, y solo mediante una lista numerada, analizaremos varios temas de la propuesta de López Aguilar que nos parecen controversiales y dudosos:

1.      Señala que Pueyo probó que Puerto Padre es Río de San Salvador, lo cual consideramos erróneo, porque como ya se aclaró, la tesis de Pueyo presenta muchos inconvenientes, e incluso, comparada con la de Bariay, de Parajón y Van der Gucht, es inferior desde muchos puntos de vista.

2.      Igualmente las fuentes que cita son escasas, y su propuesta, que no es más que la de Pueyo con ligeros cambios, también es a conveniencia y limitada, dejando muchos elementos sin analizar, por ejemplo, no profundiza en argumentos contra las tesis de Bariay, Gibara, etc.

3.      El folleto, de 33 páginas, es aún más reducido que el de Pueyo, y lo podemos considerar, casi en su totalidad, como una síntesis del libro de este autor. Pero como López Aguilar dice que este folleto es sólo la tercera parte de su investigación, entonces damos con reservas y dudas los puntos 2 y 3, y quizás algún otro.

4.      De forma general el lenguaje del opúsculo de Lópes Aguilar no se aviene a un trabajo científico, con cierto aire de prepotencia cuando a veces afirma tener la verdad absoluta e irrebatible en elementos donde verdaderamente existe mucho por debatir. También es irrespetuoso con el lector y con otros autores, por ejemplo, con Morison, a veces menciona al “inteligente lector”, y en otras dice “ignorantes personas” e “ignorantes multitudes”, hay “superficiales investigadores” y “desconocedora mayoría” de personas, también “ignorantes tripulaciones” y “desmoralizados marinos”, y mientras los indígenas cubanos eran pacíficos y acogedores, las tribus mejicanas eran traidoras con los valerosos soldados españoles…

5.      Se afilia de lleno a la teoría de desembarco por Samaná, sin considerar que aún la tesis de Watling es la más aceptada y existen otras hipótesis alternativas con igual o mejor probabilidad de ser la isla del desembarco colombino. Y afirma que la investigación de la National Geographic también descarta a Bariay, lo cual es falso.

6.      Plantea que la ruta de Marden, con potentes computadoras, es la más exacta y completa jamás hecha, pasa por Samaná y Puerto Padre, pero ignora otras rutas y travesías también modeladas con computadoras, que llevan a las naves a Watling, o a otras islas de las Bahamas, Caicos y Turcas.

7.      López se adhiere a la legua que usan Judge y Marden, y alega que este último investigador halló textos marítimos de 1574 y 1594 donde se confirma una legua española de 2,82 MN. Pero esto tampoco está confirmado, pues existen varias leguas “atribuidas” a Colón. De hecho, al asumir esta legua está negando la de Pueyo que es de cerca de 3 MN.

8.      Asegura que el nombre de Guanahaní fue cambiado a Samaná, ignorando que el mapa de Juan de la Cosa (y otros) aparecen señaladas las dos islas, en una posición relativa muy cercana a las actuales Watling y Samaná.

Y los siguientes elementos los enumeraremos, casi todos sin argumentar, pues son tomados de Pueyo y ya fueron analizados:

9.      Igual que Pueyo, López piensa que Colón conoció en la isla de San Salvador del Rey o Señor, cacique que regía en Maniabón, que allí subió a bordo a varios indios de esta región, y que los aborígenes guiaron a los europeos hasta Puerto Padre.

10.   Sitúa un fondeadero a 6 leguas de la Isla Ragged, evitando los peligros del Banco de Magallanes y Los Hermanos, donde en realidad las naves no pueden fondear por la gran profundidad que allí axiste. Lo único novedoso y acertado que argumenta es que las corrientes y vientos llevaron las naves a las cercanías de Puerto Padre, evidentemente influenciado por los trabajos de Judge y Marden.

11.   Utiliza láminas y mapas tomadas del trabajo de Pueyo, algunas de ellas muy mal confeccionadas.

12.   Alega que no se puede fondear en las cercanías de Gibara.

13.   El fondeadero en la bahía de Cascarero, tampoco se ajusta a lo descrito en el Diario.

14.   Los argumentos que indican que surgió dentro de la bahía: a) fondeó a tiró de lombarda, entrar en la bahía en sí, b) haber visto lugar apto para las perlas, en la bahía de Cascarero, c) tener tierras llanas frente al anclaje, no convencen.

15.   Los10 ríos que desembocan en Puerto Padre.

16.   El río de la brea.

17.   La bahía El Guincho a una legua al Oeste de Puerto Padre.

18.   Cayos o isletas en el tramo de Manatí a Puerto Padre vistas por los emisarios.

19.   Distancia de 8 leguas entre Puerto Padre y Gibara.

20.   Distancia de 4 leguas entre Gibara y Bariay.

21.   Distancia 18 leguas entre Puerto Padre y Cabo Lucrecia.

22.   Plantea, para el anclaje en la Bahía de Chaparra, una cuarta razón “que Pueyo parece haber pasado por alto”: Ser considerado el lugar de anclaje más cercano posible al asiento del Gran Cacicazgo de Maniabón a 2 leguas de distancia, con 50 casas y 1000 habitantes, en La Pedrera, argumento que también se analizó para Pueyo.

23.   Menciona las montañas y tierras altas a la manera de Sicilia el día 29, análisis incompleto de Pueyo.

24.   Se remite a Pueyo sobre la montaña de la mezquita, como la Loma de la Juba, del grupo de Salgacero, en cuya cima hay (o había) jagüeyes.

25.   Plantea que Río de Mares se localiza a 6 leguas de San Salvador.

26.   Señala como referencias en Manatí a Sierra Grande y Sierra Chica.

27.   Sitúa el fondeadero en Manatí frente a la Loma del Tabaco.

28.   Dice que Colón medía a partir del lugar originario de partida.

29.   15 leguas entre Punta Prácticos y Puerto Padre

30.   Alega que barloventear es dejarse llevar por el manso viento.

31.   Afirma categóricamente que Colón envió a Torres y Jerez a Maniabón.

32.   Dice que la salida al Este de Colón fue desde la bahía de Puerto Padre.

33.   Afirma, sin ningún elemento, que Pueyo no estaba convencido de Watling, como primera isla visitada por Colón.

34.   Dice que Colón usaba leguas de tres millas.

35.   Alega que todos los puertos o bahías de la costa norte de Oriente, excepto Puerto Padre, han conservado sus originales nombres aborígenes, como Gibara, Bariay, Vita, Banes, Nipe, Tánamo, Baracoa, Maisí.

Al final del folleto presenta argumentos contra  el Sr. Alejandro R. Pérez defensor de Gibara.

36.   Es falso que Bariay, Puerto Padre y  Manatí, entre otras, se hallen en un rumbo directo SSO de los Cayos Jumentos.

Existen otros elementos controversiales en el folleto de López Aguilar, tanto en la parte donde aporta argumentos a favor de Samaná, como en lo que “copia” de Pueyo, y sus respuestas a los alegatos de Alejandro R. Pérez, pero como dijimos anteriormente, hasta que no haber revisado el trabajo completo publicado de López Aguilar, no es factible profundizar en esta “investigación”, por demás, como se aclaró, casi todos los argumentos de su folleto fueron sometidos a crítica en el análisis de la obra de Pueyo.
 


 

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